Pandemia

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Abren inscripciones para Diplomado en Docencia Universitaria con adaptación de contenidos por pandemia

Abren inscripciones para Diplomado en Docencia Universitaria con adaptación de contenidos por pandemia

El próximo 14 de abril comenzarán las clases del Diplomado en Docencia Universitaria (DDU), de la Unidad de Innovación Educativa (UNIE), dependiente de la Dirección de Pregrado. En sus 12 años de existencia,  este programa ha potenciado las habilidades pedagógicas de cerca de 800 docentes, a través de la reflexión sobre su propia práctica y el análisis del proceso de enseñanza y aprendizaje desde una dimensión pedagógica en el contexto universitario. 
 
Ante los desafíos impuestos por la pandemia a la docencia, el programa ha adaptado sus contenidos. ˝Esta nueva versión del diplomado, tendrá un marcado foco en la docencia en virtualidad, respondiendo a las necesidades que hoy nos impone el contexto”, destacó María Luisa Saavedra, directora de Pregrado.
 
Durante el primer semestre el diplomado tendrá clases online (se evaluará la situación para el segundo semestre) y se ofrecerá en dos horarios: sección diurna, con clases los viernes de 10:00 a 13:00 horas y sección vespertina, con clases los miércoles de 18:00 a 21:00 horas. El programa se extiende de abril a noviembre y se organiza en tres módulos: Proceso de Enseñanza y Aprendizaje en la Enseñanza Universitaria; Didáctica y Evaluación en la Enseñanza Universitaria; y Reflexión y Argumentación Pedagógica.
 
Virtualidad
 
Daniela Maturana, coordinadora de la UNIE, sostuvo que “atendiendo a las inquietudes y necesidades manifestadas por las y los docentes, los cursos incorporarán estrategias para implementar procesos de enseñanza en entornos virtuales. Igualmente, indicó que durante el primer semestre tanto en la Escuela de Verano, como en la de Invierno, se han incorporado temáticas de virtualidad, las que se estarán profundizando y actualizando durante el semestre a través de diferentes actividades formativas.
 
Los interesados en postular al DDU deben hacerlo completando el siguiente formulario: https://forms.gle/bTLdhDZBW2d81zAo7. Las inscripciones se mantendrán abiertas hasta el 26 de marzo o hasta que las vacantes se completen, ya que los cupos son limitados.
 
Los requisitos para hacer el diplomado son: ser docente de la Universidad de Santiago, con al menos cuatro  horas de contrato al inicio del curso; contar con autorización de la jefatura y una asistencia mínima de 75% . El financiamiento es vía Sence.
 
Más información en www.unie.usach.cl / consultas al correo: sandra.salas.h@usach.cl

Opinión de la Dra. Diana Aurenque: Por una pandemia feminista

Opinión de la Dra. Diana Aurenque: Por una pandemia feminista

En el mes del día internacional de la mujer, 8 de marzo (8M), y que coincide con el inicio de la pandemia, resulta urgente hacer balances; aun cuando estos no sean alegres.
 
Pese a las últimas reformas y generación de políticas públicas contra la violencia de género, o de haber logrado asegurar la paridad en el proceso constituyente –un resultado que, no obstante, surgió desde las calles y no de los gobernantes–, las cuentas son desalentadoras. Tal como fue atestiguado en diversos medios de comunicación, por informes de la ONU Mujeres o el propio Ministerio de la Mujer, durante el 2020 se registró un aumento de casos de violencia contra las mujeres. Con espanto, se registraron 43 femicidios consumados y 151 frustrados a lo largo del país, siendo esta última la cifra más alta de los últimos 8 años.
 
La evidencia es clara: La pandemia incrementó las brechas de género en general. Pues las mujeres no sólo han sido objeto de violencias espantosas, sino también de agravios e indolencias mucho más sigilosas y estructurales.
 
En cuanto las mujeres históricamente han sido vinculadas a labores del cuidado (del hogar, hijos, terceros y/o familiares), la crisis sanitaria amplificó sus responsabilidades. Su empleabilidad disminuyó, al igual que sus salarios, y su salud mental está más deteriorada; es decir, más desfavorables que los hombres.
 
Ser mujer, madre-cuidadora y trabajadora es en tiempos pandémicos una tarea prácticamente insostenible. Y si bien esto es transversal, afecta de manera más profunda a mujeres en condiciones de mayor vulnerabilidad: la realidad de muchas mujeres envejecidas, pobres, rurales, indígenas o migrantes es desoladora.
 
El 8M conmemora las luchas del feminismo; tanto las pasadas como las pendientes. En ello se levanta la exigencia por reconocimiento, protección y tolerancia cero ante cualquier forma de violencia y discriminación contra las mujeres; sea reproductiva, laboral, política o familiar. Uno de sus pilares es prevenir y protegerlas de la violencia física o sexual, algo que según datos de la Organización Panamericana de la Salud le ocurre a 1 de cada 3 mujeres. Pero ¿cómo evitar la violencia intrafamiliar que ocurre en el hogar en pleno confinamiento? Con frecuencia el lugar protagónico de aquellos terrores es la propia morada, y esto se agudizó con la pandemia.
 
Para la protección de las mujeres debe asegurarse no sólo disponer de servicios de atención integral a las víctimas, sino también contar una política real de tolerancia cero a la violencia contra ellas. Y aquí no sólo es clave el diálogo de la política con organizaciones feministas para identificar necesidades y jerarquizar acciones, sino también garantizar servicios policiales y judiciales que prioricen su atención al cuidado y reparación de las víctimas. 
 
“¿Cómo evitar la violencia intrafamiliar que ocurre en el hogar en pleno confinamiento? Con frecuencia el lugar protagónico de aquellos terrores es la propia morada, y esto se agudizó con la pandemia”.
 
Pero en Chile, la protección policial para las mujeres no está garantizada. Los abusos por parte de agentes del Estado no han sido reconocidos y condenados con la dureza requerida; por ejemplo los ocurridos tras el 18 de octubre. Esta es la prueba más clara de que eso de que se condena la violencia “venga de donde venga” es falso. 
 
Tampoco su protección judicial; de los femicidios judicializados en los 3 últimos años, apenas un 14% fueron resueltos y un 51% siguen pendientes… ¡3 años! Asimismo, y en materia de derechos reproductivos, la demanda por despenalizar el aborto más allá de las tres causales actuales, así como de impulsar una educación sexual no sexista integral e inclusiva, sigue como temas pendientes.
 
En ese sentido, el balance debe ser uno: la pandemia debe incluir un enfoque feminista. Las medidas en torno al manejo de la crisis sanitaria tendrán que ser armonizada con una agenda que proteja a las mujeres. Las medidas de control sanitario este 2021 no sólo deberán regirse por criterios epidemiológicos y socio-económicos, sino también por un enfoque feminista. El alza de los contagios en el último tiempo obliga a medidas diferenciadas, no centralistas y que focalicen, por ejemplo, el toque de queda y el confinamiento en los lugares más afectados. O ¿de qué nos sirve evitar la muerte de mujeres por COVID-19, pero dejarlas al desamparo de una violencia machista y virulenta contra la que aún no hay vacuna?

Expertos Usach advierten que a un año de la pandemia de COVID-19 aún estamos en contexto de incertidumbre

Expertos Usach advierten que a un año de la pandemia de COVID-19 aún estamos en contexto de incertidumbre

Este miércoles se cumplió un año desde que se confirmó el primer caso de Coronavirus en nuestro país. Desde entonces, el Gobierno comenzó a tomar una serie de medidas que se mantienen hasta el día de hoy, entre ellas el decreto de Estado de Excepción Constitucional de Catástrofe, el toque de queda y los protocolos sanitarios como el uso de mascarilla y alcohol gel.

Para el académico de nuestro Plantel y especialista en Salud Pública, Mg. Claudio Castillo, aunque ya pasó un año de los primeros casos en territorio nacional, la situación del país aún se mantendría crítica, con un ascenso en la curva de contagios y una importante cantidad de personas conectadas a ventilación mecánica.

“Estamos en un momento de muy débil fragilidad, después de varias semanas consecutivas de bajas de casos a nivel mundial, estos últimos días se ha producido un aumento de casos y hay también una estabilización de cifras en el número de fallecidos. En Chile tenemos alrededor del 87% de las personas que están en las UCI conectadas a ventilación mecánica y más de 20 mil fallecidos, lo que es muy preocupante”, comentó.

El especialista del Magister de Salud Pública Usach, también apuntó a las “medidas preventivas” que marcaron este año a una autoridad “siendo empujada por grupos de expertos, el Colegio Médico, la sociedad civil y los municipios” a tomar decisiones sanitarias más fuertes.

“Se sumó muy tarde la atención primaria, donde la respuesta fue basada en aumentar la cantidad de ventiladores y camas. Por lo tanto, la estrategia que siguió el país estuvo alejada de las recomendaciones realizadas por la OMS. Nos enfrentamos a una situación en que la comunicación de riesgo es cada vez más compleja. Las autoridades han sido el gran debe en todo el proceso, están también enfrentando este desafío con muchas contradicciones”, indicó.

Para el Doctor en Salud Pública de la Universidad de Harvard y académico de la Facultad de Medicina de nuestro Plantel,  Dr. Pablo Villalobos, la situación actual del país es “claramente mejor que en la primera ola, pero sigue siendo preocupante, colapsó el sistema y todavía hay una serie de consecuencias como de más a largo plazo que están por verse”.

Coincidió con Castillo respecto a reforzar el mensaje de las autoridades en torno a la salud pública que “fue débil” durante la primera parte del año, Villalobos también destacó el progreso y aprendizajes que las autoridades sanitarias han tenido durante el segundo semestre, como el desarrollo del plan de vacunación y las medidas sanitarias apuntadas a las necesidades de la población.

“Las decisiones que se adoptaron ya a finales de este año recogen un poco algunos de los aprendizajes respecto de cómo enfrentar la pandemia. Teníamos que ayudar a la población a reducir la sensación de incertidumbre donde al menos podían pasar dos semanas en una etapa y no lo que ocurría antes, donde iban y venían las cuarentenas a otra o la mitad de la comuna”, destacó.

Vacunación y atención primaria

El vicedecano de la Facultad de Ciencias Médicas, y médico cirujano, Dr. Tito Pizarro, destacó como uno de los grandes avances en el combate de la pandemia, el apoyo de la primera línea y de la salud primaria, pero remarcó que “la tarea aún no se ha ganado” y hay un gran desafío de lograr que a toda la población llegue la vacuna.

“Yo creo que hay que darle un siete a la atención primaria, es la que se ha lucido en esta pandemia por su programa de vacunación, donde lograr vacunar a la cantidad de gente que se ha vacunado es impresionante en tan corto tiempo. Creo que esa es nuestra esperanza, que podamos tener las medidas de prevención que eviten que tengamos otro brote”, resaltó.

Finalmente, el especialista en políticas públicas y autoridad sanitaria,  lamentó la cantidad de fallecidos durante el año, haciendo hincapié en que durante ese periodo el Coronavirus fue la primera causa de muerte del país, haciendo un llamado al igual que Villalobos, a generar más políticas de prevención.

“Creo que el gran desafío que tenemos, junto con eso, es plantear que esto no puede volver a ocurrir. Creo que esa es una reflexión muy potente. Nosotros hemos tenido que hacer un tremendo esfuerzo como salud y como sociedad. Hay una gran cantidad de personas enfermas en el país, es duro, y eso nos tiene que llamar como reflexión”, concluyó.

Opinión del Dr. Cristián Parker: El COVID-19 y el impulso hacia la docencia virtual en las universidades sudamericanas: el caso chileno

Opinión del Dr. Cristián Parker: El COVID-19 y el impulso hacia la docencia virtual en las universidades sudamericanas: el caso chileno

Nadie anticipó que el alcance global de las medidas de confinamiento para enfrentar el COVID-19, iba a transformar a la docenciavirtual en una experiencia global. En efecto, la pandemia ha puesto de manifiesto varias dimensiones educativas –que ya venían experimentándose desde hace décadas en b-learning o e-learning–, pero que, bajo esta situación de excepción, involucróa todas las universidades tradicionales. El caso es que la pandemia aceleró un proceso de transición de universidades que tradicionalmente funcionaban bajo modalidad presencial y les obligó a saltar hacia el siglo XXI, abriéndose rápidamente hacia la docencia no presencial.

A nivel mundial y latinoamericano (Campi, 2020; Hinojo y Fernández,2012) ya se observaba queel avance en las tecnologías de la comunicación y la información (TICs) les había ofrecido la oportunidad a las universidades de incrementar sus estudiantes on line. Ello representaba uno de los factores críticos de la educación superior en este siglo XXI (Drew, Redding y Harley, 2019). Pero nadie en los países sudamericanos estaba preparado pare que una emergencia de este tipo adelantara semejante proceso.  

En el presente trabajo exploramos la experiencia de las universidades chilenas tradicionales, que por lo demás, dada la información disponible, resulta ser una experiencia compartida para todo el continente sudamericano.

La Pandemia y las medidas de emergencia

Como en todo el mundo la llegada del virus COVID-19 a Chile y Sudamérica significó, desde marzo de 2020, una serie de medidas de emergencia sanitaria y socioeconómica.  El confinamiento y la cuarentena afectaron decisivamente la vida normal en los diversos ámbitos de la sociedad: la familia, el trabajo, la escuela, las instituciones públicas, las empresas e industrias, el comercio, el turismo, la recreación y los deportes.

La pandemia afectó especialmente el funcionamiento de la educación.  Se tomaron medidas en Chile como en toda América Latina (UNESCO, 2020).  En Chile, desde el 16 de marzo el Ministerio de Educación canceló totalmente las clases presenciales en jardines de infantes y establecimientos de educación básica, media y superior.  Todas las universidades decidieron tomar la misma medida y emprender las clases de manera virtual. A la fecha de escribir este artículo (fines de julio de 2020) las clases presenciales en el sistema educativo permanecen suspendidas y se prevé que el primer semestre en este hemisferio sur (agosto) finalice con educación a distancia.

Docencia virtual en las Universidades y el Postgrado

La docencia virtual en las universidades se aplicó a todos los niveles y modalidades educativas.  Dado que las curvas de contagios no han cesado significativamente, y se temen rebrotes, es probable que el segundo semestre (septiembre 2020- enero 2021) también sea dictado por medios virtuales.

En cuanto al postgrado, su oferta no presencial en Chile desde 2010 se había venido incrementando, pasando de 18 programas en 2011 a 107 en 2020. Sin embargo, esa oferta no representaba, en enero de 2020, sino el 5,1% de la oferta total de programas de postgrados universitarios en el país[1]. La Pandemia ha cambiado radicalmente este panorama y en el trascurso del 2020 la totalidad de las universidades estaba ejerciendo la docencia a distancia tanto en pregrado como en postgrado.

Todo ello ha significado una adaptación de proporciones para la cual no todas las instituciones y el personal estaban preparados. Este proceso adaptativo ha sido múltiple y en distintas dimensiones:  a las tecnologías que posibilitan la docencia virtual y el teletrabajo; a las nuevas metodologías y didácticas que exige la educación virtual, en fin, a las nuevas condiciones de vida, estudio y trabajo en situación de confinamiento y cuarentena.

Un gran impacto de este paso a la virtualidad en la docencia de pregrado y postgrado fue descubrir enormes desigualdades en el acceso a la educación virtual. Estudiantes vulnerables sin acceso a internet o sin computador fueron entonces visibles. Y las universidades tomaron un conjunto de medidas para superar esas brechas: las becas de conectividad se multiplicaron por miles.Pero la desigualdad no se da solamente en cuanto a acceso e infraestructura: tan relevante resulta también el diferencial de alfabetismo científico (López y Parker, 2009) y la brecha digital de los usuarios.

Docencia de Postgrado a distancia

Las universidades chilenas tomaron una serie de medidas para implementar las clases de manera virtual lo cual implicó nuevas relaciones y procesos. La docencia virtual supone nuevas condiciones de la relación profesor/alumno; nuevas condiciones de la gestión docente y curricular, así como nuevas condiciones de la gestión institucional (USACH, 2020; UNIE, 2020; UdeChile, 2020; VIPO, 2020).  Y en el proceso mismo de enseñanza-aprendizaje surgen, como un gran desafío, los sistemas de evaluación no presencial (CRUE, 2020).

Nuevas formas de gestión curricular y didácticas surgen para evitar seguir haciendo las clases como si no hubiera pasado nada y todo fuese como en la modalidad presencial. La docencia virtual no es transmisión de información, sino la generación de conocimiento (García-Gutiérrez y Ruiz-Corbella, 2020) por medio de aprendizajes activos y autoaprendizajes (Area-Moreira, 2020). No resulta fácil en la experiencia actual, dado que no hay hábitos en las universidades tradicionales para un método educativo centrado en el alumno y no en las tecnologías (Sangrà, 2020).  Todo ello trae como consecuencia el desafío de la reeducación de los educadores (Area-Moreira, 2020), todo un programa que muchas universidades apenas vislumbraban.

Desafíos emergentes

En la experiencia de estos meses va surgen variados temas emergentes: nuevos desafíos para las universidades tradicionales -varios de los cuales ya trabajados por las universidades a distancia - en la construcción de estos nuevos espacios virtuales de enseñanza-aprendizaje. Reseñamos algunos.

En primer lugar, se descubre que no todo puede hacerse de manera no presencial. Talleres y trabajos de tesis que requieren experimentación en laboratorios o trabajos en terreno quedan postergados o abortados por el confinamiento y cuarentena.

En segundo lugar, el imprescindible rol activo de parte de los estudiantesimplica un esfuerzo pedagógico de empatía y retroalimentación.

En tercer lugar, la educación virtual no puede nunca descuidar el aseguramiento de la calidad educativa y los procesos de regulación normativa y de autorregulación docente.

En cuarto lugar, la construcción de nuevos espacios virtuales de enseñanza-aprendizaje supone apoyo y cambios institucionales que requieren servicios y plataformas especializados, incluyendo políticas y normativas institucionales (Campi, 2020).

En quinto lugar, se toma consciencia de que se trata de iniciativas educativas con fines de bien público, orientadas a la formación integral de personas con la finalidad de contribuir al desarrollo integral de nuestros pueblos y países. Ello supone eludir la tentación tecnocrática y economicista de emplear la educación virtual sirviendo el interés particular o comercial de los individuos o de la institución.

En sexto lugar, la dimensión ética no sólo se refiere a la propiedad común del conocimiento. La ética de los datos, en cuanto al uso de la información(generación, registro, procesado, distribución, uso) y algoritmos (inteligencia artificial, aprendizaje automático, robótica) deben considerarse. Todo ello en el marco del cumplimiento de la responsabilidad social universitaria (Tsilikis, 2020).

En séptimo lugar, se descubre que más allá del cambio metodológico y pedagógico se trata de un verdadero cambio cultural. La educación virtual es parte del tránsito hacia una sociedad virtual, con un rol enorme de las NTCI y de la IA, y no es sólo un cambio tecnológico: es un cambio societal y cultural.

Acelerando una transición hacia el futuro

Las medidas extraordinarias que han debido tomarlas universidades por causa de la Pandemia les han llevado a privilegiar los medios electrónicos para impartir la docencia. Estas medidas parece que han llegado para quedarse. No veremos a las universidades tradicionales transformarse en universidades a distancia.  Más bien se acentuará una tendencia que ya se había iniciado en países desarrollados y en Europa. Por una parte, varias universidades iberoamericanas – destacando algunas españolas - habían sido pioneras en educación a distancia; por otra parte, universidades de gran trayectoria como  Cambridge ya habían iniciado una política de poner a disposición del público sus cursos y recursos on line.  Pero lo que vemos es distinto. Se trata de que con toda probabilidad las universidades tradicionales chilenas y sudamericanas incorporarán de manera masiva tecnologías digitales, y el e-learning y el b-learning serán empleados sistemáticamente para impartir docencia.

Las carreas de pregrado que se impartan de manera no presencial dependerán de las propias capacidades institucionales, pero lo cierto es que a nivel de magister o master esta modalidad se verá incrementada. En cuanto al b-learning se espera que esta modalidad se generalice a nivel de postgrado, especialmente en el nivel de Magister y Doctorados. De esta forma la pandemia habrá impulsado, de manera inesperada, una aceleración a una transformación de las universidades tradicionales volcándose a mediaciones tecnológicas y de IA, que en este siglo XXI se venía venir, aunque era esperada para más adelante.

Opinión de la Académica del Departamento de Filosofía, Dra. Diana Aurenque: ¡Por fin llegó septiembre!

Opinión de la Académica del Departamento de Filosofía, Dra. Diana Aurenque: ¡Por fin llegó septiembre!

Esperemos que septiembre traiga más viento y lluvia que nunca, que nos truene encima y nos despierte con su fuerza histórica del letargo que esta pandemia no sólo nos tapa la boca, sino que proclama victoriosos a los que nos creen idiotas. Idiotas, recordemos, se decía en Grecia a quien sólo tenía en cuenta sus intereses privados y particulares, y no las cuestiones públicas. Este 2020 parece ocurrir más bien en el calendario que en las vivencias y experiencias.

Desde marzo y hasta hace pocos días existimos a medias, sobreviviendo encerrados para protegernos y cuidar a los demás, habitando vidas incompletas, sobreviviendo biológicamente, pero carentes en gran parte de lo que nos es indispensable en tanto humanos.

Entre el sueño y la vigilia acontecemos exigidos por mantener la televida y el teletrabajo (de contar con él), exigidos por el imperativo sanitario a transformarnos en seres sin familia y amigos, sin ritos ni fiestas, sin música y baile, sin arte y cultura, e incluso, sin montañas, bosques, playas ni campo.

Nos mantenemos sanos hipotecando nuestra vida. ¡Pero por fin llegó septiembre! Para quienes habitamos esta tierra jamás se trata de un mes entre otros, porque septiembre es un viento, un trueno, unas cuantas ideas y mil heridas. Septiembre y sus paradojas duelen, pero como dijo Nietzsche, el dolor nos profundiza.

El mes de las ideas de la patria, de sus albores y de sus ocasos, tensiona a Chile entero; y hoy más que nunca: celebra un origen mientras se acrecienta la disputa con el pueblo mapuche; vitorea a las Fuerzas Armadas y a Carabineros de Chile en el día de las Glorias del Ejército de Chile, mientras aún no se lleva a cabo una reforma profunda a ambas instituciones; simula que el 11 de septiembre no existe, que sólo fue una avenida en Providencia, que no violaron y experimentaron con seres humanos, que no hubieron muertos, ni torturados, ni desaparecidos. Pero septiembre también es denuncia. Sin fondas, se mantiene el narcótico patrio vigente; con indicaciones del “fondearte” en casa confusas, desorientadoras e irresponsables.

Esperemos que septiembre traiga más viento y lluvia que nunca, que nos truene encima y nos despierte con su fuerza histórica del letargo que esta pandemia no sólo nos tapa la boca, sino que proclama victoriosos a los que nos creen idiotas. Idiotas, recordemos, se decía en Grecia a quien no se ocupaba de asuntos políticos, de quien sólo tenía en cuenta sus intereses privados y particulares, y no las cuestiones públicas. Y es cierto que la vida privada importa, pero lo privado, aprendemos, siempre tiene un ribete político. En la intimidad de la televida, los televisores de cada mañana chilena nos inundan con personajes públicos que parece sólo atienden a intereses particulares. Los alcaldes se han posicionado como las grandes figuras políticas, rehabilitando en parte su clase, precisamente por atender los agobios de sus conciudadanos. En ese contexto, incluso se han levantado dos figuras como posibles candidatos presidenciales, Joaquín Lavín y Evelyn Matthei. ¿No es esto escandaloso? Por cierto, una trampa, como dice justamente la palabra escándalo. Lavín y Matthei se falsifican abiertamente para abrir paso a sus ambiciones.

Incalculables son los memes que recorrieron las redes sociales desde que Lavín se autoproclamó “socialdemócrata”; pero de su apoyo a la dictadura, de su militancia al Opus Dei, de su pinochetismo, el alcalde mantiene toda reserva. Matthei, por su parte, lo hace con elegante descaro; y ante la simple pregunta de si se posicionará a favor del “apruebo” o “rechazo”, la alcaldesa mantiene el más hermético de los silencios.

Con franqueza, ¿no nos merecemos mejores políticos?, ¿personas que tengan una orientación ideológica clara, sea la que sea, pero que la expongan?, ¿con el valor de defender ideas, dar argumentos y no sólo callar para no perder al votante posible?, ¿con colores definidos, coherentes consigo mismo al menos y su trayectoria, y no seres miméticos que bailan al son de las encuestas de popularidad y del ranking televisivo? ¿Y no es curioso que precisamente de donde se levantan los candidatos, los matinales en particular, sean los programas que mayores denuncias han tenido en el último tiempo ante el Consejo Nacional de Televisión (CNTV)? No puede ser la televisión, ni los medios de comunicación digitales como Twitter o Instagram, los lugares emblemáticos de la política ni los únicos proveedores de su contenido. Pues su elemento fundamental es otro: las convicciones, visiones de mundo e ideologías. Pero la ideología, sabemos, es peligrosa y quizás por ello el oportunismo populista sea más seguro. Este septiembre 2020 nos lo recuerda.

Hace 50 años, un 4 de septiembre, también se inició un proyecto, se intentó levantar una idea que, por utópica incluso que la consideren algunos, era al menos eso: una idea, abierta, pública, valiente y comprometida con una visión de mundo. Política de verdad que terminó bombardeada y con un presidente muerto. Y de bien poco sirve polemizar, como intentan confundir algunos, si Allende era un socialdemócrata o un marxista leninista, porque terminó muerto y Chile, hasta hoy, con ello desgarrado. Mejor pensemos lo que significa tener políticos que viven y sobreviven como camaleones, arcaicos enamorados de los votos e infieles a todo, incluso a sí mismos. Y como si a septiembre le faltara incumbirnos más, hoy prepara un plebiscito.

En plena pandemia, con desconfinamientos que preocupan a los expertos y a la sociedad civil por sus inconsistencias: aperturas de malls para tres mil personas, permisos para “fondearse”, pero cierre continuo de plazas y parques durante los fines de semana.

El temor de que los contagios suban no es sospecha infundada, sino el rumbo más esperable; basta ver cómo España, Alemania e Italia han subido en sus tasas de contagios. ¿Y qué pasa si se avecina una ola de contagios en octubre? ¿Un octubre histórico que busca refundar septiembre? Todas las medidas deben ser tomadas para asegurar que el 25 de octubre tenga lugar. Porque el plebiscito, por imperfecto que haya sido el acuerdo de noviembre 2019, es un logro de la ciudadanía en su conjunto y debe protegerse. Ninguna enfermedad que no haga a un ciudadano interdicto debería despojar a una persona de su derecho fundamental de sufragio; más aún en una ocasión tan definitoria para el país. El gobierno debe asegurar que todos, también los infectocontagiosos, puedan emitir su voz en este proceso. Todo lo demás sería abiertamente discriminatorio y cobarde.

Sea de la forma que sea, con voto digital o presencial, todos y todas debemos poder pronunciarnos y defender con un voto las convicciones, los sueños y los anhelos que tenemos y que, estoy segura, tienen más peso y más profundidad que las acrobacias oportunistas de quienes sólo sonríen a las cámaras y bailan al ritmo de cualquier voto.

Con ponencia del Rector Zolezzi, decanos de Ingeniería del país exploran desafíos de la Educación Superior post pandemia

Con ponencia del Rector Zolezzi, decanos de Ingeniería del país exploran desafíos de la Educación Superior post pandemia

Este jueves 20 de agosto, de manera virtual, se realizó una nueva reunión extraordinaria de la Corporación de Decanos de Facultades de Ingeniería de Chile (Condefi) que, en esta oportunidad, tuvo como eje central la evaluación de los desafíos de la educación superior post pandemia, especialmente en la formación de los futuros ingenieros e ingenieras del país.

La cita virtual que convocó a representantes de diversas instituciones chilenas contó con la ponencia magistral del rector de la Universidad de Santiago de Chile y vicepresidente ejecutivo del Consejo de Rectores (CRUCH), Dr. Juan Manuel Zolezzi, quien dio cuenta de la situación actual de los planteles del país, la propuesta del CRUCH, el aporte de las instituciones de Educación Superior ante la pandemia, los desafíos para las facultades de ingeniería y una hoja de ruta para el área.

En este sentido, el rector Zolezzi, sostuvo que, “muchas veces, desde las crisis y, lamentablemente, desde las guerras, surgen desarrollos”.

“Esta situación nos lleva a replantearnos el desafío de desarrollar la enseñanza y el aprendizaje en un contexto que es completamente diferente y cuyo cambio fue muy violento”, señaló.

“Sin embargo”, agregó la autoridad académica, “nuestras universidades fueron capaces de enfrentar la situación”.

“Quizá, en ese sentido, la experiencia previa que fue el estallido social, nos ayudó a empezar a prepararnos, porque muchas universidades comenzaron, en ese momento, a dictar algunas asignaturas en forma no presencial", añadió.

Respecto a los desafíos específicos para las facultades de ingeniería, el rector y vicepresidente ejecutivo del CRUCH, consideró que, como planteles, “tenemos que modernizarnos a un ritmo mucho mayor, y para eso el rediseño curricular y las nuevas metodologías; el fomento a una mayor participación de las mujeres en ingeniería; el desarrollo de competencias en innovación y emprendimiento; así como el diseño de nuevos programas de postgrado, es importante".

“Nuestro norte es formar a las y los nuevos profesionales de la ingeniería, aprovechando el know how y capacidades para proyectarnos desde la innovación y cooperación, la multidisciplinariedad, generar alianzas, vínculos y convenios nacionales e internacionales, fortaleciendo a las ingenierías con mayor pertinencia a las necesidades del país y la región, considerando factores externos como las nuevas tecnologías en el ámbito laboral, entre muchas otras”, planteó el Dr. Zolezzi Cid.

En cuanto a los desafíos de la Educación Superior enfocada en las y los estudiantes, el rector de la Usach mencionó la necesidad de fomentar la enseñanza de nuevos lenguajes entre las y los futuros profesionales, tales como español, inglés, matemáticas, estadísticas, programación, filosofía, humanidades, artes, cultura, entre otros.

Además destacó la tarea de fortalecer la inteligencia emocional y social, la actitud emprendedora y resolutiva, la capacidad de colaborar y trabajar en equipo, la adaptabilidad frente a las nuevas tecnologías, aplicando pensamiento complejo, y la capacidad para entender y resolver problemas y desafíos. 

Aportes y tareas

Luego de la reunión, el decano de la Facultad de Ingeniería de nuestro Plantel y presidente de Condefi, Juan Carlos Espinoza, calificó el encuentro como “sumamente interesante y productivo”.

“Hubo muy buenos aportes por parte de los decanos que trabajaron en tres mesas temáticas: una de ellas focalizada en la gestión docente, otra relacionada a los laboratorios y prácticas de terreno, y una tercera, vinculada al apoyo institucional que se ha entregado a profesores, estudiantes y funcionarios, en las distintas universidades, con los costos presupuestarios que eso implica”, explicó el decano.

El presidente de Condefi señaló que, en todas las universidades que son parte de la corporación, “ha habido prácticas similares en términos de apoyo institucional, por ejemplo, para la conectividad y entrega de equipos, con obvias diferencias asociadas a los aspectos geográficos de cada institución".

"Quedamos con trabajo para la próxima reunión ordinaria que esperamos se realice en diciembre, con el fin de evaluar lo que es el plan estratégico de nuestra corporación y evaluar los avances ante estos grandes desafíos", concluyó Juan Carlos Espinoza.

Rector Zolezzi expone sobre impacto de la pandemia en la internacionalización y el aporte de las universidades chilenas

Rector Zolezzi expone sobre impacto de la pandemia en la internacionalización y el aporte de las universidades chilenas

La Conferencia Latinoamericana y del Caribe sobre la Internacionalización de la Educación Superior (LACHEC) es un espacio de diálogo e interacción internacional, donde participan líderes, redes y creadores de cambio en el ámbito de la educación a nivel mundial.

En esta edición, que se lleva a cabo desde el 13 al 27 de agosto, el evento organizado por la Red Colombiana para la Internacionalización de la Educación Superior y la Asociación Colombiana de Universidades, espera convocar, de manera remota, cerca de 700 participantes de América Latina, el Caribe, Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda.

En representación de nuestro país, el rector de la Universidad de Santiago, Dr. Juan Manuel Zolezzi Cid, fue invitado a exponer respecto al impacto del estallido social y la pandemia en las instituciones de Educación Superior, especialmente en el ámbito de la internacionalización, a través de la presentación de un estudio realizado entre la red Learn Chile y el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH).

En su ponencia el rector Zolezzi, quien también es vicepresidente ejecutivo del CRUCH, señaló que los planteles chilenos ya venían desarollando un proceso de adaptación al entorno tecnológico, lo cual se vio impulsado debido a las protestas sociales iniciadas el 18 de octubre. Sin embargo, ahora, con los efectos de la pandemia, “ya se está trabajando en una segunda etapa que consiste en constituir un entorno virtual para seguir avanzando en estas materias”.

Como información de contexto, la máxima autoridad de nuestra Universidad indicó que en los últimos cuatro años aumentó en un 21% el número estudiantes extranjeros en Chile, superando los 32.000 en el año 2018.

En este mismo ámbito, el estudio de Learn Chile y el CRUCH reveló que, a pesar de que gran parte de los alumnos -tanto chilenos como extranjeros- cursando estudios durante las recientes crisis (segundo semestre 2019 y/o primer semestre 2020) han declarado un alto impacto en sus estudios.

No obstante, estos efectos no se habrían visto reflejados en modificaciones considerables en sus planes de estudios y estadías, probablemente, gracias a la posibilidad de continuar sus programas a través de Internet.

Respecto al impacto total de la crisis económica y sanitaria, el rector precisó que 204 millones de dólares dejaron de ingresar al Sistema de Educación Superior.

Aportes en pandemia

En cuanto a la contribución de las universidades a la sociedad bajo el actual escenario, la máxima autoridad de la Universidad de Santiago relató que se han implementado diversos mecanismos de apoyo para la ciudadanía, “tales como actividades culturales, donaciones de alimentos o asistencia en salud mental, que es un tema no menor”.

Asimismo, agregó el Dr. Zolezzi, “hoy las universidades chilenas son responsables de aproximadamente el 20 por ciento de la toma de muestras y analisis PCR en sus laboratorios”.

“Además, se han hecho investigaciones y estudios que aportan a las necesidades del Ministerio de Salud, junto con la fabricación de mascarillas, ventiladores mecánicos y una serie de elementos de apoyo. También, se han puesto a disposición médicos, enfermeras y estudiantes que puedan ayudar a paliar este flagelo”, agregó el rector.

Internacionalización en un contexto cambiante

Tras la presentación del Dr. Juan Manuel Zolezzi, realizó su ponencia el rector de la Universidad Católica Santísima Concepción, Christian Schmitz, y se abrió la oportunidad de hacer preguntas a ambos conferencistas.

Así, el rector Zolezzi, respondió a la consulta respecto a la situación de la internacionalización en el contexto actual señalando que, una vez que se alcancen las garantías sanitarias, “se debe retomar fuertemente” la vinculación con el extranjero.

“En el proceso de internacionalización es muy valiosa la experiencia de contacto con el estudiante extranjero y el profesor extranjero. Por lo tanto, es importante que mantengamos la posibilidad de que vengan estudiantes de distintos países, con distintos idiomas, complementando la posibilidad de que los estudiantes sigan saliendo a un espacio que no esté limitado a las posibilidades de la educación remota”, señaló la autoridad académica.

Puedes revisar el estudio completo de Learn Chile y el Consejo de Rectores, “Impacto del estallido social y la pandemia en la movilidad estudiantil en Chile”, en el siguiente enlace: https://www.learnchile.cl/wp-content/uploads/2020/08/Estudio-Impacto_FINAL.pdf

¿Cómo evitamos caer presos de la pandemia de la desinformación?

¿Cómo evitamos caer presos de la pandemia de la desinformación?

En medio del desarrollo de la pandemia de Coronavirus hemos estado expuestos a un sinnúmero de noticias a través de las redes sociales que a menudo pueden considerarse fake news.

El director de la Escuela de Periodismo de la Universidad de Santiago, Dr. René Jara, nos entrega consejos para reconocer cuáles provienen de fuentes creíbles y cuáles no.

También nos aconseja una actitud crítica frente a noticias provenientes  de los medios de comunicación masivos.

¿Cómo mantenernos bien informados?, es el tema de la siguiente cápsula de Cuidémonos Juntos.


 

Opinión del académico Jorge Brower: Una ley de migración para los tiempos actuales. Exigencia ética al Estado de Chile

Opinión del académico Jorge Brower: Una ley de migración para los tiempos actuales. Exigencia ética al Estado de Chile

Actualmente, en nuestro país, vivimos un nuevo cambio en los flujos migratorios, con el estancamiento de la población peruana y un incremento sostenido -desde el año 2000- de la población dominicana, colombiana y haitiana (Departamento de Extranjería y Migración (DEM), 2015). A su vez, la población venezolana en el último lustro ha ido en gran aumento, de hecho, según los actuales datos oficiales, la diáspora venezolana se ha transformado en sólo dos años en la comunidad de inmigrantes más grande de Chile, dejando por primera vez en una segunda posición a la comunidad peruana. Le siguen haitianos (179.338 personas) y colombianos (146.582 personas), ubicándose como la tercera y cuarta comunidad más numerosa del país (Instituto Nacional de Estadísticas y DEM, 2018).

En este escenario, la legislación vigente, (Decreto Ley N°1094) , corresponde a una legislación insuficiente, la que no se condice con las transformaciones migratorias en el país, al no dar respuesta adecuada a las necesidades que plantea el contexto nacional y regional.

En consecuencia, se han generado variadas problemáticas respecto a la incorporación social, económica y cultural que enfrentan los grupos de inmigrantes que están en condiciones de mayor pobreza y vulnerabilidad. En respuesta a ello, desde la vuelta a la democracia los gobiernos modernizaron la gestión administrativa y suscribieron acuerdos internacionales de protección de derechos humanos.

Para garantizar los derechos que estipulan los tratados internacionales suscritos por el Estado de Chile, se han instaurado una serie de instrumentos, como circulares, oficios o decretos en materia de salud, trabajo, vivienda y educación, destacando solo la promulgación de la Ley Nº 20.430, sobre protección de refugiados y la Ley Nº 20.507 sobre tráfico y trata.

En este proceso de producción normativa, se destaca el Instructivo Presidencial N°9/2008, aprobado durante el primer Gobierno de la presidenta Michelle Bachelet (2006-2010). Dicho documento tenía por objeto sentar las bases de la futura política migratoria, definiendo a Chile como un país de acogida y visualizando las migraciones desde una perspectiva de integración.

Expuesto el reciente trabajo legislativo, en el ámbito de la generación de decretos para normar el fenómeno migrante, llegamos al año 2013, cuando Sebastián Piñera presenta en su primer Gobierno, un nuevo proyecto de ley de Extranjería y Migración después de 40 años.

La iniciativa ha sido duramente criticado por las organizaciones académicas y de la sociedad civil por carecer de un enfoque de derechos humanos y por limitar el acceso a derechos fundamentales como la salud y la seguridad social. La controversia sobre dicho proyecto, queda reflejada en el informe de ese año (2013), sobre Derechos Humanos de la Universidad Diego Portales, donde se manifiesta que esta ley “ignora la capacitad estatal para autorizar la residencia de extranjeros en el país, desconoce los instrumentos internacionales suscritos por Chile en materia de integración regional y omite varias obligaciones internacionales en materia de derechos humanos” (Olea: 127).

Finalmente, sufrió un estancamiento en su tramitación parlamentaria y se dejó abierta la posibilidad de ingresar un nuevo proyecto de ley que tomara en cuenta la discusión que había hecho la sociedad civil al respecto.

Es así como durante los últimos siete años, desde que se presentó por primera vez el proyecto de ley (2013), se han generado más de 465 indicaciones y planteado otras iniciativas legales para avanzar en una ley migratoria. Dentro de estas iniciativas destaca, en el segundo Gobierno de Bachelet (2014), el proceso de encuentros consultivos para la nueva Ley Migratoria, convocada y organizada por el Departamento de Extranjería y Migraciones (DEM) y la División de Organizaciones Sociales (DOS).

La valiosa información recogida a partir de este conjunto de acciones nos pone frente al imperativo ético de dar forma a una Ley de la República que recoja estas indicaciones, pero que además tenga como contenido sustancial, el derecho a la migración, entendido como un derecho humano superior consignado en nuestra Constitución. En otras palabras, como afirma Bauman (2016), no podemos seguir siendo condicionados por una ideología de Estado, que finalmente nos produce pánico frente a la migración, impidiendo que un imperativo categórico se paralice por el miedo irrefrenable hacia el otro/extranjero que representa un peligro, una amenaza permanente.

Efectivamente, La máquina legisladora en Chile, respecto a la migración, en la segunda parte del siglo XX y primeras décadas del siglo XXI, ha mantenido de forma dominante un sustrato ideológico en el que subsiste el concepto/idea del extranjero como amenaza que altera la seguridad del país, poniendo en tensión permanente los dispositivos de control legal y social.

La legislación migratoria del presente y particularmente del futuro, debe hacerse cargo en Chile y en el mundo de las personas sin Estado, que han sido desnaturalizadas y privadas de la protección de una comunidad jurídica, que debe reconocerlos como miembros de dicha comunidad.

La expresión de Arendt: el derecho a tener derechos, tiene que ver precisamente con lo esencial de la problemática de aquellos que se han quedado a la intemperie de la humanidad, es decir, desamparados de ciudadanía y huérfanos de pertenencia a una comunidad jurídica en la que se les reconozca una participación y un ámbito de interacción significativos. Al respecto, la misma filósofa nos señala que la verdadera realización humana exige una participación en la esfera de la reciprocidad en la que convive la pluralidad de los individuos dentro de una organización colectiva que instaura la igualdad. Dicha igualdad, antes que una realidad sensu estricto, se despliega a través de la creación de una comunidad política que otorga protección jurídica a sus miembros.

Finalmente, el reto ético al que nos referimos en el título de esta columna, se orienta a la validación de los migrantes, como sujetos de derecho que, en el espacio de la existencia jurídica, establecen un compromiso vinculante con la sociedad en la que viven (derechos y deberes).

Se trata de una exigencia ética, precisamente porque interpela a los legisladores y a la sociedad en su conjunto para otorgar el estatus de subjectum iuris al migrante.

Dicha validación social, discursiva y legal, implica el reconocimiento de ese estar en el espacio jurídico, por tanto, la posibilidad de beneficiarse de una protección legal. De este modo, el migrante puede ser considerado sujeto de derecho, en su situación insoslayable de ser humano, siendo reconocido como tal por la ley.

En esta instancia y a partir de esa condición jurídica, pensamos que se hace muy necesario en estos tiempos de horizontes distópicos, volver sobre el sujeto como otro-humano con el cual sostenemos la experiencia ética de la responsabilidad para con ese otro, superando la alienación que significa la clausura en el sí mismo y el olvido del otro. Vivimos en una cultura en la que el Yo se absolutiza y por tanto se proyecta enajenado/distorsionado, incapaz de vincularse a la realidad comunitaria.

No podemos quedar atrapados en la máquina de producción de una trama normativa que difícilmente alcanza lo humano, como vulnerabilidad permanente que va perdiendo su dignidad en los infinitos trayectos y desplazamientos sobre territorios ajenos. El cuerpo legal de esta ley es urgente y debe contener los incontables cuerpos/vidas de quienes, a veces, se desplazan sólo para sobrevivir.

Opinión del académico Mag. Luis Sáez: Canales de alimentación saludable durante la emergencia sanitaria

Opinión del académico Mag. Luis Sáez: Canales de alimentación saludable durante la emergencia sanitaria

Ya en el año 2017, las recomendaciones del Ministerio de Salud, en la Política Nacional de Alimentación y Nutrición, eran aumentar el consumo de frutas, verduras, legumbres, pescados y mariscos, y disminuir el consumo de alimentos ultra procesados, especialmente, los que tienen los denominados “sellos negros”.

Además, explícitamente, indican la necesidad de “aumentar la cobertura de ferias libres y otros formatos de mercados locales para el expendio de productos provenientes de la agricultura familiar y campesina en cada comuna del territorio, con énfasis en los alimentos promovidos por las guías alimentarias. Extendiéndose a los nuevos emplazamientos de vivienda, innovando en el formato y acercando los puntos de venta a los lugares de tránsito de las personas en su vida diaria.

Afortunadamente durante la emergencia sanitaria, especialmente, las familias de menores ingresos han seguido acudiendo a comprar sus alimentos saludables en las ferias libres y los negocios de barrio, esto a pesar de las dificultades para el desplazamiento de las personas y, principalmente, las restricciones de funcionamiento que han tenido las ferias libres básicamente por la incomprensión de parte de algunos alcaldes respecto del importante rol que cumplen en cuanto a, mejor acceso a los bienes a un menor costo, la amplia oferta de productos saludables y el fortalecimiento de los pequeños agricultores y pescadores artesanales del país.

La importancia del canal tradicional ya quedaba de manifiesto en el 2010, en un estudio de panel realizado en la Región Metropolitana de Santiago, en que el 42% de los participantes prefería comprar sus alimentos en ferias libres y negocios de barrio y, un 37% en supermercados.

Junto a ferias libres y negocios de barrios, como lugar para comprar las frutas y verduras, aparecen con mucha fuerza las compras a distancia con entrega a domicilio, principalmente, vinculado a ventas desde ferias libres, verdulerías (negocios de barrio) y directo de productores; formato emergente que se acelera por motivos de la emergencia sanitaria. Esto, en contraste con el bajo porcentaje de la población que prefiere comprar sus frutas y verduras en los supermercados.

De esta forma, en un estudio reciente que realizamos durante la emergencia sanitaria, las preferencias para comprar frutas y verduras, agrupando ferias libres, negocios de barrios y las entregas a domicilio, llegan a un 86%, especialmente por la cercanía al hogar y la conveniencia en los precios. Esto podría explicar que, un 75% de los encuestados declara que, durante la emergencia sanitaria, el consumo de frutas y verduras en su familia se ha mantenido igual que antes o, incluso, ha aumentado.

En el estudio de panel realizado el 2010 en la Región Metropolitana de Santiago (citado anteriormente), se obtuvo que el 73% de las personas que participaron compraban sus frutas y verduras en las ferias libres, un 15% lo hacía en supermercados, un 6% en negocios de barrio y, sólo un 0,2% mediante entregas a domicilio.

Al comparar ambos estudios, es evidente la relevancia de las ferias libres como lugar de compra de frutas y verduras, fundamentalmente para la población de menores ingresos. Los supermercados no marcan grandes diferencias en ambos estudios, en cambio, los negocios de barrios y, claramente, las compras a distancia con entregas a domicilio, adquieren un importante rol, explicado en gran parte por la situación de emergencia sanitaria y por un cambio en los hábitos de compra de la población.

La importancia del canal tradicional, para permitir el acceso democrático a los alimentos saludables, se refuerza durante la emergencia sanitaria, lo que coincide con el planteamiento que realiza Eve Crowley, representante en Chile de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO), quien aseguró que la obesidad “es más que un problema individual; es un problema también de entornos y del contexto político, cultural y económico“, y agrega “cuando hay desigualdad, hay mayor riesgo en algunas poblaciones de que no pueden comprar los alimentos saludables”.

La situación del país, ha evidenciado los problemas de acceso a la alimentación que tiene gran parte de la población, lo que reafirma nuestra opinión respecto de que el grave problema de Chile no es la cantidad de alimentos producidos, sino, más bien la distribución de los mismos.

Para mejorar la distribución, se deben seguir fomentando los mercados locales y circuitos cortos de comercialización, se deben hacer esfuerzos para que los alcaldes entiendan el rol de las ferias libres y, si bien, es necesario generar protocolos sanitarios para su funcionamiento, se deben hacer los esfuerzos necesarios para que sigan funcionando, especialmente, en los sectores de población de menores ingresos.

Por su lado, las ferias libres deben generar algunos cambios como, por ejemplo, disminuir la cantidad de puestos por feria. Sería ideal, realizar ferias con máximo 50 puestos, pero en mayor número de puntos de la ciudad. También, deben innovar aumentando la entrega a domicilio, es algo que a la población le acomoda, ya sea por las dificultades de desplazamiento por enfermedades, por la edad, problemas de movilización, seguridad o falta de tiempo debido al trabajo.

También, es imposible dejar de mencionar que, para mejorar la disponibilidad de alimentos a la población, es necesario reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos, que en promedio alcanzan a un 30%, con lo cual se podría alimentar a una gran parte de la población.

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