Gran artista expone singular muestra

En el edificio del Departamento de Matemática y Ciencia de la Computación de nuestra Casa de Estudios, está abierta, hasta el 6 de octubre, la exposición “Objetos alegóricos de la matemática y la computación”, que permite vincular el arte con ambas disciplinas. La muestra de la historiadora del arte y curadora, María Antonieta Emparán, recoge elementos simbólicos para representar en imágenes diferentes conceptos o ideas de estas dos áreas.
La académica expresó que la iniciativa le ha dado vida a la vitrina del Departamento. “En términos muy particulares, creo que le da vida a la historia de la computación, que cuesta mucho explicarla en palabras por ejemplo”, sostuvo.

Por segunda vez en este semestre las vitrinas del hall del edificio del Departamento de Matemática y Ciencia de la Computación de la Facultad de Ciencia, aloja una exposición montada por la historiadora del arte y curadora de la Universidad de Chile, María Antonieta Emparán.

Esta vez se trata de la llamada “Objetos alegóricos de la matemática y la computación”, y es la segunda de tres muestras de un proyecto inédito que ahora recoge objetos que tienen relación directa o simbólica con ambas disciplinas: matemática y computación. En palabras simples, una alegoría pretende dar imagen a un concepto o idea que carece de esta a través de figuras humanas, animales u objetos.

Con estos elementos seleccionados, Emparán levantó una puesta en escena de carácter artística abierta para toda la comunidad universitaria.

Cabe recordar que en la primera (“Registros Impensados de las Matemáticas”), la artista recolectó deshechos de anotaciones de académicos y estudiantes con fórmulas ensayadas en sus procesos de investigación.

“Al igual que en la muestra anterior, se hizo un llamado a académicos, docentes, estudiantes de doctorado y posdoctorado que colaboraran con un objeto relacionado al área a la que se dedican”, explicó Emparán, quien agregó que continúa la idea de vincular las matemáticas y la computación con las artes.

No obstante, esta vez la relación se hizo a través de las alegorías con el fin de lograr un juego simbólico, pues ambas disciplinas son abstractas.

Participaron 23 personas y se recolectaron más de 50 objetos. Cada uno de ellos está en la vitrina, que en esta ocasión cuenta con iluminación LED tras el éxito de la primera muestra.

Según la curadora, los más creativos en esta oportunidad fueron los estudiantes de posgrado, quienes entregaron juegos lúdicos. “A muchos no se les ocurría qué podía ser. Querían participar, pero tenían muy lejana la idea de la alegoría, o que algo muy simple pudiera representar un aspecto de su disciplina”, detalló.

Para quienes cursan doctorados y posdoctorado fue más fácil, ya que, a juicio de Emparán, ven las disciplinas desde la cotidianeidad. Por ejemplo, algunos explicaban teorías matemáticas con juegos de cartas. Gracias a ellos, los académicos y docentes pudieron cumplir con el objetivo.

Montaje de la exposición

La curadora sostuvo que la dificultad estuvo en montar la exposición, escogiendo el orden y la lógica de la puesta en escena. En ese sentido la artista optó por catalogarlos de acuerdo a distintas temáticas como: Juegos, Alegorías, Software, Hardware, Tazones, Instrumentos, Memoria y Misceláneo.

Cada uno de los objetos está acompañado de un relato, por lo tanto cuando realizó la recolección, pidió una explicación de su relación con la matemática o la computación.

“Ahí el desafío para algunos estuvo en tener que explicarme en términos simples para que pudiera entender y después para que yo lo expusiera porque la idea es que esto esté abierto a toda la comunidad universitaria”, indicó.

Para esta exposición, Emparán empleó un aparataje museográfico simple disponible para una muestra de estas características. Los objetos están numerados y en las cédulas está el nombre de la persona que entregó el artículo.

Además, en esta ocasión la curadora dispuso una imagen de Cesare Ripa, para que hubiese una alegoría a las matemáticas, geometría, aritmética y medición. Para la computación, le solicitó colaboración a la artista visual Madelaine Lovell.

Entre los artículos recolectados hay un par de plumones para graficar la imagen del matemático escribiendo en una pizarra con fórmulas numéricas. También hay un sachet de café que entregó una estudiante de doctorado. Ella le explicó que en el Instituto de Matemática Pura y Aplicada de Brasil (IMPA), se dice “Una taza de café, un teorema matemático”, pues así de importante es esta bebida para ellos.

En cuanto a la Computación, la vitrina se convierte en un museo de época, ya que algunos académicos guardaron distintos objetos antiguos, como floppy disk, computadores y teléfonos.

Rosa Barrera Capot, jefa de carrera de Licenciatura en Ciencias de la Computación, entregó un celular del año 1985, uno de los primeros teléfonos móviles que llegó a Chile.

La académica expresó que la iniciativa le ha dado vida a la vitrina del Departamento. “En términos muy particulares, creo que le da vida a la historia de la computación, que cuesta mucho explicarla en palabras por ejemplo”, sostuvo.

Con esto, agregó la académica, es posible demostrar que no solamente se puede hacer matemáticas o computación con calculadoras o computadoras. “Hay una infinidad de elementos que se pueden usar y verlos puestos en escena de una forma tan armónica resulta bastante interesante”, reiteró. 

Emparán adelantó que la tercera exposición será una memoria del Departamento, para lo cual accederá a la Bodega de Excluidos con el objetivo de hallar artículos almacenados ahí, como documentos o elementos con los que los profesores hacían clases en épocas pasadas. 

La artista también anunció una cuarta muestra para fin de año dado el éxito alcanzado. Ésta será sobre libros y textos ligados a las matemáticas en los tiempos en que la Universidad de Santiago era la Escuela de Arte y Oficios. Para ello pidió la colaboración de las personas que tengan información al respecto a contactarla a través del mismo Departamento de Matemática y Ciencias de la Computación.

Autor: 
Carolina Reyes Salazar
Fotografía: 
Marco Avilés