Dra. Leonora Mendoza Espínola sobre brechas de género: “Es necesario pasar del diagnóstico a los hechos”

“En ciencia una no puede detener el trabajo, si lo haces, te quedas atrás y cuando vuelves la ciencia avanzó 100 años, porque el avance del conocimiento es tan vertiginoso y la incorporación constante de nuevas y nuevos investigadoras e investigadores ocupando el mismo nicho, complejiza el estar ausente y luego querer volver”, dice la decana Leonora Mendoza.

Disciplina, constancia y organización es lo que caracteriza a la doctora Leonora Mendoza Espínola. Decana de la Facultad de Química y Biología por dos periodos consecutivos, esta profesora de Estado con mención en Química y Biología por la Universidad de Santiago de Chile no detiene su producción científica y, aun cuando es quien actualmente lidera la Unidad Mayor, celebra la reciente adjudicación de un proyecto Fondecyt.

Nació en Santiago, en una familia de profesores normalistas, por lo que desde pequeña conoció el significado de la disciplina y sus frutos. Por eso tiene claro que las metas logradas, son el resultado de mucho trabajo.

Se considera feminista y siempre descartó dejar de lado sus características personales para encajar en la actual sociedad. “Me siento muy cómoda con todo lo asociado a las mujeres, nunca he pensado ponerme en un rol masculino para lograr lo que quiero, sí más bien en un rol de líder. Para mí, ejercer un liderazgo es lo más importante”, sostiene. 

Estudió Artes Gráficas y Musicales en la entonces Escuela Experimental Artística -actual Liceo Experimental Artístico, administrado por la Usach-. En cuarto básico se decidió por el área musical, hasta que en segundo medio se dio cuenta que ese no sería su camino. “Amo la música, pero después de enfrentarme a compañeras y compañeros, me di cuenta de que yo era talentosa, pero no prodigiosa”, confiesa.

Además de su amor por la música, era una apasionada por entender cómo funcionan las cosas, pero desde lo más ínfimo: la célula, los órganos, el cuerpo en general, explica. “Desde niña me ha parecido una maravilla la cantidad de problemas que podríamos, eventualmente, entender como seres humanos considerando cómo funciona todo”, puntualiza.

Así fue como la Dra. Mendoza llegó al Liceo Darío Salas, donde terminó su enseñanza media, y luego ingresó a la Universidad de Santiago para estudiar Pedagogía en Química y Biología, la única carrera que en ese momento impartía el Departamento de Química y Biología cuando era parte de la Facultad de Ciencia. “Entré por Biología, pero terminé amando la Química, porque me daba la posibilidad de que mi cerebro procesara toda la información para entender, a su vez, lo que estaba ocurriendo a nivel celular, tejidos, órganos y la estructura compleja de los seres vivos”, destaca.

Desde ese momento, la química de los productos naturales se transformó en su línea de investigación, ya que conjugaba armónicamente la química con la biología, línea en la que trabaja hasta la actualidad. Tras desarrollar su tesis de pregrado, decidió continuar en el ámbito de la investigación científica. “No dedicarme a la pedagogía en el medio escolar fue una opción para desarrollarme en algo más apasionante para mí, como es la investigación”, sostiene. 

Después de doctorarse en Química y realizar una larga pasantía en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, regresó a la Usach como académica en la recientemente creada Facultad de Química y Biología. Allí conoció a las doctoras Marcela Wilkens y Milena Cotoras, con quienes comenzó a trabajar en una nueva línea de investigación que unía compuestos naturales aislados de las plantas y la microbiología. En conjunto, ganaron proyectos Fondecyt e incluso a través de un proyecto Fondef de la Dra. Cotoras se conectaron con la industria vitivinícola, mediante el desarrollo de fungicidas naturales para el control del hongo fitopatógeno Botritys cinerea.

Sin embargo, en un momento dado “con Milena nos dimos cuenta de que, si bien nos gusta investigar, la etapa de comercialización no era nuestro objetivo, por lo que continuamos otras alternativas de investigación y comenzamos a trabajar con otras fuentes de productos naturales, además de las plantas, como los hongos endófitos, línea del proyecto Fondecyt recientemente adjudicado.” 

Investigación y rol de decana

Antes de ser decana, la Dra. Mendoza se desempeñó como jefa de la carrera de Licenciatura en Química y, luego, como vicedecana de Docencia y Extensión, cargo que ocupó durante 12 años, con dos decanos distintos. Si bien sus roles en gestión, en ocasiones, hicieron más lenta su producción científica, reconoce que la dedicación y disciplina de su labor junto al trabajo en equipo con su amiga y compañera en investigación por más de 25 años, la Dra. Cotoras, la han mantenido vigente en esta área. 

En ciencia una no puede detener el trabajo, si lo haces, te quedas atrás y cuando vuelves la ciencia avanzó 100 años, porque el avance del conocimiento es tan vertiginoso y la incorporación constante de nuevas y nuevos investigadoras e investigadores ocupando el mismo nicho, complejiza el estar ausente y luego querer volver”, dice, agregando que es más difícil aun si es una mujer, pues las labores familiares tampoco se detienen. “Afortunadamente tengo un muy buen compañero de vida que ha asumido la carga familiar sin distinciones y tratamos de ser equitativos en el reparto de roles”, expresa.

En ese sentido, profundiza: “Mi familia siempre va a ser mi prioridad. No puedo decir que dejé a un lado mis roles familiares, pero también hubo que lentificar algunos procesos y entregar hasta donde una puede”, precisa.  

“Muchas veces, para avanzar en mi trabajo de investigación debo ocupar los fines de semana si es necesario. Sacrificios personales a veces, pero mucha disciplina y apoyo, mucho apoyo, ha sido la clave para mantenerme en los dos roles universitarios que actualmente ejerzo”, comenta.

Para la decana Mendoza, la organización es fundamental: “Soy muy estructurada, de mucha organización, aunque esto genera un desafío mayor, porque me frustro cuando las cosas no funcionan, por lo que tengo que buscar otra alternativa y buscar otro camino. Me caracterizo por tener varios planes por si algo no funciona, eso lo heredé de mi mamá, una mujer muy luchadora y positiva”, afirma.

Mujer y científica

Al realizar una evaluación de su trayectoria, la cataloga de compleja porque, a su juicio, hay una falta de reconocimiento, en general y a nivel nacional, hacia la mujer científica, ya que las exigencias son iguales para todas y todos. “En general, se espera que una como mujer haga de todo y lo haga muy bien. Sabemos que a nosotras lamentablemente aún, no nos miden de la misma manera”, afirma.

Esa inequidad es algo que la Dra. Mendoza conoció cuando era una estudiante de postgrado. “Mientras cursaba tanto el magíster como el doctorado, fui madre, y había docentes a quienes no les agradaba que tuviera que ir a la Sala Cuna para atender a mi hijo, que llegara más tarde a clases o solicitara una prórroga para una prueba. Estuve un par de veces por abandonar el doctorado, porque tuve experiencias tristes y vergonzosas, pero, finalmente, esto me empoderó mucho más”, subraya. 

Fue su propio desafío lo que la hizo seguir. “Mi meta era ser doctora en química y académica de esta Universidad. Siempre me ha gustado la Usach, porque su rol social no es un eslogan, es una realidad y algo que se vive día a día”, asegura.

Por eso, a las mujeres que buscan continuar una carrera científica, les aconseja nunca olvidar lo que quieren llegar a ser. “A veces la vida te muestra que el camino era distinto al que te trazaste al comienzo, pero no por eso deben olvidar su meta. Deben luchar por ella. A veces cuesta, pero no es imposible, sobre todo si están rodeadas de gente buena”, manifiesta.

Equidad de género

Dentro de sus atribuciones como decana, la académica es partidaria de incorporar más mujeres en puestos de responsabilidad, siempre respetando los procesos democráticos que hay al interior de la Facultad. “Evidentemente, en los concursos públicos de académicas y académicos medimos a todas y todos con la misma vara, es algo que deberíamos cambiar”, asume.

“Hemos avanzado, pero no lo suficiente. Tenemos muchos diagnósticos sobre brechas de género, pero es necesario pasar del diagnóstico a los hechos. No necesitamos más encuestas, porque el punto está clarísimo. Creo que la Universidad tiene la oportunidad de ser pionera en ese tema”, insiste.

Por ello, desde que asumió el decanato ha perseverado en el trabajo para acercar la ciencia a la comunidad y, principalmente, incentivar a las niñas. A partir de 2019, además de organizar las visitas de escolares, la Facultad de Química y Biología sumó visitas de colegios de mujeres con el objetivo de que puedan conversar con científicas e investigadoras. “Queremos mostrarles que una puede hacer una carrera científica y conjugarla bien con los intereses propios”, añade.

“El mundo nos dice a todas, cada día, que es difícil y ¡claro que cuesta!, pero hay una cosa más importante y es que una puede. Hay que creer en nuestras capacidades. Sé que suena simple, pero es un tremendo trabajo, porque hay que luchar contra esos paradigmas y hacerlo desde que las niñas son pequeñas y convencerlas que hay un mundo distinto al que les han mostrado”, concluye.

Autor: 
Carolina Reyes Salazar
Fotografía: 
Manuel Urra