“Chile ha sido el último país en hacerse cargo de sus problemas y contradicciones”

  • Así lo plantea el politólogo argentino Dr. Marcelo Cavarozzi, uno de los especialistas de su área más influyentes de América Latina, quien se incorpora a la Facultad de Humanidades para potenciar diversas iniciativas, entre ellas, aportar a la discusión de las líneas articuladoras para un centro de estudios orientado al análisis comparativo de las transformaciones políticas y sociales de América Latina. “Es importante fomentar este tipo de preocupación acerca de nuestras sociedades desiguales”, subraya.

 

Marcelo Cavarozzi es argentino, Doctor en Ciencia Política por la Universidad de California y uno de los analistas más reputados del Cono Sur. También es un autodeclarado aficionado al fútbol: “Soy muy, pero muy futbolero”, precisa. Cuenta que para el reciente Mundial vio con su hijo en un bar de Manhattan la derrota de su país frente a Alemania. Todo el público, a excepción de ellos, apostaba por los germanos…“Fue espantoso. Tú sabes que Argentina no es muy popular”, señala el académico trasandino, resumiendo su experiencia de ver la final de este campeonato desde Nueva York.

Marcelo Cavarozzi, quien además se declara  hincha “de un equipo mediocre que se la pasa entre primera y segunda que se llama Banfield, más viejo que River y Boca, y que después de 113 años de su fundación salió, en 2009, campeón de Argentina”, forma parte de los nuevos profesores invitados que ha llegado a la Facultad de Humanidades (FAHU) y a juicio de su decano, Dr. Marcelo Mella, “es uno de los cientistas políticos más prominentes de Latinoamérica”.

En esa Unidad Mayor, su agenda estará centrada en terminar un libro sobre política comparada, dictar clases en pre y posgrado y contribuir en la puesta en marcha de un convenio de colaboración entre la FAHU y la Universidad Nacional del Rosario, institución de la que es parte, al igual que de la Universidad Nacional de San Martín, en Buenos Aires.

Pero eso no es todo, Cavarozzi tiene en mente replicar en la FAHU la experiencia que surgió hace algunos años en el plantel rosarino de crear un centro de investigación de política comparada con énfasis en América Latina (AL), con el objetivo de mirar a fondo a nuestra Región.

“Las alegrías uno no las tiene en Argentina”

 “Retóricamente, todos nuestros países están muy preocupados acerca de los otros, pero en la práctica somos muy provincianos. Los argentinos miran el ombligo argentino, y los peruanos, los brasileños y todos los demás, hacen lo propio. Hay una preocupación supuestamente latinoamericana que no es verdadera… Deberíamos intentar superar nuestros provincianismos atávicos”, plantea el académico, en un análisis que lanza con la propiedad de quien se ha sumergido de lleno en el día a día de varias de nuestras naciones. Vivió varios años en México -“un país imposible de aprehender, impresionante, complicado de experimentarlo desde nuestra simplicidad conosureña”-, y otros tantos en Estados Unidos, “donde se estudia mucho Latinoamérica”.

A inicios de los `70, a su vez, tuvo su primer asentamiento en Santiago para hacer su tesis doctoral. Ya de vuelta en su país, vino la dictadura nuestra que para él fue una tragedia, “la angustia de esos días de septiembre del 73 de estar escuchando la radio…” Su gran reencuentro con el país fue el día del Plebiscito del 89: “Estaba de observador yendo a diferentes locales de votación. Luego nos quedamos en el Hotel Carrera, empezaron  los resultados y también los bombazos y cortes de luz. De pronto aparece el general Matthei diciendo ‘que parece que ganó el No’. Escuchar a ese señor fue glorioso, es uno de los recuerdos más importantes de mi vida, porque en general las alegrías uno no las tiene en Argentina”.

Chile, reacción tardía

Su reflexión más inmediata sobre nuestra Región, es que AL “está atravesando una encrucijada”. “A fines de la década de los ´90 parecía que todo este Continente, para bien o para mal, se insertaba en el modelo neoliberal y eso entró en crisis. En Chile recién ahora aparecen las protestas, pero en el resto de América del Sur y de México, empezaron antes ocasionando cambios políticos muy profundos asociados al capitalismo mundial, por decirlo muy genéricamente, lo que no quiere decir que hayan sido buenos, pero los hubo”, precisa.

Según sostiene el intelectual, Chile ha sido el último país en hacerse cargo de sus problemáticas y contradicciones. En este segundo gobierno de Michelle Bachelet, asegura el experto, hay una distancia entre la agenda de su primer mandato y los anhelos reformistas actuales, los que responden a sentidas demandas de cambios de la sociedad chilena. La misma, advierte, que muestra “una profunda resistencia a esos cambios”.

“En Chile hay una tradición de investigación impresionante”

La apuesta, entonces, es generar en la Facultad de Humanidades investigaciones con anclaje social, bajo la convicción de que lo mejor de las ciencias sociales que se hace en Latinoamérica se queda en los libros, restringiendo su impacto a la academia.

“La idea es que en Chile, donde hay una tradición de investigación impresionante, no solo en la Universidad de Santiago, sino que en otras Casas de Estudios, se pueda potenciar este tipo de preocupación acerca de nuestras realidades, marcadas por sociedades profundamente desiguales”, explica el académico, para quien fenómenos como el que se constata en Temuco de una sociedad jerarquizada, estamentada, en la que los mapuches “son el último escalón”; o la que se da en Santiago, donde hay poblaciones en las que Carabineros no entra, no es una realidad solo chilena, sino que latinoamericana. “Tenemos que aprender cómo la experiencia brasileña, mexicana, colombiana, argentina, que es desastrosa, pueden servirnos de lección para ver qué se puede hacer en estos temas”, puntualiza.