Bárbara Acuña: “Entiendo el trabajo como una posibilidad profunda de transformación de la sociedad”

Nacida en la ciudad de Limache, la socióloga arribó a la Universidad de Santiago de Chile a mediados del 2009, con el claro propósito de ser un aporte en la construcción de una sociedad más equitativa, reduciendo las desigualdades y ampliando el margen de la justicia social.

Bárbara Acuña Jujihara, directora del Departamento de Vinculación Estratégica de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio

Hija menor de un matrimonio que estudió en la Universidad Técnica del Estado, destacó por sus calificaciones en la enseñanza básica y media, además de su entusiasta participación en actividades deportivas. De breve paso por la música, en la escuela fue más reconocida por la organización política y su afán por apoyar las causas nobles y justas.

Ella es Bárbara Acuña Jujihara, directora del Departamento de Vinculación Estratégica de la Vicerrectoría de Vinculación con el Medio. “Creo haber tenido un lazo con esta Universidad desde antes de nacer. Mi madre dejó su carrera de Administración de Empresas para dedicarse al cuidado de mi hermana y hermano mayor y mi papá logró terminar la carrera de Construcción Civil, en la sede con la que contaba la UTE en Valdivia”, dijo la socióloga.

En su etapa de adolescente, fue parte del centro de estudiantes de su colegio, grupo que realizó diversas acciones político-activista con repercusión social. “Recuerdo haber trabajado en un proyecto de radio para la escuela, e interesarme por algunos asuntos como el pase escolar en regiones y la apertura de espacios para discutir sobre el Estado mapuche. En ese tiempo, no recuerdo cómo, logramos contactar a una comunidad mapuche, que fueron a San Antonio, a la actividad que organizamos en un liceo público, y conversaron con las y los vecinos sobre esta problemática, de la cual terminamos comprendiendo que más que un inconveniente del pueblo mapuche era un conflicto del Estado chileno con el pueblo mapuche”.

Bárbara llegó a Santiago a los 18 años movida por sus estudios fuera de la región y buscando también su independencia. Por aquel tiempo, aún no muy convencida, pensaba que quería estudiar Biotecnología Molecular. Al conocer el programa de Bachillerato todo cambió y terminó ingresando a la carrera de Sociología en la Universidad de Chile. “Bachillerato me encantó porque abordaba los conocimientos de las diferentes disciplinas. Cuando tuve mis primeras clases de sociología y empecé a descubrir sobre la construcción social de la realidad, me voló la cabeza, me encantó. Al final, esa formación fue una base concreta para comprender el mundo y cómo desenvolverme en mi trabajo, sobre todo en un espacio tan desafiante como lo es la Usach”, sostiene.

En la Universidad se dedicó bastante a la vida social, donde realizó deportes, asistió a muchos conversatorios y cursos de formación integral en donde hizo sus más profundas amistades. “Conocí mucha gente en esos espacios y de diferentes carreras. Esa formación y esas relaciones me han servido para proyectar un liderazgo que comprende la complejidad de la realidad desde lo interdisciplinar”, agrega.

En términos laborales, también ha sido un plus, dado que en nuestra Universidad la creatividad es una herramienta muy valorada, situación que la ha seguido desde su ingreso a la Usach en el 2009, a través de una investigación en el Centro de Integración Ingeniería y Sociedad (CIIS) y luego en el programa de Responsabilidad Social Universitaria. Después vendría, con la creación de la Coordinación de Vinculación Estratégica, el llamado de la exvicerrectora Karina Arias Yurisch para que creara la Unidad de Vinculación con el Mundo Público y Social y tras unos años la invitación de la exvicerrectora Patricia Pallavicini Magnère para que dirigiera el Departamento de Vinculación Estratégica. 

Liderazgo constructivo

¿Cómo ha sido la experiencia de asumir una jefatura siendo mujer?

Sin dudas ha sido una buena experiencia. Desde el punto de vista laboral fue todo un desafío porque había que crear la unidad y aprender a liderar un equipo. En ese proceso cursé un MBA acá en la Usach y tomé cuanto curso pude para adquirir herramientas y conocimientos para comprender en profundidad la dinámica y complejidad de la organización. Esto mismo es algo que he incentivado a nuestro equipo para que se sigan preparando, porque estudiar no solo te hace una mejor profesional, sino que también, una mejor persona para aportar en el espacio laboral en el que una está. También siento que la tarea ha sido más fácil porque estoy rodeada de un gran equipo humano, muy diverso y muy comprometido con lo que hacemos. Sin duda ello ha sido un gran soporte y me han entregado un sinfín de aprendizajes y desafíos para un mejor liderazgo.

¿Cuáles han sido las dificultades más grandes al asumir este reto?

Algunas veces estoy en espacios en donde los micromachismos funcionan como una dificultad. Te dejan para el final o en una ceremonia nombran primero a los hombres o simplemente ni te mencionan (risas). Por mi parte, creo que me he defendido bastante bien porque tengo formas de desenvolverme que son más comunes en los espacios jerárquicos. A veces veo a jefaturas, principalmente mujeres, que por ejemplo, hablan en un tono de voz más bajo, y otras personas hablan por encima de ellas, veo mucho esto en los espacios laborales. Lo que espero pueda cambiar pronto, ya que hay muchos estilos de liderazgo que son un gran aporte, pero que al no usar el código establecido (muchas veces patriarcal) terminan quedando excluidos. Son cosas que podemos ir mejorando como comunidad, porque la misma Universidad está alineada con estos valores de cambio.

¿Cuál es el sello que quieres infundir en tu equipo de trabajo y en la Usach?

La valoración al trabajo que realizamos. A mí me encanta trabajar acá en la Usach, el “Labor lætitia nostra” me lo podría tatuar en el pecho (risas), porque entiendo el trabajo como una posibilidad profunda de transformar la sociedad y eso intento transmitirlo como sello a nuestro equipo. Es decir, desde este Departamento y desde esta Universidad en particular, podemos aportar profundamente al bien común, y eso es algo que no podemos perder de vista como el sentido central de nuestro trabajo en el día a día y en cada pequeña o gran acción que desarrollemos, siempre el resultado final es poder aportar al bienestar de la sociedad.

 

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