Los recuerdos de Sergio Muñoz: “Nos quedamos en el campus para defender lo nuestro”

  • El ex estudiante de Control de Producción del Instituto Tecnológico de la UTE, rememora los difíciles momentos vividos junto a sus compañeros el 11 de septiembre de 1973.


“Venía saliendo de mi casa en la Villa Frei cuando a eso de las 9 de la mañana me enteré que se estaba produciendo el Golpe y decidí venirme de inmediato a la Universidad”. Así comienza el relato sobre su experiencia a partir del 11 de septiembre de 1973, Sergio Muñoz Cáceres, ex estudiante de la carrera de Control de Producción del Instituto Tecnológico de la Universidad Técnica del Estado, actualmente Universidad de Santiago de Chile.

Hoy, Sergio Muñoz tiene 61 años, está felizmente casado con María Salomé Navarro, y tiene tres hijos, sin embargo, recuerda como si fuera ayer, los crudos momentos por los que debió pasar desde que se produjo el violento quiebre institucional en Chile.

“El Tecnológico quedaba en Recoleta - señala Sergio Muñoz -, yo estudiaba allá, pero la actividad política la hacía acá, en la casa central, por eso no dudé en venir apenas me avisaron”.

Sergio Muñoz, tenía un rol como dirigente en las Juventudes Comunistas. Cuenta que, al momento de conocerse la noticia del golpe de Estado, los militares rodearon el campus y los estudiantes realizaron una asamblea donde Osiel Núñez, entonces presidente de la Federación de la Universidad Técnica del Estado (FEUT), dejó en libertad de acción a quienes quisieran retirarse del recinto. “Unos 600 estudiantes se quedaron, para intentar defender, un poco, la Universidad”, detalla Muñoz.

“En ningún momento tuvimos la intención de responder con armas ni nada por el estilo. Íbamos a resistir pacíficamente, gritando que esto era nuestro y que íbamos a defender nuestro gobierno. Teníamos 21 años, éramos más inmaduros y no previmos lo que venía después. Yo nunca imaginé que una cosa así fuera tan violenta”, comenta el ex estudiante.

Al llegar la noche comenzaron a arreciar las balas en el campus, los estudiantes corrieron a protegerse en distintos sectores de la Universidad. Sergio y unos 80 compañeros, hombres y mujeres, de “la Jota” en general, se refugiaron en el Salón de Honor de esta Casa de Estudios.

“A eso de las 6 de la mañana sentimos un bombazo que entró de lleno por los ventanales de la Casa Central e inmediatamente entraron los milicos con fusiles y caras pintadas. Algunos de nosotros nos reímos porque nos pareció ridícula la escena. Ese fue el primer culatazo que recibí”, recuerda Sergio Muñoz.

Los militares sacaron a los estudiantes del Salón de Honor y, amenazando en todo momento, no les importó que el presidente de la FEUT se haya adjudicado toda la responsabilidad por los jóvenes que se habían quedado en el campus.

Luego de pasar cuatro horas tendidos en el suelo, bajo las constantes vejaciones de los uniformados, Sergio Muñoz y los estudiantes detenidos, fueron trasladados al patio de la Escuela de Artes y Oficios donde se les aplicó un simulacro de fusilamiento para, posteriormente, subirlos a buses y trasladarlos, con la vista vendada, al Estadio Chile, actual estadio Víctor Jara.

Después de haber pasado un par de días en el ex estadio Chile, sufriendo el frío, el hambre y los golpes, los militares trasladaron a los detenidos, al Estadio Nacional donde Muñoz vivió crueles interrogatorios bajo amenazas de pistola y fusil, durante casi un mes.

“Nunca pensé en morir –dice Muñoz-. En realidad, no teníamos mucho conocimiento de lo que estaba pasando”.

Nuevamente detenido

Al salir del Estadio Nacional, el ex estudiante descartó la idea de partir al exilio. Se casó en 1975 con María Salomé Navarro, también ex estudiante de la Universidad Técnica y siguió trabajando en el ámbito político de manera clandestina.

En 1984, mientras Muñoz trabajaba en un local de insumos para automóviles en Santiago, agentes represores lo suben a un auto y a punta de golpes lo llevan en auto, con la vista vendada a Valparaíso donde es sometido a todo tipo de torturas: “la parrilla, la tina de baño, el teléfono y golpes en el pecho, muy fuertes, tratando de sacarme información”.

El ex estudiante nuevamente fue sometido a múltiples interrogatorios y a un largo y cruento proceso que le costó casi un año en prisión.

“Pese a todo, soy inmensamente feliz”

Sergio Muñoz relata que al salir de la cárcel pudo emocionarse nuevamente al ver la luz de la ciudad, aunque muchos traumas permanecieron. “En mi casa no puedo estar en la oscuridad y, además, tengo un problema de otitis aguda producto de los interrogatorios en la tina”.

Paso a paso, el ex estudiante de la UTE puedo reconstruir su vida. En la casa de un familiar estableció la clínica psiquiátrica Nuestra Señora del Pilar, donde contó con la ayuda del Dr. Luis Ibacache, buen amigo a quien conoció mientras se encontraban encarcelados.

40 años después del Golpe, Muñoz se atreve a contar su historia a las nuevas generaciones. Su mensaje es valiente y, a pesar de todo, positivo: “Llamo a los jóvenes a ser solidarios y consecuentes con lo que creen”.

“Yo, con 61 años, no me arrepiento de nada. Pese a todo, he vivido cosas muy bonitas, como ingresar a esta Universidad, militar en las Juventudes Comunistas, haberme casado y tener mis tres hijos. Hoy me siento feliz y espero que mi historia sirva como enseñanza para las nuevas generaciones”, comenta emocionado Sergio Muñoz Cáceres, estudiante de Control de Producción del Instituto Tecnológico de la UTE en 1973.