Académico de Facultad de Química y Biología

Opinión del Dr. Ricardo Salazar: Aguas residuales: nuevo camino para la detección y contención de SARS-CoV-2

Una nueva mirada para monitorear la evolución del virus es la que propone en esta columna de opinión el investigador de la Facultad de Química y Biología Dr. Ricardo Salazar.
Una planta de tratamiento de aguas puede capturar aguas residuales de más de un millón de personas. Sin ir más lejos, en la región Metropolitana por ejemplo, las aguas residuales generadas por aproximadamente cinco millones de personas son tratadas por dos plantas: El Trebal y La Farfana.

Recientemente, un artículo científico publicado en Nature concluye que el material genético del SARS-CoV-2 es expulsado por aquellos individuos infectados (sintomáticos y asintomáticos) mediante heces y otros métodos de secreción, llegando a las plantas de tratamiento de aguas residuales.

El estudio se suma a los resultados obtenidos hace dos meses por investigadores de los Países Bajos quienes encontraron ARN del coronavirus SARS-CoV-2 en las aguas residuales de una ciudad holandesa, todo esto, antes de que se diagnosticara el primer caso de Covid-19.

Si bien, el estudio de aguas residuales no es nuevo, la evaluación de aguas provenientes de plantas de tratamiento de aguas residuales municipales (PTARs), sería una importante herramienta para monitorear la evolución del virus en el país en cuanto a las medidas que se adopten y a la comparación entre sus diferentes zonas geográficas. Además, esto permitiría el diseño de políticas públicas (en salud, medio ambiente y economía) o el análisis de las medidas ya aplicadas para el control de la pandemia.

Una planta de tratamiento de aguas puede capturar aguas residuales de más de un millón de personas. Sin ir más lejos, en la región Metropolitana por ejemplo, las aguas residuales generadas por aproximadamente cinco millones de personas son tratadas por dos plantas: El Trebal y La Farfana.

El monitoreo de sus afluentes y efluentes podría proporcionar estimaciones de cuán extendido está el Coronavirus, detectando el material genético del SARS-CoV-2 e incluso dar cuenta de aquella población que no ha sido analizada/diagnosticada y que sólo tienen síntomas leves o no presentan síntomas.

La información obtenida desde allí no nos dirá si una persona está infectada con el virus o en qué estado se encuentra ni la gravedad de la enfermedad en un determinado individuo. Tampoco nos dirá cuántos individuos de una población se encuentran infectados. Lo que sí nos podría indicar es que si existe un aumento de Coronavirus en las aguas residuales es porque existe una mayor cantidad de población infectada, correspondiente a la zona que alimenta dicha planta de tratamiento.

Esta información, como se mencionó, es de gran ayuda cuando sabemos que una a dos semanas pueden marcar una gran diferencia en la gravedad del rebrote por SARS-CoV-2. Así, eventualmente, las autoridades junto con los especialistas podrán evaluar el diseño de políticas públicas de salud que permitan alertar de manera temprana a la comunidad sobre las nuevas infecciones para así implementar medidas como el distanciamiento social que prevengan un nuevo e inesperado rebrote de la infección.