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Rechazan que la subvención por asistencia escolar detenga el ausentismo en las escuelas

Rechazan que la subvención por asistencia escolar detenga el ausentismo en las escuelas

  • El académico del Departamento de Educación, Dr. Jaime Retamal, sostiene un financiamiento directo a los colegios soluciona el problema. “El dinero debe estar 100% orientado a que la práctica pedagógica y docente sea de excelencia, en la que los jóvenes aprenden de manera significativa, vinculando el saber con su vida cotidiana, para que los motive a ir a clases”, recalca.

 


De acuerdo a bases de datos del Ministerio de Educación, más de un tercio de las comunas del país presentaron promedios de inasistencia superiores al 10% en 2015, lo que expertos consideran grave ya que la cifra da cuenta de un grupo importante de estudiantes que no vincula los saberes que se les imparte clase a clase. ¿Cómo solucionar esto? En el debate del proyecto que crea el Sistema Nacional de Educación Pública, se ha discutido si el modelo de subvención escolar por asistencia es el idóneo para mantener a los alumnos en las aulas.

El académico del Departamento de Educación, Dr. Jaime Retamal, rechaza que una ayuda con este foco ayude a combatir el ausentismo que existe en los colegios más vulnerables. A su juicio, los estudiantes de estos establecimientos no asisten porque no ven que lo que se les enseña les sirva en sus vidas cotidianas. No obstante, al ausentarse, las escuelas reciben menos recursos y, por ello, terminan con cada vez menos opciones de mejorar sus prácticas pedagógicas, vitales para que las clases les hagan sentido.

“Es una teoría totalmente inadecuada para escuelas de sectores medios y medios-bajos. Desconoce la realidad de las escuelas  y cuáles son las motivaciones de quienes asisten y los que no lo hacen. Puede funcionar muy bien en un esquema matemático y teórico, pero no es efectivo porque, en las escuelas que atienden a niños vulnerables, estos no asisten por razones sociales. Al final, terminan siendo castigadas por un financiamiento que se pauperiza cada vez más, por la inasistencia de los estudiantes. Entonces, quedan inmersas en un círculo vicioso que no provocan ellas mismas, sino que está provocado por factores psicosociales externos a las escuelas”, afirma.

Para el académico del Departamento de Educación de nuestro Plantel, la solución a este problema es un financiamiento directo a los colegios, que no esté mediado por cuánto van los alumnos.  “Sería una muy buena noticia pasar a un financiamiento directo, donde se le pueda exigir a las escuelas que ocupen todo ese financiamiento para mejorar las prácticas pedagógicas de enseñanza y, así, aumentar los niveles educativos de aprendizaje”, sentencia.

El especialista agrega que “el dinero debiera estar 100% orientado a mejorar las prácticas pedagógicas al interior de los establecimientos, y mejorar la calidad de la educación más allá de los resultados del Simce. Debiera estar orientado a que la práctica pedagógica y docente sea de excelencia, en la que los jóvenes aprenden de manera significativa, vinculando el saber con su vida cotidiana, para que los motive a ir a clases. Que no sea una frustración, sino que tenga una proyección real para sus vidas”.

En específico, recomienda que los fondos se gasten “en nuevas metodologías, nuevas didácticas y experiencias de aprendizaje que involucren salidas a terreno, trabajos y proyectos concretos, que hagan de aprender algo entretenido en el que niños y jóvenes le encuentran sentido”.

“Hacer que los estudiantes estén en contacto con sus comunidades y puedan intervenirlas desde la escuela, que vinculen lo que aprenden en su cotidianeidad”, complementa.

El Dr. Retamal afirma que todo esto debe ser acompañado con “los nuevos equipos de gestión extraescolar que estarán administrando las escuelas, los cuales debieran buscar las mejores fórmulas para activar redes sociales de protección, para que los estudiantes asistan  en un 100%”.

“El financiamiento mediante la asistencia es algo que probadamente castiga a la escuela pública chilena y ha contribuido a su pauperización”, concluye.

Experto en educación defiende que las tareas sean reguladas mediante una ley

Experto en educación defiende que las tareas sean reguladas mediante una ley

En vísperas de que el proyecto sea discutido en el Senado, el especialista de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal (en la fotografía), sostiene que Chile es “el que tiene más tiempo a los niños dentro de los colegios”, por lo que no justifica el exceso de deberes fuera del horario escolar.

 

La Comisión de Educación del Senado aprobó en general el proyecto que modifica el decreto con fuerza de ley N°2, de 1998, del Ministerio de Educación, con el objetivo de evitar el exceso de tareas escolares para ser realizadas en el domicilio de los estudiantes. Ahora, la iniciativa se discutirá en sala, lo que ha despertado polémica respecto a si es o no conveniente normar esto legalmente. De hecho la Ministra de Educación afirmó que “no es necesaria una ley”.

Para el doctor en educación de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal, lo más idóneo para regular las tareas es “en primer lugar, una ley. En segundo lugar, no excluiría ningún mecanismo: podría ser una ley especial o buscaría una fórmula legislativa especial para establecer un decreto que regule el tema de las tareas”.

Respecto a las razones de por qué debieran normarse legalmente, el académico del Departamento de Educación del plantel estatal sostiene que “Chile es el país que tiene más tiempo a los niños dentro de la escuela y también se les da tarea. Es decir, están ocupando una cantidad enorme de tiempo trabajando en el colegio y, luego, siguen trabajando en la casa para la escuela”.

“Depende de los contextos si se legisla o no respecto a las tareas. En Bélgica hay muchas leyes, en Estados Unidos y Finlandia no hay leyes, y en otros países el comportamiento es distinto. No hay una norma internacional que diga si se deben o no hacer leyes sobre las tareas”, explica.

Retamal es partidario de que la materia sea revisada en el Parlamento ya que “es en el Congreso donde se escuchan las voces de los movimientos, de los padres, de los profesores, de los especialistas y también del Ministerio”.

El especialista hace hincapié en que el proyecto que se discutirá en el Congreso “no es una ley ‘antitareas’, es una ley en contra del exceso de tareas, algo bien distinto. No es que se acaben las tareas, sino regular su exceso”.

“Los niños y sus familias tienen derecho a usar su tiempo como ellos quieran”, afirma el experto, quien califica a las tareas como “una intrusión de la escuela al interior de las familias que no es normal” por lo que llama a “regular su exceso”.

“Cualquier profesor que ejerce en el sistema sabe que el exceso de tareas es un problema y atenta contra su propio desarrollo personal y su autonomía profesional, pero a veces son los directores o sostenedores los que presionan para que los jóvenes mejoren sus puntajes en pruebas estandarizadas como el Simce. Entonces, los profesores se ven obligados a enviar tremendas guías y tareas para la casa, ese es el punto” recalca.

Las razones para limitar el tiempo destinado a tareas

De acuerdo a Retamal, “decenas de expertos apoyan la idea de que las tareas no aportan en nada al crecimiento de los aprendizajes, al rendimiento escolar o en pruebas estandarizadas. Es decir, las tareas están demás. Hay que aprovechar mejor el tiempo al interior de la sala de clase”.

No obstante, ¿son inútiles las tareas? El especialista explica que “son un ritual de la educación, de mimetismo de autoridad donde los padres les dicen a los estudiantes en su casa que si no terminan las tareas, no pueden jugar”.

“Hay un mimetismo de autoridad y un ritual cotidiano escolar en el que los padres refuerzan su autoridad en sus casas”, sostiene.

Además, cita al investigador del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke (Estados Unidos), en el sentido de que “básicamente, las tareas no deben demorar más de 10 minutos, y si es de lectura, 15, pero, básicamente, es la regla de los diez minutos en total”.

“El resto del tiempo, los jóvenes y niños tienen derecho a aprender como les plazca: con el juego, la lectura, la televisión, el museo, etcétera, porque se desarrollan otras habilidades de aprendizaje fuera del colegio. El colegiocentrismo no es saludable ni una buena alternativa para ningún país”, concluye.

Rechazan que la subvención por asistencia escolar detenga el ausentismo en las escuelas

Rechazan que la subvención por asistencia escolar detenga el ausentismo en las escuelas

  • El académico del Departamento de Educación, Dr. Jaime Retamal, sostiene un financiamiento directo a los colegios soluciona el problema. “El dinero debe estar 100% orientado a que la práctica pedagógica y docente sea de excelencia, en la que los jóvenes aprenden de manera significativa, vinculando el saber con su vida cotidiana, para que los motive a ir a clases”, recalca.

 


De acuerdo a bases de datos del Ministerio de Educación, más de un tercio de las comunas del país presentaron promedios de inasistencia superiores al 10% en 2015, lo que expertos consideran grave ya que la cifra da cuenta de un grupo importante de estudiantes que no vincula los saberes que se les imparte clase a clase. ¿Cómo solucionar esto? En el debate del proyecto que crea el Sistema Nacional de Educación Pública, se ha discutido si el modelo de subvención escolar por asistencia es el idóneo para mantener a los alumnos en las aulas.

El académico del Departamento de Educación, Dr. Jaime Retamal, rechaza que una ayuda con este foco ayude a combatir el ausentismo que existe en los colegios más vulnerables. A su juicio, los estudiantes de estos establecimientos no asisten porque no ven que lo que se les enseña les sirva en sus vidas cotidianas. No obstante, al ausentarse, las escuelas reciben menos recursos y, por ello, terminan con cada vez menos opciones de mejorar sus prácticas pedagógicas, vitales para que las clases les hagan sentido.

“Es una teoría totalmente inadecuada para escuelas de sectores medios y medios-bajos. Desconoce la realidad de las escuelas  y cuáles son las motivaciones de quienes asisten y los que no lo hacen. Puede funcionar muy bien en un esquema matemático y teórico, pero no es efectivo porque, en las escuelas que atienden a niños vulnerables, estos no asisten por razones sociales. Al final, terminan siendo castigadas por un financiamiento que se pauperiza cada vez más, por la inasistencia de los estudiantes. Entonces, quedan inmersas en un círculo vicioso que no provocan ellas mismas, sino que está provocado por factores psicosociales externos a las escuelas”, afirma.

Para el académico del Departamento de Educación de nuestro Plantel, la solución a este problema es un financiamiento directo a los colegios, que no esté mediado por cuánto van los alumnos.  “Sería una muy buena noticia pasar a un financiamiento directo, donde se le pueda exigir a las escuelas que ocupen todo ese financiamiento para mejorar las prácticas pedagógicas de enseñanza y, así, aumentar los niveles educativos de aprendizaje”, sentencia.

El especialista agrega que “el dinero debiera estar 100% orientado a mejorar las prácticas pedagógicas al interior de los establecimientos, y mejorar la calidad de la educación más allá de los resultados del Simce. Debiera estar orientado a que la práctica pedagógica y docente sea de excelencia, en la que los jóvenes aprenden de manera significativa, vinculando el saber con su vida cotidiana, para que los motive a ir a clases. Que no sea una frustración, sino que tenga una proyección real para sus vidas”.

En específico, recomienda que los fondos se gasten “en nuevas metodologías, nuevas didácticas y experiencias de aprendizaje que involucren salidas a terreno, trabajos y proyectos concretos, que hagan de aprender algo entretenido en el que niños y jóvenes le encuentran sentido”.

“Hacer que los estudiantes estén en contacto con sus comunidades y puedan intervenirlas desde la escuela, que vinculen lo que aprenden en su cotidianeidad”, complementa.

El Dr. Retamal afirma que todo esto debe ser acompañado con “los nuevos equipos de gestión extraescolar que estarán administrando las escuelas, los cuales debieran buscar las mejores fórmulas para activar redes sociales de protección, para que los estudiantes asistan  en un 100%”.

“El financiamiento mediante la asistencia es algo que probadamente castiga a la escuela pública chilena y ha contribuido a su pauperización”, concluye.

Experto en educación defiende que las tareas sean reguladas mediante una ley

Experto en educación defiende que las tareas sean reguladas mediante una ley

En vísperas de que el proyecto sea discutido en el Senado, el especialista de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal (en la fotografía), sostiene que Chile es “el que tiene más tiempo a los niños dentro de los colegios”, por lo que no justifica el exceso de deberes fuera del horario escolar.

 

La Comisión de Educación del Senado aprobó en general el proyecto que modifica el decreto con fuerza de ley N°2, de 1998, del Ministerio de Educación, con el objetivo de evitar el exceso de tareas escolares para ser realizadas en el domicilio de los estudiantes. Ahora, la iniciativa se discutirá en sala, lo que ha despertado polémica respecto a si es o no conveniente normar esto legalmente. De hecho la Ministra de Educación afirmó que “no es necesaria una ley”.

Para el doctor en educación de la Universidad de Santiago, Jaime Retamal, lo más idóneo para regular las tareas es “en primer lugar, una ley. En segundo lugar, no excluiría ningún mecanismo: podría ser una ley especial o buscaría una fórmula legislativa especial para establecer un decreto que regule el tema de las tareas”.

Respecto a las razones de por qué debieran normarse legalmente, el académico del Departamento de Educación del plantel estatal sostiene que “Chile es el país que tiene más tiempo a los niños dentro de la escuela y también se les da tarea. Es decir, están ocupando una cantidad enorme de tiempo trabajando en el colegio y, luego, siguen trabajando en la casa para la escuela”.

“Depende de los contextos si se legisla o no respecto a las tareas. En Bélgica hay muchas leyes, en Estados Unidos y Finlandia no hay leyes, y en otros países el comportamiento es distinto. No hay una norma internacional que diga si se deben o no hacer leyes sobre las tareas”, explica.

Retamal es partidario de que la materia sea revisada en el Parlamento ya que “es en el Congreso donde se escuchan las voces de los movimientos, de los padres, de los profesores, de los especialistas y también del Ministerio”.

El especialista hace hincapié en que el proyecto que se discutirá en el Congreso “no es una ley ‘antitareas’, es una ley en contra del exceso de tareas, algo bien distinto. No es que se acaben las tareas, sino regular su exceso”.

“Los niños y sus familias tienen derecho a usar su tiempo como ellos quieran”, afirma el experto, quien califica a las tareas como “una intrusión de la escuela al interior de las familias que no es normal” por lo que llama a “regular su exceso”.

“Cualquier profesor que ejerce en el sistema sabe que el exceso de tareas es un problema y atenta contra su propio desarrollo personal y su autonomía profesional, pero a veces son los directores o sostenedores los que presionan para que los jóvenes mejoren sus puntajes en pruebas estandarizadas como el Simce. Entonces, los profesores se ven obligados a enviar tremendas guías y tareas para la casa, ese es el punto” recalca.

Las razones para limitar el tiempo destinado a tareas

De acuerdo a Retamal, “decenas de expertos apoyan la idea de que las tareas no aportan en nada al crecimiento de los aprendizajes, al rendimiento escolar o en pruebas estandarizadas. Es decir, las tareas están demás. Hay que aprovechar mejor el tiempo al interior de la sala de clase”.

No obstante, ¿son inútiles las tareas? El especialista explica que “son un ritual de la educación, de mimetismo de autoridad donde los padres les dicen a los estudiantes en su casa que si no terminan las tareas, no pueden jugar”.

“Hay un mimetismo de autoridad y un ritual cotidiano escolar en el que los padres refuerzan su autoridad en sus casas”, sostiene.

Además, cita al investigador del Departamento de Psicología y Neurociencia de la Universidad de Duke (Estados Unidos), en el sentido de que “básicamente, las tareas no deben demorar más de 10 minutos, y si es de lectura, 15, pero, básicamente, es la regla de los diez minutos en total”.

“El resto del tiempo, los jóvenes y niños tienen derecho a aprender como les plazca: con el juego, la lectura, la televisión, el museo, etcétera, porque se desarrollan otras habilidades de aprendizaje fuera del colegio. El colegiocentrismo no es saludable ni una buena alternativa para ningún país”, concluye.

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