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Expertos Usach advierten carencia de apoyo social frente a incertidumbre laboral en Chile

Expertos Usach advierten carencia de apoyo social frente a incertidumbre laboral en Chile

La pandemia global ha impactado negativamente en diferentes áreas de la convivencia nacional y en el caso de la economía y la generación de empleo ha sido notoria. La incertidumbre laboral, el teletrabajo y el desempleo son padecimientos que las y los chilenos viven a diario viéndose afectada la salud mental de las personas.

En este sentido, la plataforma Laborum.com realizó una encuesta que arrojó en sus resultados que el 49% de los trabajadores dice que su estado de ánimo está peor que antes de la pandemia.

En palabras del Dr. Jorge Castillo, académico de la Escuela de Psicología de nuestra Universidad, este no es únicamente un fenómeno biológico, sino también en un proceso subjetivo, social y económico “en varios países, y de modo fundamental en Chile, la pandemia ha hecho evidente las condiciones de informalidad, precariedad contractual y salarial de gran parte de las actividades laborales, y, al mismo tiempo, contribuido a hacer más vulnerables estos procesos”.

El académico prosiguió indicando que esta situación produce condiciones para la exacerbación de la incertidumbre respecto al trabajo presente y futuro, y, en muchísimos casos, la experimentación directa de la pérdida de empleo.

“Los resultados probablemente no solo se vinculan al cambio en las condiciones laborales en los casos que intensifican las actividades de cuidado y sostén del hogar con el trabajo -particularmente para el género femenino-, sino también procesos institucionales que hacen de la incertidumbre ya no un evento, sino una condición relativamente permanente”, apuntó.

En relación a las estrategias para hacer frente a esta situación, Castillo opinó que “una pandemia debiera considerar el fortalecimiento de los procesos de protección laboral y el sustento, y no su vulnerabilización. En el caso de Chile, lo anterior se hace complejo, en tanto las condiciones socioeconómicas de los últimos 45 años tienden a responsabilizar al individuo de sus condiciones y a confiar en las dinámicas del mercado para las condiciones y servicios elementales”.

El académico agregó que en una situación de crisis biológica como la actual y aquellas que pudieran venir, debieran ser considerados elementos sociales y económicos mínimos para sostener un régimen de incertidumbre y restricciones como el actual.

“Gran parte de las condiciones de malestar en el país y el mundo no se asocian a procesos psicológicos exclusivamente, sino a una pandemia neoliberal, en el sentido de que se mercantilizan y convierten en objetos de mérito procesos elementales que debieran asegurar la seguridad social y subjetiva”, aseguró el Dr. Castillo.

“El apoyo social no tiene que ver con llevar una caja de comida a casa”

El Dr. Raúl Berríos, académico de la Facultad de Administración y Economía (FAE), indicó que este tipo de encuestas suele mostrar resultados que son bastante lógicos frente a una crisis sanitaria. “Hay razones que son bastante evidentes y que tienen que ver con circunstancias personales, de confinamiento, de stress. Es muy probable que muchos de ellos deben estar sufriendo lo que nosotros llamamos, en el comportamiento organizacional, un conflicto de roles”.

El experto señaló que son muchas las personas que deben estar lidiando con roles laborales, además de los que exige el hogar y los conflictos que se generan por el hecho de tener que proveer a la familia de ciertos ingresos y al mismo tiempo exponerse  al riesgo de estar en la calle buscando el sustento.

“Cuando este tipo de circunstancias ocurren en los trabajadores el nivel de estrés aumenta considerablemente y si eso está asociado a una percepción de mayor frustración producto de lo que están viviendo, no es raro pensar que los trabajadores puedan sentirse más deprimidos y con un ánimo más bajo”, comentó el  especialista en comportamiento organizacional.

Consultado sobre cómo se debería enfrentar este dilema, el Dr. Berríos propuso poner una mayor atención a las necesidades de  las y los trabajadores en donde las organizaciones sean un aporte y en particular los líderes de equipos de trabajo, transiten desde un rol de supervisor hacia a uno en donde se preste apoyo para la correcta ejecución de las tareas.

“El  apoyo social no tiene que ver con llevar una caja de comida a casa, sino que con el grado en que distintos agentes de la organización están disponibles no solamente para supervisar la tarea,  sino que también para prestar apoyo y soporte en circunstancias de confusión, desmotivación o incluso afectación personal” enfatizó el experto.

Trabajadores/as de la salud

El profesor Berríos, también tuvo especiales palabras para el personal de la salud y su relación con las organizaciones en las que se desarrollan, indicando que deben mantenerse cerca de sus colaboradores y estar atento a las señales que puedan indicar estrés severo, básicamente porque tienen afectaciones en los ciclos del sueño producto de la rotativa de sus turnos y  porque trabajan con el dolor humano.

Además, indicó que la evidencia indica que esos dos componentes aumentan la probabilidad de sufrir Burnout, “que es un síndrome severo de estrés que puede implicar un bajo nivel de cumplimiento personal, tanto en el trabajo como en las distintas esferas que habita; comienzan a desarrollar actitudes negativas y cinismo organizacional, y por último se observa en estas personas  un desgano y un desánimo que se traduce en un cansancio crónico”.

El experto concluyó expresando que no hay que olvidar que los niveles de ausentismo producto de situaciones de estrés o enfermedades laborales en el sistema público actual de salud ya eran sumamente altos antes de la pandemia, de manera que es posible esperar que luego de pasada esta crisis sanitaria esa situación se agrave aún más.

Abogados constitucionalistas aseguran que bajo estado de catástrofe es posible instruir que trabajadores se queden en casa

Abogados constitucionalistas aseguran que bajo estado de catástrofe es posible instruir que trabajadores se queden en casa

El Presidente Sebastián Piñera decretó estado de excepción constitucional de catástrofe en todo el territorio nacional por 90 días, ante el alza de contagios por coronavirus en Chile.

La medida implica que cada región del país tendrá un jefe de zona de las Fuerzas Armadas que instruirá las acciones en cada territorio a fin de controlar la pandemia.

El abogado constitucionalista y académico de la Universidad de Santiago, Luis Bobadilla, reconoció que este estado de excepción no implica, en sí mismo, que las personas deban dejar de asistir a sus puestos de trabajo. Sin embargo, indicó que los jefes de zona sí pueden recurrir a las acciones de carácter administrativo que consideren necesarias.

“En el caso de los empleados públicos, la Contraloría ya emitió un dictamen que permite el trabajo a distancia. En el caso del sector privado, el jefe de la defensa nacional puede tomar medidas extraordinarias de carácter administrativo, como una circular de la Dirección del Trabajo, estableciendo que el sector privado pueda efectuar sus funciones a través del teletrabajo”, afirmó.

El abogado experto en derecho constitucional y académico de la Usach, Francisco Zambrano, concordó con esta interpretación. “No hay restricciones -aún- a la gestión de las empresas o a la productividad o impacto en los trabajadores. No implica que no debamos trabajar o no concurrir a nuestros puestos de trabajo; eso sigue quedando bajo la dirección de la empresa y el acuerdo con los trabajadores. Sin embargo, el jefe de la defensa nacional puede adoptar medidas que dispongan mantener a ciertos trabajadores en sus casas, como el cierre de comercios”, precisó.

Respecto a esto último, Bobadilla insistió en que los supermercados y el comercio funcionan por una autorización de carácter administrativo, a través de permisos y patentes, por lo que determinar su cierre debe canalizarse a través de este conducto.

Ambos académicos de la Universidad de Santiago advirtieron que el estado de excepción solo puede extenderse hasta 180 días, ya que prorrogarlo más allá requeriría una autorización del Congreso, y limita los derechos a locomoción, reunión y propiedad de las personas.

“Esto no significa necesariamente militarizar el país, sino emplear a las Fuerzas Armadas para colaborar con la gestión de una crisis. Por ejemplo, en el transporte de medicinas, insumos médicos, el resguardo de ciertas instalaciones y hasta del orden público”, concluyó Zambrano.

Sostienen que salario mínimo de $300 mil sólo alcanza para pagar cuentas y arriendo

Sostienen que salario mínimo de $300 mil sólo alcanza para pagar cuentas y arriendo

Pese a que el proyecto original del Gobierno contemplaba alcanzar un salario mínimo de $300 mil recién en enero de 2020, las comisiones de Hacienda y Trabajo de la Cámara de Diputados aprobaron acortar el plazo para llegar a dicho incremento al 1 de marzo del próximo año. La iniciativa será votada en Sala de la Cámara Baja este martes. 

Sin embargo, para el economista y académico de la Universidad de Santiago de Chile, Dr. Manuel Llorca-Jaña, este monto sigue siendo insuficiente para solventar los gastos de las personas, a juzgar por la canasta de bienes y servicios que contempla el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y que constituye una muestra representativa del consumo de los hogares chilenos.

“Sigue siendo extraordinariamente bajo; hay muchísimo espacio para seguir aumentando la remuneración mínima. Éticamente, es bastante reprochable”, considera el experto en historia económica de la empresa. “Considerando que en los hogares chilenos suele haber una pareja de adultos que trabaja –es decir, 600 mil pesos como sueldo bruto-, y considerando los descuentos por impuestos –Isapre, AFP, entre otros- alcanza para el arriendo de una vivienda bastante precaria, pagar las cuentas y apenas un poco más”, afirma.

A su juicio, el monto aprobado en las comisiones de la Cámara de Diputados no soluciona uno de los principales problemas de la economía chilena: el alto número de hogares sobreendeudados, lo que, a su juicio, implicará graves consecuencias para la economía nacional. Por eso, sostiene que el país debiera discutir este monto considerando también lo que ocurre en los países desarrollados. 

“Por ejemplo, en Estados Unidos, donde hay mucha desigualdad y pobreza, el sueldo mínimo se fija por hora, no por mes. Aquí, son siete dólares la hora, y si alguien trabajase 40 horas a la semana ganaría prácticamente 800 mil pesos de sueldo mínimo”, afirma. “Hacia allá deberíamos apuntar”, enfatiza.

Finalmente, señala que lo más conveniente es seguir discutiendo la cifra del salario base de manera anual, pero que esta discusión debiese realizarse asignando montos por hora trabajada y no por jornada mensual, como se calcula actualmente. “El sueldo mínimo es por cuarenta horas semanales y los trabajadores, aunque trabajan muchísimo más, siguen percibiendo esta renta base, sin horas extras”, critica. “Además, si queremos agregar flexibilidad laboral, lo lógico es calcular el sueldo por hora”, concluye.

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