Esgrimista Cáterin Bravo:

“No quiero que mi hijo sea deportista de alto rendimiento”

En la entrevista en profundidad con la periodista y también directora de Radio U. de Santiago, Gabriela Martínez, la actual vicepresidenta de DARChile, aborda en el contexto del ciclo “Grandes Chilenas” los hitos de su dilatada carrera deportiva y su alejamiento de la actividad, con una grave lesión en la espalda y sin protección social. “No quiero que mi hijo sea deportista de alto rendimiento”, asegura sobre el futuro de su primogénito, número uno en categoría sub 11 en nuestro país, seleccionado nacional de esgrima, y quien, en 2016 se coronó vicecampeón sudamericano de gimnasia artística.
“No puede ser que un deportista o entrenador que haya obtenido medalla en los Juegos Sudamericanos de Santiago 2014, aún no reciban sus becas o pagos. Con cada cambio de gobierno debemos volver a reunirnos con los directores y empezar de cero”

Producto del exilio de sus padres, Cáterin Bravo Aránguiz nace en Halle, Alemania, el 28 de diciembre de 1975. Tiene 5 años cuando la familia vuelve a hacer maletas y se traslada a Francia; es allí donde comienza a practicar la esgrima, siempre bajo la atenta mirada de su padre y gran mentor, Héctor Bravo Zamora.

“En mi familia se practica, come y respira  esgrima”, señala la bisnieta, nieta, hija y hermana de cultores de este deporte, conocido como “el ajedrez físico”. Empujada por sus genes, es natural para ella querer seguir los pasos de sus hermanos mayores Héctor y Carlos, este último Maestros de Armas en Lyon.

En Francia, llega a ser campeona del ranking nacional cadete, y es abanderada en el Campeonato Mundial de esa categoría, en 1992. Son décadas marcadas por el arduo entrenamiento y los primeros logros deportivos, pero también por el desgarro que significa estar lejos del país donde estaban sus raíces y gran parte de su familia extendida.

La invención del abuelo

“Todavía recuerdo una tarea en el colegio, donde tenía que disertar sobre mi abuelo. Fue impactante, porque no sabía lo que era tener un abuelo o una abuela. Fue bastante incómodo, porque tuve que inventarlo”. Son las remembranzas de  esta  deportista, quien es la última hija del matrimonio Bravo-Aránguiz y solo tiene  contactos  con sus padres y hermanos, de allí que frente  a  este  desafío escolar recurre a la figura de  su padre. “Lo imaginé más  viejo; fue algo muy duro pues no me gusta  mentir” le confidencia emocionada, a  la periodista Gabriela Martínez, creadora del espacio “Mujeres” de Radio Universidad de Santiago.

Cáterin Bravo reconoce que la muerte de su madre cuando  tiene 17 años, marca un antes y un después en su vida, pues  siempre  fue mimada y sobreprotegida. Por esta razón, debe acompañar a su padre en un primer regreso a nuestro país. El encuentro con tíos y primos, la hace reconocerse en sus rasgos y gestos comunes. Sólo en ese momento, se corre el velo de esa “otra historia” que remite a la década del 70 y que  sus padres  jamás  le  contaron, como una forma de protegerla.

Fue una dolorosa historia que sólo conoce aquí. “Una vez, al ver una fotografía mía en el marcador del Estadio Nacional, fue muy duro, pues me encontraba en ese mismo recinto donde mi padre fue torturado”, señala la deportista, quien se apoya en la esgrima, para sobrellevar los momentos amargos.

La voz de los deportistas

A la par de la maternidad (tiene dos hijos: Pablo y Cristóbal), Cáterin desarrolla una destacada trayectoria deportiva; los datos hablan por sí solos: 15 veces ganadora del ranking nacional chileno y Campeona de Chile; 8 títulos de campeona Sudamericana; 4 medallas Panamericanas: Buenos Aires 2000- Rio 2001- Rio 2004- Reno 2011; 2 veces medallistas en torneos satélites internacionales FIE, Belgrado 2011 - Newcastle 2013; 2 Clasificaciones Olímpicas (Sídney 2000 - Londres 2012). Y 4 veces  fue distinguida con el “Cóndor de Bronce”, premio otorgado por el Círculo de Periodistas Deportivos de Chile al “Mejor deportista del año” (1998, 2000, 2012 y 2013).

“Puedo comparar la realidad deportiva de diferentes países. Tenemos  una diferencia abismante con los países potencia. Por lo tanto, el hecho que Chile, un país tan pequeño y tan poco desarrollado a nivel de cultura deportiva, logre tener una representante en unos Juegos Olímpicos (…)”. El haber llegado allí “Eso ya fue mi medalla”, señala sobre esa experiencia, que fundamenta su crítica respecto a la falta de apoyo a los deportistas  activos y las posteriores condiciones de jubilación en las que quedan.

Tras comprobar la incomprensión de la opinión pública a esta realidad, la esgrimista decide asumir el nuevo desafío de ser la “voz de los deportistas”, al asumir la vicepresidencia en la Agrupación Nacional de Deportistas de Alto Rendimiento de Chile (DARChile).

Crítica respecto de la falta de apoyo gubernamental, plantea: “Durante los Juegos Olímpicos de Londres, dije que ser deportista de alto rendimiento y también mamá, hace que la beca simplemente no me alcance para pagar una niñera”.

“No puede ser que un deportista o entrenador que haya obtenido medalla en los Juegos Sudamericanos de Santiago 2014, aún no reciban sus becas o pagos. Con cada cambio de gobierno debemos volver a reunirnos con los directores y empezar de cero”, apunta la dirigenta, quien también ejerce como profesora de esgrima en el Club Deportivo Manquehue. En esta nueva etapa como formadora, tiene como estudiante aventajada a Rosario Díaz del Río, actual octavo lugar a nivel continental en categoría cadete. “Tiene mucho futuro mi pequeñita. Va a dar que hablar”, adelanta, con palabras llenas de orgullo.

Autor: 
Marco Espinoza