Guillermo Gacitúa:

“Es impagable haber recibido la formación y acervo cultural que entrega nuestra Universidad”

Ingeniero en electricidad por la UTE y socio de la Fundación de Egresados y Amigos (Fudea), Guillermo Gacitúa preside el Consejo Nacional de Seguridad desde 1991, corporación sin fines de lucro cuyo objetivo es fomentar la prevención de riesgos, accidentes y enfermedades profesionales de las personas en las diferentes actividades de la vida nacional.
“Por ejemplo, si construyo un puente, tengo que preocuparme no solamente de los fierros, sino también de las personas que van a hacer el trabajo. Entonces, esa sensibilidad hacia el grupo de trabajo es importante. Hay una responsabilidad no solamente hacia un edificio, un puente o línea de transmisión. Hay que hacerlo bien, con las menores posibilidades de accidente”

Guillermo Gacitúa (83) estudió en la Escuela de Técnicos Industriales en Concepción e Ingeniería en Electricidad en la Universidad Técnica del Estado, desempeñándose en la actualidad como presidente del Consejo Nacional de Seguridad, organismo que lidera desde el año 1991.

Nació en Santiago, pero a los tres años –producto de la muerte de su padre-, se mudó a Talcahuano, donde se crio con su abuela, tíos y tías. 

 

Estudió en la mencionada ciudad, en San Carlos y también en Chillán, para posteriormente instruirse en la Escuela Industrial de Concepción –entidad que después integraría la Universidad Técnica del Estado- en la década del cincuenta.

Su interés en el ámbito eléctrico –impulsado por un tío Normalista que lo motivó a ingresar a una Escuela Industrial -lo llevó a trasladarse a Santiago. Ahí, entró a la Universidad Técnica del Estado, a la carrera de Ingeniería en Electricidad.

 

Al rememorar su paso tanto por la UTE como en la Escuela de Técnicos Industriales, destaca su rol como dirigente estudiantil en Concepción, representando a su recinto educacional en congresos y reuniones realizados en la Escuela de Artes y Oficios, que buscaban sentar las bases para la creación de la Universidad Técnica del Estado.

A su juicio, la comunidad de las escuelas técnicas a lo largo del país siempre buscó que sus especialidades tuvieran un rango universitario técnico, planteamiento que lo llevó a imbuirse fuertemente en la concreción de este objetivo. “No es que nosotros creáramos a la UTE, pero sí ayudamos a darle forma”, enfatiza con orgullo.

 

También, ya en Santiago y estudiando Ingeniería en Electricidad, participó en los inicios de la Radio Universitaria de nuestra Casa de Estudios, cuando estaba ubicada en el edificio de Fanor Velasco, en el centro de Santiago.

Ahí, ejerció como locutor, realizando programas misceláneos y de lectura de noticias, junto a un equipo de profesoras y profesores que lideraban la iniciativa, destacando con especial énfasis a la primera directora de la emisora, María Teresa Femenías. 

 

Su inquietud radial comenzó un poco antes, en Talcahuano, donde se desempeñó como locutor en iniciativas locales. “No era mucho lo que pagaban, pero era plata que no tenía”, señala entre risas.

 

Junto a ello, en la Escuela de Técnicos Industriales de Concepción, participó en el levantamiento de una pequeña radio, que con el esfuerzo tanto de los estudiantes como de los profesores, pudo salir adelante. “Compramos un equipo de música usado, los discos y nos conseguimos una salita (…).  Transmitíamos al patio de la escuela y poníamos música. Incluso, habían profesores que nos regalaban música clásica, vinilos y estuvimos un par de años en eso. Fue una bonita experiencia”, señala.

 

A su juicio, lo que vivió tanto en Concepción como en la Universidad Técnica del Estado, fueron experiencias muy enriquecedoras, destacando la heterogeneidad de contenidos y la vocación de servicio, a toda prueba, de los profesores que lo educaron.

“Eran educadores más que ‘enseñadores’. Ese afán educador va generando fuerzas, incentivos y semillas en los jóvenes. Eso se agradece realmente. Va engrandeciendo el sentido de la vida y le da un norte. Es impagable haber tenido esa formación y ese acervo cultural”, agrega.

 

Llegada a Chilectra

 

Posteriormente, realizó prácticas profesionales en Huachipato, en Inchalam y Endesa, para finalmente ingresar a Chilectra, donde primero se desempeñó en el área de distribución en San Bernardo y después ejerció como ejecutivo de Recursos Humanos en la Gerencia de Personal, especializándose en el área de Personal y Prevención de Riesgos.

 

Estando en Chilectra, ejerció como presidente del Sindicato de Profesionales, realizando diversas luchas en beneficio de las trabajadoras y trabajadores. “Fue una labor muy bonita. Logramos muchas conquistas sociales, de salud, médicas o de mejoras económicas (…). Yo estuve 16 años como presidente del sindicato”.

 

Ese impulso y contacto con diversos mundos laborales, de empresas y ejecutivos, lo llevó a vincularse al ámbito de la seguridad, ingresando al Consejo Nacional de Seguridad en representación de Chilectra.

La mencionada entidad, fue creada en 1953 basada en los principios del National Safety Council de Estados Unidos, buscando fomentar la prevención de riesgos y crear conciencia sobre la necesidad de evitar accidentes laborales.

 

En ella, primero ejerció como director, después como vicepresidente y finalmente liderando el organismo desde 1991. “Esa representatividad en el directorio fue tomando más fuerza y me fueron apoyando las otras empresas y tuve la presidencia hasta el día de hoy”, agrega.

 

A su juicio, esa experiencia ha sido muy enriquecedora, porque “uno se transforma en uno más de los aportadores de generar consciencia en la ciudadanía, en los trabajadores. Por ejemplo, realizamos concursos y premiamos a establecimientos educacionales que se preocupan por desarrollar la prevención en los colegios, reducir los accidentes y tareas formativas de seguridad”.

 

En la misma línea, añade, “todo eso enriquece y ayuda. Es como una vocación de servicio. Ayuda a salvar vidas, a que un trabajador vaya a laborar y vuelva del trabajo todos los días sano y salvo”.

 

Desafíos de seguridad en la sociedad

 

Como experto en seguridad, el también socio de Fudea considera importante ampliar los estándares en la materia fuera de los espacios de las empresas. Ejemplifica con el tránsito vial, donde “no hay consciencia preventiva y de seguridad”.

 

También, considera que deberían realizarse esfuerzos más importantes en términos formativos en los colegios, incluyendo como parte de la educación cívica “el respeto al otro, incluso el respeto a mí mismo, a lo que yo hago: eso falta fortalecer”.

 

Pese a valorar los esfuerzos que realizan organismos como las mutualidades, el propio Consejo que lidera, considera que “es insuficiente. Hay que hacer más cosas todavía”.

 

“Por ejemplo, nosotros hacemos cursos anuales a estudiantes en práctica de universidades e institutos para generar consciencia preventiva. Uno les pregunta si alguna vez se habló de prevención de riesgo y accidentes en sus estudios la mayor parte dice que no. Eso es una falencia social”, recalca.

 

Llamado a la comunidad

 

Finalmente, Gacitúa realiza un llamado a la comunidad de egresadas y egresados de diversas profesiones a avanzar con más fuerza en la cultura preventiva. “Tienen que salir con esa mentalidad”, enfatiza.

 

“Por ejemplo, si construyo un puente, tengo que preocuparme no solamente de los fierros, sino también de las personas que van a hacer el trabajo. Entonces, esa sensibilidad hacia el grupo de trabajo es importante. Hay una responsabilidad no solamente hacia un edificio, un puente o línea de transmisión. Hay que hacerlo bien, con las menores posibilidades de accidente”, recalca.

 

Bajo su análisis, es fundamental incorporar “mi sensibilidad hacia la seguridad de las personas, como una responsabilidad social”, concluye.

Autor: 
Simón Pérez Seballos
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