Vicerrectora Fernanda Kri: “El Sistema de Créditos Transferibles busca que el diseño de los planes de estudio ponga el foco en el logro de los aprendizajes de los estudiantes”

  • A partir de hoy, las Universidades del Consejo de Rectores ponen a disposición del sistema de Educación Superior el “Manual para la implementación del Sistema de Créditos Transferibles, (SCT Chile)”, una exhaustiva guía que permitirá a las instituciones avanzar en sus políticas de innovación académicas y educativas, a través de la incorporación del SCT-Chile en sus planes de estudio.


Como un impulso para la consolidación del Sistema de Créditos Transferibles en las instituciones de Educación Superior del país, hoy, a las 15 horas, en la Universidad de Santiago se presentará el “Manual para la implementación del Sistema de Créditos Transferibles, (SCT Chile)”, elaborado gracias al proyecto Mecesup FIAC SCT/USA 1116, que encabeza la vicerrectora Académica de la Universidad de Santiago, Dra. Fernanda Kri.

Este Manual, fruto del trabajo de más de diez años de ejecución del proyecto en el seno del Consejo de Rectores de las Universidades, pone a disposición  de todas las instituciones de Educación Superior del país, privadas y públicas, una completa guía sobre cómo avanzar en los procesos de innovación curricular, que les permita expresar sus planes de estudio en este sistema de créditos académicos, el que se basa en el tiempo que requieren los estudiantes para el logro de los resultados de aprendizaje en una actividad docente específica.

Para la directora de este proyecto, la vicerrectora Académica de la Universidad, Fernanda Kri, lo más relevante del proceso, y eso queda explícito en el Manual, “es que el foco de todo este proceso esté puesto en los estudiantes, en sus necesidades, potencialidades y talentos, y que los docentes centren sus metodologías de enseñanza para que sus alumnos desarrollen los aprendizajes deseados. De esta manera, se abre una nueva forma de entender la docencia”.

“El Cruch requería tener una mirada común, manejar el mismo concepto y ahora entendemos un crédito como todo el trabajo académico que debe realizar un estudiante para lograr los resultados de aprendizaje, y el desarrollo de las competencias. Esto no mide el tiempo que el profesor se demora en pasar la materia o cierto contenido, el foco está en el estudiante, es decir,  cuánto tiempo requiere ese estudiante para aprender y ese es el gran avance”, señala la vicerrectora Kri.

Esto, explica la Dra. Fernanda Kri, conlleva una exigencia al académico o profesor: “Nos obliga a comprender mejor el tipo de estudiante que hay en la sala de clases, y a considerar todo lo que son las innovaciones tecnológicas y pedagógicas que permitan hacer más eficiente el proceso formativo. Antes, había cursos donde el profesor pedía tanto trabajo, fuera del aula, que el estudiante no era capaz de hacer todo en medio de otros ramos que tenían también altas exigencias, y eso es porque todos los que hacemos clases creemos que nuestro ramo es el más importante. De este modo se afectaba el aprendizaje de los estudiantes, y con ello el rendimiento académico, las tasas de titulación, permanencia y retención”.

La vicerrectora Académica y directora de este proyecto, precisa: “Este sistema le pide al profesor estimar el tiempo de dedicación de los estudiantes y generar una planificación de su curso balanceada, que asegure que lo que le está pidiendo al estudiante, es posible”.

Movilidad estudiantil como efecto

En ese sentido, al entender lo mismo por un crédito académico todas las universidades -por ahora las del Cruch, y más adelante todo el sistema de educación superior- complementariamente se suma un beneficio al favorecer o facilitar la movilidad estudiantil entre las instituciones.

“Es cierto, todas las universidades del sistema vamos a entender lo mismo por un crédito, estos créditos van a ser más fáciles de transferir y deberían potenciar la movilidad, pero esta es una consecuencia y no el fin buscado por los creadores de este sistema”, aclara tajante la Vicerrectora Kri.

En ese sentido, plantea que la movilidad estudiantil no depende centralmente de estos créditos transferibles, sino de que existan los recursos para esa movilidad, que es costosa  y, fundamentalmente, de la confianza entre las instituciones sobre la calidad de la formación. “Si hay recursos y hay confianza se va a incentivar esta movilidad”, puntualiza la vicerrectora académica de la U. de Santiago de Chile.

Uno de los valores de este sistema de créditos transferibles, destaca la autoridad, es que son compatibles con el sistema o norma europea, que también tiene puesto el foco en los estudiantes.

“Todas  las universidades del Cruch están comprometidas, dentro de sus posibilidades y con distintos grados de avance. Esperamos tener en marzo de 2014, sobre el 60% de la oferta del Cruch con créditos transferibles y que, durante el año, se llegue lo más cerca del 100%”, señala la Dra. Fernanda Kri, quien agrega que “justamente, este Manual debe ser visto como una guía desarrollada a partir de experiencias exitosas de innovación curricular e implementación del sistema, que han sido sistematizadas para favorecer el desarrollo de estos procesos en otras instituciones de educación superior que presentan menos avance en estas temáticas”.