Investigan factibilidad de nuevo método basado en nanotecnología para detectar Hepatitis B

Según cifras oficiales, en Chile existen 34 mil personas que se encuentran infectadas con el virus VHB que provoca esta infección, la que se transmite por el contacto directo con sangre u otros fluidos corporales de un paciente que lo tiene. A nivel mundial, hay 240 millones de personas que viven con este mal. Eso motivó al Dr. Camilo García, de la Facultad de Química y Biología de nuestra Universidad, para investigar y generar un método más eficaz y económico para la detección de esta enfermedad, gracias a la adjudicación de un Fondecyt de Iniciación 2015.
“Escogí la Hepatitis B para abrir otro campo, porque es una enfermedad que es terrible y los métodos para detectarlas son muy costosos comparado con lo que estamos haciendo. "

La tesis aprobada por la comisión respectiva de la Facultad de Administración y Economía, FAE, se titula “Propuesta de un modelo para evaluar las prácticas de gobiernos corporativos en las Sociedades Anónimas chilenas”, y surgió como aporte antes los numerosos fraudes acontecidos en los últimos años en Chile.

Los estudiantes expusieron que esas acciones reflejan que existen deficiencias y debilidades en el actual marco normativo y de autorregulación que poseen las sociedades anónimas abiertas.

Así Felipe Arenas y Simón Cabello, ambos contadores públicos y auditores, definieron cuáles son las mejores prácticas de gobierno corporativo a nivel nacional e internacional y propusieron un modelo que evalúa la existencia y aplicación de eas prácticas en las compañías.

La hepatitis B es una infección hepática producida por el virus VHB que se transmite por el contacto directo con sangre u otros fluidos corporales de un paciente infectado, la cual puede ser solo un cuadro agudo o derivar en una enfermedad crónica, que no tiene cura y puede ser mortal.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el mundo hay 240 millones de personas que padecen de esta enfermedad de manera crónica, donde se incluye la cirrosis y el cáncer hepático. En Chile, existen 34.000 personas que se encuentran infectadas.

Ante este escenario, el Dr. Camilo García, de la Facultad de Química y Biología de la Universidad de Santiago, busca generar un nuevo método para detectar para esta infección, gracias a los recursos del proyecto Fondecyt de Iniciación (11150434).

Fundamentos

Para el académico existe una razón específica en la elección de esta enfermedad como base de la investigación, ya que en Chile se encuentra un genotipo específico del VHB que es categorizado como F.

“Escogí la Hepatitis B para abrir otro campo, porque es una enfermedad que es terrible y los métodos para detectarlas son muy costosos comparado con lo que estamos haciendo. A nivel local, existe un tipo de Hepatitis B que tienen solo los chilenos, entonces encontrar un sensor que identifique una cepa que nosotros queremos encontrar sería fantástico”, destaca.

Según el Dr. García, “la principal razón de haber postulado por la Universidad de Santiago es la calidad humana del equipo de trabajo en la Facultad”.

Es esa la razón por lo que espera que estos tres años de trabajo concluyan con un nuevo método que aporte al bienestar y comodidad de los pacientes en los procedimientos de salud.

Metodología

“Queremos ver si es posible hacer sensores para la hepatitis B basados en resonancia de electroquimiluminicencia”, explica el académico.

Añade que debido a que los quantum dots -nanopartículas fluorescentes- generan luz aplicándoles un voltaje, y esta señal lumínica puede ser absorbida por una molécula que tenga afinidad con el ADN, como lo son las porfirinas catiónicas.

Explica que los estudios se basarán en comparar secuencias de ADN lineales y balizas moleculares para el virus de Hepatitis B, y así determinar si existen cambios en la señal lumínica por este efecto resonante, obteniendo biosensores novedosos para la detección de esta enfermedad.

“Nuestra mayor inquietud es saber qué tan selectiva sea la técnica, porque la idea es que cuando más distancia haya las moléculas, en vez de apagarse, se pueden prender más. Por eso busco dos tipos de nanopartículas, unas que miran en azul y otras en naranjo, y en una de esas sale un sensor inesperado, que aumente la luminiscencia en vez de que se apague”, plantea el investigador.

Autor: 
María Soledad Urquieta