Experto propone repensar la ciudad para hacer frente a los problemas ambientales de la capital

  • Según el arquitecto y académico de la Escuela de Arquitectura, Jonás Figueroa Salas, se debe plantear a nivel de sociedad, un debate en torno a la configuración urbana que tienen las ciudades en Chile. En ese sentido, el urbanista propone instalar los servicios y dependencias públicas que están en Santiago, en otras ciudades de Chile; y a nivel local, emplazar las instituciones en lugares o sectores tradicionales, con el fin de transformarlos en ejes de desarrollo cívico y cultural.

 




Tras casi 2 semanas seguidas, en que la capital ha experimentado altos niveles de contaminación ambiental, surgen voces que proponen evaluar en profundidad las medidas adoptadas por la autoridad y trazar caminos que eliminen de forma definitiva el problema.

Hace algún tiempo, la Vicedecana de Investigación y Desarrollo de la Facultad de Ciencias Médicas de nuestra Corporación, Dra. Helia Molina Milman, propuso reubicar las fuentes contaminantes, tales como industrias, fuera de la capital. En ese sentido- expresó la facultativa- medidas como preemergencia ambiental o restricción vehicular, son paliativas pero no erradican el problema de fondo.

En esa misma línea, el académico y arquitecto de la Escuela de Arquitectura de nuestro Plantel, Jonás Figueroa Salas, estima que el tema de la contaminación ambiental en Santiago es de tal gravedad, que la autoridad debería enfrentarlo como si fuera un terremoto o un tsunami.

“Debemos afrontar cada episodio extremo de contaminación ambiental que padecen las ciudades chilenas, en particular Santiago, como un desastre sanitario de la envergadura de un terremoto, de un aluvión o un tsunami remediando las causas que lo provocan”, reflexiona Figueroa.

Los altos niveles de contaminación que enfrenta cada año la capital- opina Figueroa- no pueden ser aplacados a través de restricciones vehiculares u otras decisiones, pues no atacan el asunto de fondo. Lo concreto- enfatiza el académico- es que la polución al ser un problema estructural, requiere de medidas profundas para contrarrestarla.

“La gravedad de la cuestión sanitaria y funcional que cada invierno afecta la ciudad atmosférica de Santiago, no puede continuar siendo resuelta con sistemas de medición que sólo insinúan la mitigación de los efectos nocivos de la catástrofe mediante la seguidilla de restricciones que de modo trasnochado, horas antes del colapso nos impone la autoridad regional para paliar un problema estructural, sin llegar nunca a la formulación de operaciones correctoras creativas de índole estratégica”.

Sugiere el arquitecto, que la sociedad en su conjunto debe realizar un debate abierto y franco, donde se analice en profundidad la configuración que tienen los centros urbanos chilenos y su alcancen en materia ambiental.

“La existencia de una ciudad superpoblada, colapsada ambientalmente como Santiago, con altos costos funcionales y sanitarios, y el conjunto de pequeñas ciudades regionales y provinciales mal equipadas y peor resueltas, aconseja el desarrollo de un debate nacional sobre la conveniencia de formular el diseño de una nueva arquitectura del territorio”.

Estima el urbanista, que es necesario redistribuir el espacio en función de las actividades que hoy se realizan en el país, en consonancia con las características topográficas que éste posee. En ese sentido, el especialista cree que el mapa urbano vigente, es atrasado.

“Un nuevo orden físico espacial sustentado en una distribución racional y razonable de las actividades sociales y productivas del país, teniendo presente las capacidades de acogida y las virtudes y debilidades que presentan cada una de las piezas geográficas de Chile, altamente dependientes del modelo colonial de tiempos del gobernador Manso de Velasco en el siglo XVIII”, expone Figueroa”.

En líneas generales, Chile se compone de una gran ciudad capital, y pequeños núcleos regionales que suelen estar dispersos. En esa dinámica, se forjan “extensas zonas que están subutilizadas y otras que están sobre utilizadas”, dice Figueroa.  

La sobre utilización se manifiesta en la concentración de servicios e instituciones, de toda índole, en la Región Metropolitana. Lo que propone Jonás Figueroa, es descongestionar la capital, “enfriarla”, distribuyendo las oficinas centrales de tales organismos a través del país, desconcentrándolo y planteando un desarrollo parejo a nivel nacional.

“A partir de ello, es necesario hacer esfuerzos por “enfriar” la ciudad capital, mediante la relocalización de aquellas actividades y organismos que no presentan grandes restricciones en cuanto a sus factores de emplazamiento, tales como las instituciones armadas, trasladando sus sedes a otras ciudades de provincia en donde podrían ser consideradas valores urbanos, tales como Ovalle, Taltal o Cauquenes, por ejemplo”, explica Figueroa.

Para el académico, ha faltado voluntad política en la materia. La irrupción de nuevas tecnologías en informática, por ejemplo, constituye una oportunidad para desconcentrar las funciones que desempeñan los organismos públicos y establecer una distribución más homogénea.

“Con los mismos recursos que se utilizan mal a causa de un modelo territorial obsoleto e impropio para las nuevas tecnologías de comunicación, debemos construir una nueva ciudad capital que acoja los asuntos de gobierno de un ejecutivo digital e itinerante con sus respectivas reparticiones públicas interconectadas con los problemas del país”, afirma el académico.

Otra propuesta: cambios en dos ejes

La reconfiguración que propone Jonás Figueroa, se enmarca en dos ejes. Vertical, es decir, el explicado anteriormente y que va en un nivel nacional; y horizontal, o local.

El segundo caso, propone la reubicación de las oficinas centrales de ciertas instituciones públicas, en sectores tradicionales o con fuerte raigambre nacional. El traslado- cree Jonás Figueroa- puede generar  un polo de desarrollo nuevo y una posibilidad de recuperar física, económica y culturalmente a los nuevos lugares de emplazamiento.

“Debemos repensar las centralidades de Santiago a partir de la redistribución de las sedes de los gobiernos locales. Por ejemplo, la sede de la Municipalidad de Santiago debiera estar emplazada en el Barrio Yungay con el fin de motivar la recuperación física, social y económica del sector. ¿Por qué la sede del gobierno regional no está instalada en San Bernardo, Melipilla, Talagante o Tiltil, motivando el surgimiento de nuevas actividades sociales y productivas en estas alicaídas economías provinciales?”, reflexiona, finalmente el académico de la U. de Santiago.