Experto critica excesiva valoración a pruebas estandarizadas de medición como el Simce

  • Para el académico Dr. Jaime Retamal, la prueba del Sistema de Evaluación de la Calidad de la Educación (Simce), que desde hoy se aplicará en los establecimientos del país, no es un instrumento capaz de medir efectivamente el nivel de la calidad de la educación en Chile. “Llamo a hacer un complot. A no rendirla. A que los apoderados no lleven a sus niños, y así emplazar a las autoridades del Ministerio de Educación. (…) Esta prueba tiene que ser repensada en todos sus niveles, porque afecta la vida escolar”, expresó.

 



Entre el 6 y 28 de octubre, se llevará a cabo la rendición de la prueba del Sistema de Evaluación de la Calidad de la Educación (Simce), cuyo fin es, como lo señala el Ministerio de Educación, observar la trayectoria de los resultados de aprendizaje, relacionarlos con las evaluaciones de aula e identificar los factores internos presentes en cada establecimiento, que al modificarse, podrían mejorar los resultados.

La prueba, que este año que se aplicará a estudiantes entre segundo básico y segundo medio, en las áreas de lenguaje y comunicación, matemática, ciencias naturales e historia y ciencias sociales, no es, a juicio del académico del Departamento de Educación de nuestra Casa de Estudios, Dr. Jaime Retamal, un instrumento adecuado para medir la calidad de la educación chilena.

Explica el experto que las y los estudiantes disminuyen sus prácticas pedagógicas cuando enfrentan  la prueba; es decir, “reducen considerablemente todas las oportunidades de aprendizaje que pudieran tener”.

En ese contexto, el Dr. Retamal estima necesario que todos los actores inmersos en el proceso educativo, realicen acciones en contra del Simce, porque “el examen no solo genera estrés, sino que una reducción significativa de las oportunidades de aprendizaje de los niños que son sometidos a un entrenamiento para rendir en estas pruebas, y eso reduce ampliamente la oferta de aprendizaje que ellos pudieran tener si es que no estuvieran presentes en sus colegios”.

Añade, que “el Simce lo que mide son ciertas habilidades y conocimientos, pero hay otros que son tan importantes y relevantes para los niños como el desarrollo motor y el aprendizaje relacionado a la inteligencia emocional”, que no son abordados por la medición.

El académico cree que, por eso, movimientos como ‘Alto al Simce’, que se oponen a la ejecución del examen, “ayudan a tomar consciencia  del daño que, de una u otra manera, el sistema educacional le está haciendo a los niños, (…) que acrecienta la imagen de los establecimientos, pero impone ritmos de estudio poco adecuados para los estudiantes”.

“Hay que pensar que estamos hablando de niños de segundo básico, que son sometidos a una prueba, y que antes de ésta, han estado bajo un entrenamiento febril, neurótico para poder rendir en ella y que el colegio sea bien catalogado, a tal punto que obtenga una buena imagen corporativa que le permita mejorar en los rankings nacionales”, sostiene el académico.

Solución Radical

“Llamo a hacer un complot. A no rendirla. A que los apoderados no lleven a sus niños, y así emplazar a las autoridades del Ministerio de Educación”, explica.

Así de radical es la postura del Dr. Retamal, quien es enfático en señalar que es necesario que se debata a nivel nacional el tema porque “no cabe duda que esta prueba tiene que ser repensada en todos sus niveles, porque afecta la vida escolar en toda su trayectoria curricular”.

“Estamos muy mal como país cuando decimos que el resultado de una prueba es igual a calidad de la educación. Buen resultado en una prueba, no significa buena calidad. Calidad es una palabra compleja, amplia, comprensiva, que tiene que ver con múltiples factores que están influyendo en el proceso de aprendizaje y enseñanza de los niños en la escuela, y una prueba no es capaz de medir la calidad de la educación”, reflexiona el especialista.

“Lamentablemente como país, hemos avanzado bien poco en esto, y todavía las políticas públicas se hacen pensando en los resultados del Simce”, agrega.

La solución

Para el Dr. Jaime Retamal, es imperativo reemplazar la prueba Simce. Para ello, hay que replantear un nuevo sistema donde las propuestas surjan del seno de quienes llevan a cabo el proceso educativo, y no de expertos ajenos a éste.

“Hay que preguntarle a las comunidades locales, a los alcaldes, a los sostenedores, a los apoderados y a los estudiantes. Debiéramos hacer una consulta nacional, para saber cómo vamos a evaluar nuestra calidad educacional”, propone el académico.

Asimismo, el Dr. Retamal entiende como útil, observar cómo el mundo ha enfrentado el tema, para así optar por el camino que más se amolde a la realidad nacional.

“Debiéramos consultar a la comunidad internacional sobre otros sistemas evaluativos más modernos, como Finlandia o Suecia por ejemplo, acerca de cómo lo hacen para medir la calidad de la educación, para poder definir cuál es el sistema que a nosotros más nos conviene y que no le haga daño a los estudiantes y al sistema escolar”, enfatiza el especialista.

Lo sustancial - explica- consisten en que “antes de definir como evaluar, hay que determinar un procedimiento más amplio, integrador y comunitario posible”.

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