Experta asegura que marea roja que afecta al sur del país aún no tiene un origen claro

La académica de la Facultad de Química y Biología de nuestra Universidad, Dra. Gloria Levicán Jaque, precisa que la causa de la marea roja que afecta al sur de nuestro país aún no tiene un origen claro.
“la aparición de estos florecimientos está directamente relacionada con algunos parámetros como la temperatura, la luminosidad y la disponibilidad de nutrientes como fósforo."

La experta responde así a quienes han afirmado, sin las respectivas investigaciones, que el fenómeno registrado en la zona de Chiloé -principalmente- corresponde a una consecuencia de las miles de toneladas de salmones muertos depositados al interior de las costas de la región de Los Lagos.

La doctora en Ciencias Biológicas explica que “la aparición de estos florecimientos está directamente relacionada con algunos parámetros como la temperatura, la luminosidad y la disponibilidad de nutrientes como fósforo. El evento, actualmente en curso, surgió en la región de Aysén y se extendió hacia el norte hasta llegar a la zona de Chiloé; no obstante las razones precisas que lo originaron no son claras”.

“La marea roja es un fenómeno estacional que se ha producido históricamente en los meses de verano y otoño, enero a marzo o abril, de modo que no es sorprendente su aparición también en esta temporada, no obstante este año ésta ha alcanzado una magnitud mucho mayor”, añade.

En cuanto a los factores que favorecen los florecimientos, la Dra. Levicán sostiene que “pueden ser naturales o también influenciado por las actividades humanas. Así por ejemplo las actividades acuícolas que aportan materia orgánica a los sistemas acuáticos pueden contribuir al desarrollo de florecimientos de mayor magnitud e impacto”.

Recalca que al ser parte de un ciclo natural, “los florecimientos marinos no pueden ser evitados, sin embargo, si se logra establecer una correlación significativa con ciertas prácticas acuícolas, entonces es posible aspirar a que haya un mejor manejo y por tanto, reducir el impacto que estos florecimientos tienen”.

Aclara que existen reportes científicos que indican que el cambio climático influye de modo importante en el aumento de la frecuencia de aparición de estos fenómenos alrededor del mundo.

“El aumento de la temperatura sobre el planeta y los cambios hidrológicos que implican un mayor movimiento vertical de las aguas pueden favorecer el crecimiento exponencial de ciertos grupos de microorganismos pero, obviamente, el manejo de estas variables resulta complejo sino imposible”, subraya.

Cuidados en el consumo

En relación a los cuidados que debe tomar la población, la académica señala que el consumo de mariscos contaminados sin duda reviste un alto riesgo.

“Es fundamental consumir solo aquellos productos que han sido debidamente analizados y declarados como libres de contaminación por parte de la autoridad sanitaria. Esto requiere adquirirlos solo en lugares autorizados”, asegura.

“Se puede predecir que estos fenómenos, al ser parte de un ciclo natural, se volverán a presentar en las próximas temporadas cálidas. No obstante, considero que el incremento en la magnitud e impacto de este fenómeno debe hacernos reflexionar sobre si nos cabe, como sociedad, alguna responsabilidad y qué es posible realizar para reducir su impacto. Un plan de manejo y control de la eliminación de residuos a  los sistemas acuáticos es sin duda de primera prioridad”, agrega.

¿Qué es la marea roja?

Este fenómeno que ha impactado a los pescadores entre las regiones de Los Ríos y Aysén, es lo que técnicamente se conoce como Florecimiento Nocivo de Algas (o FAN, por su sigla en inglés).

“Estos florecimientos corresponden a un crecimiento exponencial de microorganismos que forman parte de fitoplancton como microalgas y dinoflagelados, entre otros. Estos microorganismos producen una variedad de toxinas con diferente grado de toxicidad y acción, distinguiéndose por ejemplo: hepatotoxinas, dermatoxinas, y neurotoxinas”, añade la experta.

“Los organismos filtradores como los bivalvos, se alimentan del fitoplancton y acumulan las toxinas que posteriormente pueden pasar a las personas y a los animales a través de su consumo. Muchas de estas toxinas son estables a la temperatura por lo que no pierden su actividad durante la cocción de los productos”, concluye.