Falla de San Ramón

Experta asegura que en la falla de San Ramón se podría generar un terremoto 7,0

La profesora del Departamento de Ingeniería en Obras Civiles y especialista en ingeniería sísmica, Paulina González Soto, sostiene que estudios geológicos advierten de esta situación y por ello valora el anuncio de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), en el sentido de monitorear la fractura que cruza el sector oriente de Santiago. Asimismo, puntualiza que la normativa antisísmica actual (NCh433) tomó en cuenta la posibilidad de movimientos telúricos de gran envergadura.
“Los parámetros de diseño sismorresistente de edificios que contiene la norma NCh433, serían suficientes para evitar el colapso de los edificios que eventualmente sean sometidos a la acción de este tipo de terremoto, los cuales, además, tienen una muy baja probabilidad de ocurrencia”.

Tras el anuncio de la Oficina Nacional de Emergencia (Onemi), organismo dependiente del Ministerio del Interior, de instalar una red de monitoreo de doce estaciones sismológicas en la falla de San Ramón, en la capital, la profesora del Departamento de Ingeniería en Obras Civiles de nuestra Casa de Estudios, y experta en ingeniería sísmica, Paulina González Soto, concuerda con la decisión del Gobierno porque, a su juicio, desde hace unos meses ya era aconsejable instalar instrumentos de medición para detectar posibles movimientos en la falla.

 

“Debido a que Chile es uno de los países más sísmicos del mundo, es imprescindible contar con la mayor cantidad de información instrumental sobre estos fenómenos naturales. De esta forma se podría disponer de información que resulta fundamental para los procesos de actualización periódica de la normativa antisísmica”, destaca la experta.

 

“Esta opinión la hago extensiva para todas las fallas geológicas que tiene el país”, agrega.

 

Según recientes estudios geológicos, la falla, que cruza seis comunas del sector oriente de Santiago a lo largo de 25 kilómetros, se encuentra activa desde hace unos 20 mil años, y que a raíz de ello se habría generado un terremoto de magnitud superior a los 7,5 grados hace otros 8 mil años.

 

Específicamente, la iniciativa contempla la instalación de siete estaciones sismológicas permanentes y cinco estaciones GPS, que medirán el desplazamiento de la tierra con equipos que bordean los 450 millones de pesos.

 

Normativa considera posibilidad de terremoto

 

Según la ingeniera civil, los estudios relativos al historial de la falla también indican que  eventualmente se podría generar un terremoto de magnitud 7,0 en un corto plazo. No obstante, puntualiza Paulina González, la normativa antisísmica actual (NCh433) tomó en cuenta esta posibilidad.

 

“Los estudios desarrollados para establecer las disposiciones de diseño sísmico de la norma NCh433 tuvieron en cuenta la ocurrencia de terremotos con hipocentro a muy baja profundidad en la zona cordillerana de Santiago, como aquel que se produjo en el año 1958 con epicentro en la zona de Las Melosas del Cajón del Maipo, entre otros eventos de este tipo que ocurren en la zona cordillerana de Argentina”, explica.

 

En ese contexto, González aclara que los estudios realizados para definir los parámetros de diseño sismorresistente de la norma NCh433 no incluyen en forma explícita la ocurrencia de terremotos con hipocentro en fallas geológicas.

 

“Ello, en parte, se debe a que no se dispone de datos de instrumentos sísmicos para ingeniería sobre ese tipo de terremoto. Solo se ha obtenido información a través de la red sismológica del terremoto ocurrido en Aysén con hipocentro en la falla de Liquiñe-Ofqui hace 9 años”, precisa.

 

Sin embargo, recalca la especialista, “los parámetros de diseño sismorresistente de edificios que contiene la norma NCh433, serían suficientes para evitar el colapso de los edificios que eventualmente sean sometidos a la acción de este tipo de terremoto, los cuales, además, tienen una muy baja probabilidad de ocurrencia”.

 

A su vez, González subraya que respecto al mencionado terremoto de Aysén de 2007, que dejó 10 víctimas fatales, dichas pérdidas no fueron causadas por colapso de edificios.

 

Autor: 
Fernando Abarca Back y Andrés Zanetti Aránguiz