Estudiantes chilenos no tienen el perfil de nativos digitales

Según el análisis del Dr. Juan Silva, los resultados del SIMCE TIC son deficientes pero esperables dado el tiempo promedio de formación en estas materias. “Se reafirma el hecho que estamos frente a resultados muy pobres,  si tenemos presente los 20 años del proyecto Enlaces y el presupuesto invertido en dotación tecnológica y formación de docentes  asignado para este tema”, asegura.

Los resultados del primer SIMCE de Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC), erradican la idea preconcebida de que los estudiantes de hoy son una generación 2.0. En el test aplicado estratificadamente  a diez mil estudiantes de 2º medio, de 505 establecimientos del país, sólo un 3,3% alcanzó un nivel avanzado.

La evaluación consistía en la aplicación de un software que a través de una conversación de chat, daba las instrucciones a los alumnos para desarrollar una serie de tareas y, de esta forma,  medir sus competencias en el manejo de las tecnologías.  Las otras cifras revelaron que el 50,5% de los estudiantes se ubicó en un nivel “intermedio” y un 46, 2% en el inicial.

El director del Centro de Investigación e Innovación en Educación y TIC de la Universidad, Dr. Juan Silva, asegura que los resultados de esta medición si bien son malos, eran esperables  dado los antecedentes que se tenían del censo TIC del año 2009. “Se reafirma el hecho que estamos frente a resultados muy pobres,  si tenemos presente los 20 años del proyecto Enlaces- a través del cual el gobierno ha dotado a las escuelas de laboratorios de computación, pizarras interactivas, notebooks, proyectores en el aula,entre otros- así como el presupuesto invertido en dotación tecnológica y formación de docentes asignado para este tema”, remarcó el académico.

“Los estudios realizados por la OCDE y la misma entidad gubernamental, demuestran que el tiempo destinado al uso de las TIC es escaso. El promedio del uso de los laboratorios tecnológicos en las escuelas es de  una hora”, explica el investigador.  Según  el Dr. Silva, ello repercute en la formación de los estudiantes más vulnerables, pues acceden a las herramientas en sus establecimientos, por ende, su nivel de alfabetización digital no alcanza el óptimo, haciendo notoria la brecha socio-económica existente en el país.

Posibles repercusiones

“No sacamos nada con que la gente sepa utilizar operativamente la tecnología, porque en realidad lo que interesa es que la  empleen de manera funcional y siempre en post de un objetivo pedagógico”, plantea Silva, quien sostiene que los profesores deben atreverse a incorporar estas herramientas en las aulas y que  deberían desarrollarse talleres tanto a estudiantes como padres y apoderados, pero reducidos a unas 12 horas, para que puedan reorientar el uso de las tecnologías, convirtiéndolas en un aporte para sus estudios y no verlas como una mera entretención.