Elsa Abuin: una trasandina que echó raíces en Chile marcando a varias generaciones de científicos

Una joven científica argentina se instaló a mediados de los 60 en nuestro plantel, donde desarrolló una carrera investigativa y docente que marcó a muchas generaciones. La académica Elsa Abuin, quien fue la primera mujer en Chile en adjudicarse una Beca Guggenheim para realizar un trabajo científico en el extranjero, murió recientemente, dejando un fuerte legado en nuestra Facultad de Química y Biología y en el ámbito científico nacional.

A Elsa Abuin le gustaba en especial la química analítica. Su amor por esta rama se afianzó en la  Universidad de Buenos Aires, donde, con poco más de 20 años, se convirtió en una flamante Licenciada en Química.

Problemas políticos y universitarios en la Argentina de los años ‘60, hicieron que el grupo de investigación al que ella pertenecía se trasladara a Chile, a la Universidad Técnica del Estado. Y Elsa, a pesar de su juventud y ser nueva en el equipo, no dudó en aceptar la oferta, radicándose en nuestro país en 1966.

Fue una de las primeras estudiantes de la Universidad de Chile en obtener el Doctorado en Química. Con su nuevo pergamino en mano fue contratada como profesora titular del Departamento de Ingeniería de la UTE. Desde ahí comenzó a forjar una brillante carrera como académica y científica. Un camino que como muchas mujeres que hacen de su profesión una pasión, priorizó por sobre todas las cosas y que la alejó de formar su propia familia, no obstante, recibió múltiples satisfacciones.

Fue, a su vez, la primera mujer en Chile que recibió la Beca Guggenheim para realizar un trabajo científico en el extranjero, a comienzos de los años ’90, desempeñándose como Investigadora Asociada en la Universidad de Rochester (USA) y en la Universidad de Ottawa, Canadá.

En su momento, fue una  de las integrantes más notables del grupo de Investigación que aún mantiene el histórico nombre de Cinética y Fotoquímica en la Facultad de Química y Biología. También fue profesora visitante en la Universidad Nacional de Río Cuarto, Argentina y en Universidad de Sao Paulo, Brasil.

Más de 150 publicaciones en revistas internacionales, además de monografías, reviews, conferencias, participaciones en congresos y seminarios, destacan, a su vez, en su vasto trabajo científico. A ello se suma, el haber sido Investigadora Responsable de proyectos Fondecyt desde el inicio de este Programa, así como de proyectos internos de la Universidad, de la Fundación Andes, y de agencias internacionales como el CONICET y CNPQ.

Organizó congresos Internacionales y desde el año 2003 “la aparición de los tres volúmenes del texto “Fisicoquímica” publicados por el Sello Editorial Usach, dedicado principalmente a estudiantes de pregrado, no habría sido posible sin la labor e incansable dedicación de Elsa”, comenta el director del Departamento de Ciencias del ambiente, Dr. Arturo León.  En el IV volumen de este trabajo, que ya está en su fase final de publicación, la investigadora figura como editora. La revisión última del manuscrito sólo fue interrumpida por la fase final de su enfermedad.

“Su aporte a la Facultad fue muy importante para la formación de generaciones de nuevos licenciados en Química. Su profesionalismo en la disciplina se notaba en la creación de nuevos métodos de enseñanza y muy especialmente en nuevos enfoques para abordar la materia”, comenta, recordándola, el decano de la FQyB, Juan Luis Gautier.

Hasta dos semanas antes de su muerte, Elsa se mantuvo activa en su rol como investigadora. De hecho, tenía en mente un proyecto de investigación que estaba comenzando a redactar para ser presentado en el concurso Fondecyt 2012.

Académica, profesora titular, investigadora destacada, palabra autorizada en fisicoquímica, en fotoquímica, en sistemas coloidales. Esta visión de Elsa sería incompleta -afirma Arturo León junto al Dr. Eduardo Lissi y a la Dra. Carolina Aliaga, también del Dpto. de Ciencias del Ambiente- sino se mencionara que fue “una mujer de gran fortaleza; valiente en tiempos oscuros de nuestro país defendiendo y protegiendo a estudiantes expuestos a arbitrios. Solidaria, preocupada hasta los extremos más increíbles por el bienestar de sus estudiantes. De gran paciencia y de muy poca paciencia; de gran capacidad argumentativa; seria y risueña, amable, delicada, acogedora”.

Elsa, “una mujer capaz de explicar las cosas más complicadas en palabra simples” y fumadora empedernida, partió a los 69 años, a mediados de abril, dejando un legado que desde ya atesora la FQYB y todo el plantel.

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