Baja aprobación de autoridades se debe a poca credibilidad y mala conducción política

El descenso en la encuesta Adimark de la Presidenta Bachelet es producto del desgaste del capital político de la Mandataría. Así lo cree Marcelo Mella, cientista político y doctor en estudios americanos por la Universidad de Santiago de Chile. “Si sumamos una falta de credibilidad transversal y una ausencia de relato o conducción de los partidos políticos, lo que tiene finalmente es un distanciamiento de la opinión pública respecto a la actividad política formal”, precisa.
La Nueva Mayoría y la Alianza también mantienen un bajo nivel de adhesión. 28 % y 16 % respectivamente grafican -según Marcelo Mella- una fuerte crisis en el relato de los partidos políticos, que repercute en su manejo.

Adimark, empresa dedicada a estudios de mercados y opinión pública, dio a conocer los resultados de su encuesta sobre evaluación de la gestión gubernamental, correspondiente al mes de marzo. En ella la aprobación  de la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, registró un mínimo histórico de 31 por ciento y una desaprobación que alcanza los 61 puntos porcentuales. El Gobierno no se queda atrás, pues el  65%  de quienes contestaron el sondeo, reprueba su labor.

Según Marcelo Mella, cientista político y Decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, hay dos factores que determinan la caída del Ejecutivo en la encuesta. Primero, “sabemos que históricamente los Presidentes bajan en Chile hasta el tercer año, por lo tanto los semestres que tienen mayor desgaste son el primero del segundo y tercer año”, explica.

El segundo componente está marcado, según Marcelo Mella, por los problemas de corrupción o conflicto de interés “que finalmente le han quitado el apoyo blando que ha tenido la Mandataria en sus dos gobiernos”.   Ese respaldo -explica el académico- tiene que ver “con una credibilidad básica que la Presidenta genera, y que pone a su liderazgo en una situación muy distinta del resto de la clase política”, sentencia.

En ese sentido, algunos atributos personales de Bachelet, que siempre fueron bien evaluados por la ciudadanía, hoy inspiran rechazo. “Capacidad para enfrentar situaciones de crisis” y  credibilidad” con 51 % y 54 % respectivamente, son algunos de estos. Además, un 59% de los encuestados declara no confiar en la Presidenta. Significativa caída, pensando que en febrero pasado un 53% de quienes participaron en la medición, afirmaron lo contrario.

“Ese capital se encuentra erosionado seriamente por todos los sucesos que han ocurrido en el último tiempo”, dice Marcelo Mella. Agrega que el desgaste se produjo también, cuando el Gobierno no fue capaz de fijar una postura firme para salir de la crisis. “Hemos podido observar desde febrero hasta ahora, cómo la Presidenta ha oscilado entre apariciones que revelan el impacto personal que ha generado esta situación de crisis para ella, y lo que el país espera que sea una señal política robusta en términos de fortalecer la institucionalidad”, explica. 

Examen a la clase política

La clase política también fue objeto de escrutinio. 63 por ciento de los encuestados, desaprueba el trabajo de la Nueva Mayoría, y 74% el de la Alianza.  Poderes del Estado como el legislativo, también reprobaron. 75 por ciento de rechazo para el Senado y 77 para la Cámara de Diputados.

Los casos de corrupción política, acontecidos en el último tiempo, son de amplio dominio público. Según el sondeo, 97%, de quienes participaron, afirmaron conocer el ‘Caso Caval’ y 94% el ‘Caso Penta’. Asimismo un 74%  califica como “muy grave” al primero, y 86% piensa lo mismo del segundo. “Hoy en día tenemos una ciudadanía, no solamente en Chile sino en América Latina, bastante más sensible frente a estos temas”, dice Marcelo Mella.

La Nueva Mayoría y la Alianza también mantienen un bajo nivel de adhesión. 28 % y 16 % respectivamente grafican -según Marcelo Mella- una fuerte crisis en el relato de los partidos políticos, que repercute en su manejo. “Si usted  suma una falta de credibilidad transversal y una ausencia de relato o conducción de los partidos políticos, lo que tiene finalmente es un distanciamiento de la opinión pública respecto a la actividad política formal” afirma el investigador. Por eso -dice Mella- “no hay democracia fuerte sin partidos políticos fuertes”.

Como salir de la crisis

Frente a la relaciones irregulares entre dinero y política que se han hecho públicas recientemente, Marcelo Mella cree que lo que el país precisa son mecanismos fuertes y transparentes de financiamiento público para la actividad política,  “porque la ciudadanía tiene que entender que la democracia sana que se requiere, también necesita  un financiamiento estatal que equipare la  cancha entre los distintos jugadores, y con niveles superiores de transparencia de los que tenemos hoy en día”.

Autor: 
Fernando Abarca Back