Académica afirma que problemas económicos inciden en quiebres matrimoniales

  • Ante la publicación de un estudio que plantea que las parejas que se reparten equitativamente las labores domésticas estarían más proclives a divorciarse, la académica de la Escuela de Psicología de la U. de Santiago, Dra. Ana María Fernández, plantea que probablemente la estadística tenga que ver con la situación económica del matrimonio más que con el rol que cumple cada uno en la relación.


Un estudio realizado por  el Instituto de Investigación en Ciencias Sociales Nova, aseguró que el porcentaje de divorcios en los hogares en que las parejas comparten las tareas domésticas equitativamente, es un 50 por ciento más alto que en aquellos en los que la mayor parte del trabajo es realizado por la mujer. Es decir, mientras más equilibrada es la repartición de tareas domésticas, mayor es el riesgo de terminar el vínculo matrimonial.

Lo anterior, estaría relacionado con la modernización de las relaciones de pareja, lo que implicaría una mejor educación y mayor estabilidad económica de ambas partes y, por lo mismo, una menor dependencia entre hombre y mujer.

Ante la afirmación de que una repartición igualitaria de labores haría más propenso un quiebre de los matrimonios, la académica de la Escuela de Psicología de la U. de Santiago y experta en relaciones de parejas, Dra. Ana María Fernández, señala que tanto en la psicología evolucionaria como en la aproximación social, seria congruente que se esté produciendo una especie de intercambio de roles sexuales y una transformación de los valores sociales que, generalmente, han estado acordes con las instituciones más tradicionales.

“En general, el matrimonio pasa a ser una situación tradicional y casi toda la evidencia que hay, demuestra que para una mujer lo atractivo de un hombre está relacionado con sus habilidades masculinas. Desde la teoría social clásica, el rol del hombre es ser proveedor, protector, tener un rol fuera de la casa como un cazador, mientras que las mujeres están relegadas a la casa para el cuidado de los hijos y las labores domésticas”, explica la académica.

La investigadora plantea, además, que el resultado del estudio es coherente con varias líneas de la psicología, debido a que la sociedad no está preparada para un cambio de roles en estos términos.

Percepción femenina respecto al rol masculino

Según la experta, en la mente femenina hay ciertos sesgos para evaluar a un hombre y son estos  los que, desde la psicología evolucionaria, predicen qué es lo que más nos acomoda como sociedad.  “Si desde siempre dejar a un hombre al cuidado de los hijos, hubiese sido una opción, no hubiésemos evolucionado de esta manera, y no constituiría un problema la inversión de roles.  No obstante, nació un sesgo mucho mayor que se hizo coherente con los valores tradicionales que fue adquiriendo la sociedad”, asevera.

Para la psicóloga, uno de los mayores predictores del divorcio es la poca proyección de la pareja a largo plazo, y plantea que casarse con predisposición de divorcio es un factor mucho más potente -para un mal resultado- que simplemente compartir el 50 por ciento de las labores domésticas. Probablemente las parejas que comparten las labores, no por opción sino por obligación, están sobre-representadas en este 50 por ciento.

Ana María Fernández, además, afirma que el problema de este estudio es que no explicita cuáles son las causas de estos conflictos, sino que se trata sólo de un dato concluyente, por lo que considera  existiría un control de estrato económico a la base de este resultado, ya que -en el fondo- pudiese existir enmascarada una desigualdad socioeconómica importante entre aquellos que comparten y no comparten las labores domésticas.

“Un agente importante del estrés en las parejas, son los problemas económicos. El no saber cómo parar la olla es mucho más complicado que cualquier otro factor. Puede haber amor, ausencia de todo tipo de conflictos, pero cuando existen problemas económicos todo lo anterior pasa a un segundo plano”, concluye la académica.