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Libro relata viajes extremos de más de 50 mujeres a la Antártica, entre ellas 4 académicas de nuestro Plantel

Libro relata viajes extremos de más de 50 mujeres a la Antártica, entre ellas 4 académicas de nuestro Plantel

Estudiar en la única escuela de Chile en la Antártica, bucear en aguas con temperaturas de -2 °C, o volar en un avión militar hasta el mismísimo Polo Sur parecieran labores destinadas a un selecto grupo de personas, pero en la actualidad son desarrolladas cotidianamente por distintos grupos de mujeres. Profesionales que han desarrollado su pasión en el extremo más austral del mundo.

Así nace el libro “Antártica: relatos de exploradoras en el corazón del planeta”, escrito por la periodista científica Nadia Politis, que reúne los relatos de 55 viajeras, de edades entre 15 y 95 años, que, en distintos momentos de la historia de Chile -y en la actualidad- se han conectado con el punto más aislado del planeta.
 
Entre ellas se encuentran las académicas de la Facultad de Química y Biología, Marisol Pizarro y Jenny Blamey; Marina Stepanova y Sarah Feron de Física, de nuestra Universidad.
 
El relato colectivo, cargado de emoción y aventura, reflexiona sobre los grandes temas que está enfrentando el territorio: cambio climático, especies invasoras, movimientos sísmicos y educación antártica.
 
El libro busca inspirar a niñas y adolescentes de entre 14 a 17 años, para que identifiquen en la Antártica una pasión para alcanzar sus propias metas, motivándolas así a desarrollar un espíritu aventurero que recoja los valores de unidad y colaboración que impulsan a toda exploradora antártica.
 
El lanzamiento virtual del libro fue el sábado 6 de noviembre, en la ceremonia de premiación de la Feria Antártica Escolar (FAE), que conecta a estudiantes de todo Chile en la realización de un proyecto de investigación antártico original e inédito…hitos que se suman a la conmemoración del Día de la Antártica Chilena, fecha en la cual se recuerda el legado del expresidente Pedro Aguirre Cerda tras el establecimiento de los límites del Territorio Chileno Antártico en 1940.
 
“Antártica: relatos de exploradoras en el corazón del planeta” es un proyecto financiado por el programa Ciencia Pública, del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, y cuenta con el apoyo del Instituto Antártico Chileno (INACH), y las municipalidades de Santiago y Punta Arenas.
 
El prólogo está escrito por la destacada investigadora en ciencia antártica, doctora en Ecología y SEREMI de Ciencia de la Macrozona Austral, Dra. Pamela Santibáñez, y en el sitio web www.exploradorasdelplaneta.cl además de acceder al libro, se puede encontrar contenido multimedia y material fotográfico exclusivo. La revisión de contenido estuvo a cargo del destacado periodista científico y docente, Sergio Prenafeta Jenkin, mientras que la gestión editorial y corrección de textos, fue liderada por Isidora Sesnic.

Académico Luis Díaz Robles sobre contaminación en la Antártica: "Cualquier acción que tomemos ahora, la respuesta positiva puede ser en el corto plazo"

Académico Luis Díaz Robles sobre contaminación en la Antártica: "Cualquier acción que tomemos ahora, la respuesta positiva puede ser en el corto plazo"

El experto en gestión de la calidad del aire y control de la contaminación, se refirió en el programa All You Need Is Lab, a la preocupante presencia de material particulado en el continente blanco.
 
La investigación se dio en base a una simulación que realizaron con información recopilada por años de investigaciones más datos satelitales, explicó Luis Díaz Robles, doctor en Ingeniería Ambiental y académico de la Facultad de Ingeniería de la Usach.
 
“Lo que hicimos nosotros fue modelar el hemisferio sur y todo el inventario de emisiones de sustancias, entre ellos el carbono negro, que sabemos contribuye con el derretimiento de los glaciares”, señaló.
 
En ese sentido, Díaz Robles recordó que en cuanto a contaminación en esa zona, “el principal impacto que tienen los glaciares y la cordillera de Los Andes, es producto de los incendios forestales, especialmente, en el lado oeste de la Antártica en que el derretimiento es más rápido”.
 
Por otra parte, elementos como el carbono negro, también conocido como hollín, que es la parte orgánica del combustible que no se alcanza a quemar, también están presentes, por lo que la necesidad de mitigar la expansión se hace urgente, según declaró el doctor en Ingeniería Ambiental.
 
Escucha su entrevista en el siguiente podcast de Radio Usach: https://www.radiousach.cl/luis-diaz-sobre-contaminacion-en-la-antartica-cualquier-accion-que

Investigador del Cedenna-Usach evidencia impresionante deshielo en la Antártica y estudia reacción de especies vegetales

Investigador del Cedenna-Usach evidencia impresionante deshielo en la Antártica y estudia reacción de especies vegetales

Hace más de 25 años que el Dr. Gustavo Zúñiga comenzó a ir a la Antártida para estudiar las especies vegetales que hace casi un cuarto de siglo eran escasas y que, aunque fuera verano, estaban rodeadas de una gruesa carpeta blanca.

El primer fin de semana de enero de este año, partió en una nueva expedición que esta vez está integrada por la Dra. Marisol Pizarro, investigadora del Cedenna; el estudiante del Laboratorio de Química y Farmacia de nuestra Casa de Estudios, Juan Balmaceda; y Krystal Randall, estudiante de doctorado australiana del grupo de trabajo de la profesora y colaboradora científica Sharon Robinson, de la Universidad de Wollongong.

El grupo que investigará durante un mes la evolución de las plantas antárticas, encontró cambios en el panorama y las tierras se ven más verdes, con musgos abundante, dejando en evidencia la impresionante retirada de la nieve.

La mitad del grupo se instaló en la isla Rey Jorge, y la otra mitad en la isla Robert, en las Shetland del Sur, para continuar el estudio sobre la respuesta de los musgos antárticos al cambio climático, analizando los registros que tienen durante el año, tomando muestras, haciendo algunos experimentos en laboratorios aumentando la temperatura en condiciones controladas, analizando la respuesta al calentamiento, comparando la evolución de los datos anteriores y registrando la temperatura durante el presente mes.

Gustavo Zúñiga, investigador del Centro para el Desarrollo de la Nanociencia y la Nanotecnología y académico de la Facultad de Química y Biología, viaja cada verano a estudiar esta adaptación de especies vegetales y reconoce que, en sus últimos registros, año a año ha constatado un máximo de temperatura que supera al anterior. A esto se suma, que las especies en estudio aumentan en número, lo que sugiere que tienen la capacidad para responder positivamente a los cambios que están ocurriendo.

En 2015, el académico realizó la misma travesía, pero entonces tomó una fotografía de la entrada a la base profesor Julio Escudero del Inach, en la isla Rey Jorge. La imagen muestra el fondo cubierto de nieve, en contraste con una que tomó este verano (enero 2020), donde se ve el terreno descubierto. Hoy, en la isla Rey Jorge se observa la escasez de nieve y el recogimiento del glaciar Collins, lugar donde el grupo de especialistas trabaja hace varios años.

El científico recuerda que hace una década en este lugar se apreciaba un horizonte blanco con algunos manchones verdes en verano, pero ha sido testigo de cómo el terreno verde ha ido creciendo y el blanco, retrocede rápidamente.

La investigación justamente trata de identificar cómo las plantas aprovechan las nuevas condiciones y se adaptan al cambio climático. En pequeñas estructuras como invernaderos que dejan instaladas todo el año (OTCs: Open Top Chambers), los investigadores comparan el impacto de unos pocos grados en el interior, versus la respuesta de los musgos que crecen de manera silvestre sobre el terreno cada vez más expuesto no sólo al sol, sino también a los vientos y la escasez de agua.

La Dra. Marisol Pizarro se encuentra en la isla Robert junto a la estudiante australiana, Krystal Randall. Explica que realizará recolección de muestras para luego hacer el análisis de los datos desde el año pasado a la fecha, mediante HPLC acoplado a espectrometría de masa, que se traduce en estudio de metabolitos o las sustancias que produce la planta como resultado de su proceso químico para sobrevivir, crecer o reproducirse.

No es su primer viaje, su primera partida fue en 2010 y hasta entonces, ni se imaginaba conocer la Antártida. Reconoce que el retorno navegando suele tener momentos incómodos de mareo, pero se compensan con una muy buena experiencia, “porque se pueden hacer cosas nuevas y hay muchas oportunidades de descubrir otras aristas para el proyecto. Junto con esto, la experiencia de conocer distintos tipos de científicas y científicos es enriquecedora”, comentó.

Ahora, en la isla Robert, colectará muestras de musgos y pastos, y espera que las plantas no estén estresadas, sino que estén adaptándose al cambio climático. Eso se ve en la morfología y en el cambio del metaboloma (conjunto de metabolitos). Aspectos fisiológicos, como tamaño y color, se observan in situ, pero los análisis posteriores se registran y esos datos se traen al laboratorio en Santiago junto con algunas muestras. Acá las estudiarán durante el año, buscando conocer el proceso de las plantas para adaptarse y, quizá en el futuro ese conocimiento pueda servir a otros, por ejemplo, en el ámbito de la agricultura para aplicarlo a cultivos afectados por el calentamiento global, o también para procesar nanopartículas con extractos de plantas antárticas mediante síntesis verde.

 

Investigador se adjudica fondo INACH para estudiar presencia de virus en peces en la Antártica

Investigador se adjudica fondo INACH para estudiar presencia de virus en peces en la Antártica

Un estudio que permitirá analizar muestras de peces y buscar patógenos virales en territorio antártico es la investigación que desarrollará el Doctor en Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Química y Biología, Marcelo Cortez.

La propuesta, que capitalizará los años de experiencia y el conocimiento adquirido en la Antártica que tiene él y su equipo de investigación, permitirá clarificar tanto la diversidad biológica como, eventualmente, la presencia de patógenos virales descritos en la salmonicultura presentes en peces autóctonos del continente blanco.

“El problema es la escasa información y lo poco estudiado que ha sido el territorio antártico y su hábitat submarino en relación a patógenos virales de peces” planteó el profesor Cortez, quien lidera la investigación junto a la Dra. Yesseny Vásquez, directora alterna del proyecto perteneciente a la Facultad de Ciencias Médicas de nuestra Universidad.

En definitiva, el proyecto, cuyo nombre es “Caracterización genómica de Birnavirus Acuáticos detectados en peces antárticos del genero Notothenia: Buscando la clave para la adaptación de virus de peces a temperaturas cercanas al congelamiento”, fue una de las doce iniciativas que resultaron ganadoras del XXV Concurso Nacional de Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica Antártica y recibirá un financiamiento de $18.900.000 de pesos por dos años.

“Esto permitirá principalmente la compra de reactivos, de servicios secuenciación masiva y, sobre todo, tener los recursos para hacer los estudios genéticos y computacionales para corroborar si es que realmente hay una adaptación de birnavirus a bajas temperaturas”, sostuvo el profesor Cortez.

El investigador - quien trabajará en equipo junto con las investigadoras de la Facultad de Química y Biología: Dra. Carolina Mascayano y Dra. Margarita Montoya; y el Dr. Javier González del Museo del Historia Natural de Potsdam (Alemania) destacó  la importancia que tiene desarrollar este tipo de estudios dado el actual contexto de crisis climática.

“Queremos con este proyecto aportar con un grano de arena para finalmente decir que, al menos molecularmente a nivel de adaptación de virus de peces, el aumento de la temperatura en la antártica es y va a ser desastrosa en los sistemas marinos”, recalcó.

El doctor Cortez añadió que sería relevante, por lo mismo, darle fuerza a las ciencias antárticas en las universidades para que, a través de sus estudiantes e investigadores, se puedan hacer cargo de ver cómo el hombre y el desarrollo de su industria impactan pese a la distancia en un territorio prístino, pero amenazado como lo es el continente antártico”.

Aparición de carbón negro disperso en la Antártica provendría de actividad antropogénica e incendios forestales

Aparición de carbón negro disperso en la Antártica provendría de actividad antropogénica e incendios forestales

Estudiar las principales fuentes de emisión del carbón negro (black carbon en inglés) que se concentran en la Antártica fue uno de los objetivos de la tesis realizada por el graduado del programa de Doctorado en Ciencias de la Ingeniería de la U. de Santiago, Dr. Ernesto Pino Cortés, bajo la guía del académico del Departamento de Ingeniería Química, Dr. Alonso Díaz Robles.


Según los investigadores, ya se sabía de la existencia de deposiciones de carbón negro en la Antártica, pero la interrogante fue cómo habrían llegado hasta ahí, considerando que en esta región "no existe actividad humana de gran envergadura como para generar esta sustancia", mencionó el Dr. Pino.
El carbón negro, también llamado hollín, es el producto de la combustión incompleta de biocombustibles, biomasa, y diésel. Al formar parte del material particulado -contaminación por partículas en el aire-, su presencia en cualquier zona incide en el derretimiento más acelerado de los glaciares, pues absorbe energía en su máxima totalidad.


Esto trae consigo parte de los deshielos en la Antártica y la Cordillera de Los Andes y, por ende, las prolongadas sequías que aquejan al país por la disminución de reservas de agua potable: "Si el carbón negro está depositado en la nieve, aumenta la velocidad de fusión del hielo, y por tanto esta agua dulce que estaba almacenada en esta forma pasaría a formar parte del agua de mar", recalcó el Dr. Pino.


La investigación arrojó que las principales fuentes de carbón negro en el Hemisferio Sur provienen de la actividad antropogénica y los incendios forestales. Pese a que estos últimos se focalizan en la temporada estival, generan una parte importante de las emisiones al año, especialmente los siniestros de la Amazonía y Australia, que son los que más emisiones de hollín generan.


"Uno de los grandes aportes está en los incendios que se ven en Australia, donde se notó la mayor zona de emisión anual en todo el dominio", señaló el Dr. Pino. Durante los meses restantes, el aporte de carbón negro es generado por la actividad humana, específicamente, por fuentes industriales, residenciales y de transporte.


Otro de los hallazgos del estudio fue la constatación del desplazamiento del carbón negro hacia la Antártica por las corrientes de aire. De acuerdo al investigador, este "logra traspasar grandes fronteras y puede transportarse por varios kilómetros",  llegando a impactar en zonas de glaciares.


Los investigadores presumen que el contaminante proviene principalmente del Hemisferio Sur, la zona más cercana a la Antártica. Observaron, por ejemplo, que desde la zona este de Australia, lugar donde están las grandes ciudades, hay emisiones de carbón negro que se transportan hacia la zona oeste de la Antártica.


Para realizar la investigación, se utilizaron programas de código abierto durante seis meses para realizar simulaciones de la calidad del aire. En ellos se observó hora a hora el traslado del carbón negro por el Hemisferio Sur.


Según el Dr. Pino, estos programas permiten observar resultados donde no existen estaciones de monitoreo: "Lamentablemente, en la Antártica las condiciones ambientales no permiten un monitoreo continuo de aire, y por tanto son generalmente campañas las que se realizan en periodos cortos. Los estudios de simulación vinieron a mejorar mucha información en términos de calidad de aire y al mismo tiempo nos permiten observar cómo es la atmósfera en altura", destacó.


Carbón negro, cambio climático y salud


En el marco de la actual Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25) con sede en Madrid, el foco en la reducción de emisiones de carbón negro es algo imprescindible, ya que se lo considera el segundo mayor causantes del cambio climático, luego del dióxido de carbono (CO2). Además de acelerar el derretimiento del hielo, varía los procesos de formación de nubes, precipitación y hielos en la atmósfera, ocasionando un desequilibrio en la temperatura promedio del planeta.


Al problema anterior, se suma el impacto del hollín en la salud de las personas, causando problemas de mortalidad, y graves enfermedades cardiovasculares y respiratorias en los grupos más susceptibles de la población. "Si nosotros somos capaces de mitigar este carbono negro, vamos a tener un doble efecto positivo al reducir los efectos del cambio climático y de la salud de las personas", señaló el Dr. Díaz.


El llamado de estos investigadores es a impulsar medidas que mitiguen la generación de este material particulado de vida corta. Si bien, su emisión en Chile es menor que en otros países latinoamericanos -Brasil o Argentina-, si se trata de ciudades, Santiago se encontraría entre las cinco del Hemisferio Sur que más lo generan, siendo superada por Sao Paulo y otras urbes de África. Por esto, los investigadores recalcan algunas medidas para revertir la situación: "Una de las formas de disminuirlo, por ejemplo, es mejorando los vehículos a diésel para que generen menos partículas, o ir sustituyéndolos por alguna otra tecnología más amigable".


El premio que les fue otorgado por la Asociación Interamericana de Ingeniería Sanitaria y Ambiental (AIDIS), durante el XXIII Congreso "Presente y Futuro del Agua en un clima de Cambios", reafirma el aporte científico y social de esta tesis. En medio de movilizaciones sociales, el desarrollo de la COP25 y la celebración de los 60 años del Tratado Chileno Antártico, este galardón es "un reconocimiento a una línea de investigación que llevamos haciendo hace años, y qué bueno que esto se vaya fortaleciendo, reconociendo, y consolidando", mencionó el Dr. Díaz.

Estudio de experto Usach asegura que la nieve en la cordillera baja un 10% por década

Estudio de experto Usach asegura que la nieve en la cordillera baja un 10% por década

La prestigiosa revista Nature, publicó un artículo del académico del Departamento de Física de la Usach, Dr. Raúl Cordero, con las recientes estimaciones de la superficie nevada Andina.


El estudio, liderado por el experto en cambio climático de nuestra Universidad, que contó con la ayuda de colaboradores de la Universidad de Magallanes y de la Unidad de Glaciología y Nieves de la Dirección General de Aguas (DGA), logró analizar ambos lados de la cordillera, a lo largo de una transecta de 2.500 kilómetros entre Putre y el volcán Osorno.


Entre las cifras, destaca un retroceso de más de 1.200 kilómetros cuadrados, durante la temporada seca en la Cordillera de los Andes, y cuya área equivale a dos veces la ciudad de Santiago.


“Registros satelitales que datan de principios de la década de 1970 muestran bajas pronunciadas en la extensión de las superficies nevadas en el hemisferio norte, especialmente desde 2005”, informó el académico.


“El área cubierta de nieve está retrocediendo algo más de 10% por década en nuestra área de estudio, pero este promedio enmascara algunas diferencias regionales interesantes”, explicó Cordero, quien además especificó que la tendencia es mucho más acentuada hacia los extremos de Chile.


De esta manera, el académico dijo no mostrarse optimista con el futuro en esta zona. “Las tendencias negativas en la cobertura de nieve probablemente continúen en el futuro afectando las tasas de deshielo y el suministro de agua, especialmente en el centro del país”, concluyó.

Académicos de U. de Santiago advierten sobre influencia del cambio climático en microorganismos y musgos antárticos

Académicos de U. de Santiago advierten sobre influencia del cambio climático en microorganismos y musgos antárticos

Más de 150 científicos se reunieron en la comuna de Olmué, Región de Valparaíso, con el objetivo de actualizar experiencias de investigación en torno al continente blanco. En su novena versión, el Congreso Chileno de Investigaciones Antárticas tuvo a la U. de Santiago como coorganizador del encuentro, junto al Instituto Antártico Chileno, y Scar Chile, representado por el Comité Nacional de Investigación Antártica.
 
 “Efectuamos este congreso, asociados con la Universidad de Santiago de Chile, que es uno de los principales socios del Programa Nacional de Ciencia Antártica. En este foro, vamos a poner cara a cara a investigadores de distintas disciplinas, pero también hemos invitado a actores relevantes del concierto internacional”, afirmó el Dr. Marcelo Leppe, director nacional del Instituto Antártico Chileno.
 
La mirada internacional se reflejó a través de la participación de la científica de la Universidad de Wollongong (Australia), Dra. Sharon Robinson: "Mucha investigación se está llevando a cabo en la Antártica debido a que es una zona de control del clima", señaló. La investigadora también destacó el trabajo colaborativo entre países, como una de las principales características del continente: “La Antártica es una zona destinada a la investigación y la paz, y por lo mismo es muy importante un trabajo colaborativo entre los investigadores. Compartiendo el trabajo, la técnica que tenemos, se impulsa toda la comunidad antártica de investigadores.
 
Los académicos de la Facultad de Química y Biología de la U. de Santiago, Dr. Gustavo Zúñiga y Dra. Jenny Blamey, reflexionaron sobre los efectos del incremento de la temperatura global en los ecosistemas antárticos: “Algunos de los efectos del cambio climático sobre las plantas antárticas, y en específico sobre los musgos, se traducen en alternaciones en su fotosíntesis, y daño en las estructuras celulares del organismo, como su ADN", señaló el doctor Zúñiga. En tanto, la doctora Blamey advirtió sobre los efectos en microorganismos extremófilos: "Los cambios climáticos globales han provocado la retirada de los glaciares, que han evidenciado la presencia de formas extremas de vida no descrita o encontrada anteriormente en este continente".
 
A menos de dos meses de la realización de la COP 25, los académicos destacaron que "la Antártica es clave porque es un laboratorio natural, de manera que ahí uno puede estudiar los efectos del cambio climático. Constituye una de las áreas con mayor efecto del aumento de temperaturas. A nivel global la temperatura está subiendo alrededor de 1°C, y en la Antártica ya se registra una temperatura delta de sobre los 3°C", advirtió el Dr. Gustavo Zúñiga. 
 
Científicas impulsando ciencia antártica
 
En la actualidad, INACH dirige y coordina la Expedición Científica Antártica (ECA) que lleva adelante 107 proyectos científicos nacionales. Del total de las investigaciones, un 46,2 % son liderados por mujeres: “Trabajar en el continente más extremo del mundo no es obstáculo, sino un incentivo para que lo hagan codo a codo generando conocimiento", señaló el subdirector del INACH, Dr. Edgardo Vega.
 
Las cifras fueron respaldadas por la investigadora asociada del Departamento de Biología, Dra. Jenny Blamey. "Que las mujeres estén liderando parte de la investigación es significativo, y por otra parte las autoridades que asignan los fondos concursables han tomado conciencia que hay mujeres liderando ciencia. No solo a nivel nacional sino a nivel mundial, han demostrado tener una alta relevancia y una alta eficiencia en el trabajo de investigación que están realizando".
 
El IX Congreso Chileno de Investigaciones Antárticas culminará el sábado 05 de octubre con jornadas que expondrán investigaciones en Áreas Marinas Protegidas, estudios atmosféricos, adaptación de especies a diferentes escenarios climáticos y la mayoría trazados por la mirada científica a los cambios del clima y sus impactos.
 

Investigadores Usach miden concentraciones de ozono en año clave

Investigadores Usach miden concentraciones de ozono en año clave

El agujero de ozono es estacional y se abre desde la segunda quincena de agosto hasta mediados de noviembre. Para analizar el fenómeno mientras ocurre, investigadores del Grupo de Investigación Antárctica de la Universidad de Santiago lanzaron este miércoles la segunda ‘ozonosonda’ de la temporada.

El lanzamiento lo realizaron desde la plataforma de investigación que tiene la U. de Santiago, anexa a la Base Escudero del Instituto Antártico Chileno (Inach), ubicada en la Isla Rey Jorge, en el extremo norte de la Península Antártica, alrededor de mil 200 kilómetros al sur de Punta Arenas.

De acuerdo al líder del grupo de investigación y académico del Departamento de Física de la Usach, Dr. Raúl Cordero, la idea de lanzar ozonosondas cada dos días es medir la concentración de ozono cada tres o cuatro metros, hasta alcanzar los 30 kilómetros de altura.

“El año pasado lanzamos radiosondas, que solo medían variables meteorológicas y llegaban a los 20 kilómetros de altura”, afirma. “Las ozonosondas no son muy comunes… Estas son las segundas que se están lanzando en Chile en quince años”, destaca.

Según el Dr. Cordero, uno de los principales atractivos de esta campaña científica, la primera realizada por chilenos durante el invierno en la Antártica en al menos una década, es el año en que están realizando las mediciones.

“Este año es especial y por eso estamos haciendo este monitoreo. Esperamos quince años a que el agujero de ozono presente un cierre más anticipado de lo habitual, debido al calentamiento estratosférico súbito, un evento muy raro en el hemisferio sur que solo se registró con esta intensidad en 2002”, explica.

De acuerdo al académico, la repercusión más directa de este calentamiento puede ocurrir en el agujero de ozono, pero también podrían registrarse otras consecuencias adicionales fuera de la Antártica, relacionadas con las precipitaciones y las temperaturas en zonas habitadas del cono sur.

“La temperatura durante la primavera puede bajar en la zona centro sur y sur de Chile y Argentina, y pueden haber lluvias sobre lo regular que quizá ayuden a paliar la sequía”, adelanta.

El investigador señala que estos lanzamientos los realizan en el marco de proyectos Fondecyt e iniciativas con el Instituto Antártico Chileno, Inach, a las que se sumó un estudio de este año, de carácter internacional con Alemania y Argentina, para analizar la dinámica de la baja estratósfera y la alta tropósfera.

“Los alemanes traerán un avión que comenzará sus vuelos la próxima semana en la Antártica, mediciones que son paralelas a las que nosotros estamos realizando con globos. Mientras, los argentinos también lanzarán ozonosondas desde la base trasandina Marambio”, proyecta.


 

U. de Santiago lidera estudios sobre efectos del cambio climático en la Antártica

U. de Santiago lidera estudios sobre efectos del cambio climático en la Antártica

Una tendencia del ozono a recuperarse, cambios en las nubes y nieves, resistencia de musgos antárticos a la radiación UV y una enzima antártica que permite deslactosar leche de forma rápida, son algunas de los resultados que han obtenido reputados científicos de nuestra universidad en sus viajes al continente blanco.

Considerado un laboratorio a cielo abierto de 14 mil kilómetros cuadrados, la Antártica es un importante sitio de interés científico para profundizar en el cambio climático debido a las consecuencias que ha provocado el calentamiento global en algunas zonas y su influencia en la regulación del clima del planeta.

En ese contexto, y apegados a su rol científico y tecnológico, los investigadores de nuestro plantel han realizado durante más de una década estudios en la zona, apoyados por las expediciones que cada año encabeza el Instituto Antártico Chileno, y que hoy los posicionan como referentes nacionales y sudamericanos en temáticas como clima por un lado y, por otro, en expertos en Biotecnología, donde la U. de Santiago cuenta con grupos pioneros de investigación en ambas líneas.

Uno de ellos es el grupo de trabajo del Dr. Raúl Cordero, académico del Departamento de Física, quien con un equipo de 10 profesionales visita desde hace 9 años el continente blanco para profundizar en estudios de clima. Sus esfuerzos y constancia les permiten operar desde el año 2015 su propio laboratorio de investigación atmosférica, apegado a la Base Escudero. Esto nos posiciona como la única universidad chilena con una infraestructura de este tipo.

Sobre los trabajos que realizan en torno a la caracterización de la climatología antártica, el Dr. Cordero enfatiza que van en línea con el sello científico- tecnológico de la U. de Santiago, y explica que “si queremos entender qué le va a pasar al clima de Chile y al del hemisferio sur, tenemos que entender bien qué pasa hoy al clima de la Antártica”.

Otro grupo destacado es encabezado por el Dr. Gustavo Zúñiga, académico del Departamento de Biología, quien lidera un grupo de cuatro investigadores en estudios biológicos y moleculares. Todos ellos analizan los impactos del cambio climático en musgos y plantas vasculares.
Sobre los trabajos que realizan en la zona, sostiene que “a nivel país somos el único grupo que está haciendo estudios a nivel del metaboloma, es decir, tratando de caracterizar cuáles son los metabolitos que las plantas producen. Eso es interesante y novedoso, porque hay poco conocimiento de los musgos. Estamos liderando una línea que es nueva en el país”, puntualiza.

Glaciares y nubes

En la zona más nublada del mundo y donde se encuentran las nieves más blancas, realiza sus trabajos el Antarctic Research Group, liderado por el Dr. Raúl Cordero.

Durante nueve años de campañas, el prestigioso equipo de investigadores trabaja en el establecimiento de mediciones que evidencien cambios en la composición atmosférica para estudiar el clima.

Para ello, cada año trabajan en su laboratorio ubicado en la Península Antártica y un poco más hacia el sur, cerca del Polo, en el Glaciar Unión.  “El tipo de mediciones que se hacen en ambas es muy diferente. En la península es muy nublado, por lo que nos enfocamos en las nubes. Cerca del Polo es muy despejado; ahí nos enfocamos en la reflectividad, porque la nieve en esta zona es extremadamente pura y reflectiva, lo que la convierte en muy sensible a pequeños cambios de contaminación ambiental en esa zona. Ambas estudian lo mismo: cómo cambian las nubes y la nieve, que retroalimentan el cambio climático”, comenta el Dr. Cordero.

Según explica el científico, la tendencia observada en el último tiempo da cuenta de un “aumento de la nubosidad producto de una intensificación de los vientos circumpolares. En el caso de Glaciar Unión aún no tenemos clara ninguna tendencia, pero estamos enfocados en la caracterización de cuál es la sensibilidad de la nieve a la contaminación por un lado, y a los cambios de temperatura por otro”.

Además, el científico comenta que hoy la capa de ozono está en recuperación, por lo que el equipo está enfocado en monitorear cómo aumenta el ozono, y cómo influirá en los patrones de vientos y precipitaciones.

En ese sentido, con la disminución del ozono en los últimos 30 años las precipitaciones disminuyeron en un 30% en la zona central, por lo que el científico plantea: “Ahora que el ozono tiende a recuperarse, ¿significará que las lluvias van a recuperarse? No sabemos, puede ser poco probable, pero por eso estamos midiendo”, indica.

Durante su última campaña, el equipo lideró la contribución nacional para el Período Especial de Observaciones en la Antártica de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), con mediciones en superficie y con el lanzamiento de decenas de radiosondas y globos meteorológicos desde la base Profesor Julio Escudero.

En palabras del Dr. Cordero, estas mediciones no solo facilitarán mejores pronósticos meteorológicos sino que, además, permitirán una mejor comprensión de cómo los polos afectan el clima global.

¿Hacia una antártica verde?

Estudiar el impacto del cambio climático en los musgos antárticos es el objetivo principal del equipo que lidera el Dr. Gustavo Zúñiga.  Con cuatro investigadores que van a terreno y un gran equipo de colaboradores en el laboratorio, los profesionales comparan especies que crecen en la zona este y oeste del continente blanco, donde las condiciones climáticas son distintas.

Para ello, el equipo trabaja en las Islas Shetland del Sur, donde hay mayor diversidad de especies. También cuentan con algunos trabajos en el Glaciar Unión, lugar en el que han logrado aislar líquenes, “que son los primeros que aparecen cuando deja de haber hielo y son colonizadores primarios de los suelos. Luego suelen aparecer otras cosas”, enfatiza el científico.

Desde hace cinco años, el equipo toma análisis y registros con el desafío de caracterizar los cambios inducidos en el metaboloma de los musgos antárticos por el calentamiento global.

“Hemos observado que a pesar de que las condiciones parecieran ser desfavorables -en términos de que las temperaturas están aumentando-, los musgos están respondiendo bien. No se observa daño todavía en la mayor parte de las especies, lo cual apoya la idea de muchos respecto a que en un futuro la Antártica volverá a ser verde”, comenta el Dr. Zúñiga.

En esa línea, el científico agrega que “ya se ve que los glaciares están retrocediendo con bastante rapidez, y los sitios que están quedando libres están siendo colonizados por musgos, líquenes, y una de las plantas vasculares que nosotros estudiamos: Deschampsia”.

Sobre los estudios que realizan en territorio antártico, el científico enfatiza que están interesados en identificar qué moléculas son responsables de las propiedades de resistencia y qué genes están asociados a la producción de esas moléculas.

Cabe destacar, que los musgos antárticos son capaces de perder agua y secarse hasta en un 95%, algo considerado como imposible para las plantas de cultivos que actualmente conocemos, ya que al perder un poco de agua -como en sequías- éstas mueren, los cultivos se ven afectados, baja la disponibilidad de alimentos y los precios suben, según explica el Dr. Zúñiga.

El trabajo permitirá al equipo realizar formulaciones para generar productos de interés comercial, como el protector solar que creó el equipo, que actualmente se encuentra en revisión para transferencia tecnológica a alguna empresa.

Científica investiga supervivencia de microorganismos en condiciones extremas en territorio antártico

Científica investiga supervivencia de microorganismos en condiciones extremas en territorio antártico

Obtener microrganismos que oxiden hierro, toleren bajas temperaturas y eventualmente cierto grado de salinidad, pensando en futuras aplicaciones biotecnológicas que podrían servir a la industria minera para recuperar minerales, busca la Dra. en Ciencias Biológicas, Gloria Levicán Jaque.

La experta en microbiología, que se desempeña desde el año 2008 en nuestra Casa de Estudios, se sumó este verano a la campaña del Instituto Antártico Chileno (Inach), donde viajó hasta Bahía Ensenada Mariana para recolectar las primeras muestras para su investigación: “Diversidad Filogenética de microorganismos involucrados en el ciclo de hierro en ambientes antárticos: aislamientos de acidófilos hierro oxidantes con uso potencial en biotecnología”.

El estudio busca entender qué microorganismos están involucrados en oxidar y reducir hierro, con el fin de proponer posibles aplicaciones, para ser utilizadas en la recuperación de metales a partir de minerales sulfurados, por ejemplo.

Paralelamente, la científica desarrolla el proyecto Fondecyt: “Elucidating the oxidative stress response of acidophilic iron-oxidizing bacteria”. A través de la iniciativa busca entender como los microorganismos que viven en condiciones extremas responden al estrés osmótico, relacionado a la presencia de sales, temperatura y estrés oxidativo.

Según explica la científica, “son organismos que viven a altas temperaturas y eventualmente pueden tener componentes celulares que los protegen del daño. Qué tiene su estructura, qué metabolitos, qué compuestos lo protegen de esas condiciones; entender como estos micro organismos se defienden, tiene en el mediano plazo una proyección aplicada”, afirma.

Adaptación de micro organismos a condiciones extremas

Hasta hace unas décadas se pensaba que la vida era incompatible con ambientes extremos con altos grados de salinidad, aguas congeladas o el interior de los volcanes. Sin embargo, gracias a los avances científicos a nivel mundial, se ha descubierto una gran cantidad de microorganismos que viven en estas condiciones, recibiendo el nombre de “extremófilos”.

En el caso de la Antártica, por ejemplo, los ciclos biogeoquímicos de los nutrientes se han abordado parcialmente pero mayoritariamente para el carbono y el nitrógeno, mientras que para otros como el hierro, la información es escasa.

En ese contexto, el proyecto Inach busca comprender su ciclo bioquímico, al tratarse de un nutriente clave, que en periodos de deshielo genera una productividad explosiva, siendo fundamental para el ecosistema marino.

En la misma línea, aislar micro organismos que puedan oxidar hierro, toleren alto nivel de salinidad, y temperaturas diversas, se vuelve vital para poder generar aplicaciones para la industria minera, ya que al oxidar o reducir hierro, estos micro organismos permitirían recuperar minerales como cobre, azufre, entre otros.

Por su parte, en palabras de la científica, la relevancia del proyecto Fondecyt, para el que trabaja con cepas compradas en el extranjero, radica en que los micro organismos en estudio, “son bacterias consideradas extremófilas por las condiciones en que viven; son acidófilas; toleran altas concentraciones de metales, de hierro particularmente que es muy tóxico”.

Al respecto, enfatiza que “descubrir cómo responden a ese ambiente es muy interesante desde el punto de vista científico básico”, puntualiza.

Cabe señalar que, la investigadora evalúa el estrés oxidativo de micro organismos desde que se unió a nuestra Casa de Estudios, encontrándose en la etapa inicial de ambos proyectos.

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