Importantes avances registra estudio que cuestiona metodología de la Prueba Inicia

  • Proyecto Fondecyt “Formación Inicial Docente para enseñanza de las ciencias”, liderado por el académico del Departamento de Educación, Dr. Saúl Contreras, busca establecer la  efectividad de la Prueba Inicia, redefiniendo las competencias a medir y estableciendo su aplicación oportuna, dentro del proceso de formación docente.

 



“El tema de la prueba Inicia yo lo considero extemporáneo”, afirma de manera categórica el Doctor en Didáctica de las Ciencias Experimentales por la Universidad Complutense de Madrid y académico de nuestra Universidad, Saúl Contreras. Según el experto del Departamento de Educación, no tiene sentido dicho examen, puesto que al ser aplicado  en  alumnos egresados de pedagogía, no hay posibilidad alguna de mejorar los resultados adversos que esta arroje.

En esa línea entonces, señala el Dr. Contreras,  “las universidades tendrían que instalar dispositivos para lograr que los futuros profesores se nivelen y sean buenos según los estándares de la prueba”.  Agrega el especialista, que la lógica indica que para ello “la prueba debería ser progresiva, e instalarse antes para que se vaya viendo el estado del desarrollo de las competencias de los futuros profesores”.

Los vicios del examen

Según el Dr. Saúl Contreras, no solo existen vicios en la prueba Inicia acerca de su aplicación, sino también en el nivel de las competencias que intenta medir, pues si bien esta “nace al alero de los estándares orientadores, no son en ningún caso desempeños mínimos”. Según el Centro de Perfeccionamiento, Experimentación e Investigaciones Pedagógicas (CPEIP), los estándares orientadores fijan un marco básico; es decir aquel nivel de conocimiento y capacidades que todo egresado de pedagogía debe tener.

Sin embargo, a juicio del Dr. Saúl Contreras, hay muchos estándares que corresponden a desempeños máximos, por lo que están muy lejos de los tiene un profesor recién egresado. “Corresponden a profesores que llevan 10 ó 15 años trabajando”, explica. Añade que “es muy difícil que un estudiante pueda responder a niveles de desempeño mínimo, si los que se ven ahí corresponden más bien a los que podría tener un profesor experimentado”.

A nivel de disciplina- del dominio de los contenidos- las universidades están formando muy bien a los futuros profesores, comenta el Dr. Contreras. Sin embargo, el componente didáctico no está del todo desarrollado, pues “muchas instituciones no cuentan con especialistas en el área didáctica”.

Eso explica que frente a la prueba Inicia, “desde el punto de vista de la didáctica de la disciplina, los estudiantes no son capaces de responder”. Ello no significa que no dominen la disciplina, sino que no tienen un dominio didáctico para contestar las preguntas de esa área, explica el académico.

Frente a  los estándares que tienen un componente didáctico -y cuyas  preguntas están hechas desde aquella perspectiva- los estudiantes no las pueden responder, comenta el Dr. Contreras.  Según el académico, la experiencia es un factor que incide directamente en las decisiones metodológicas y didácticas del docente. A juicio del especialista, el conocimiento didáctico del contenido -por ejemplo para enseñar biología- se puede desarrollar a través de la formación académica, pero “también parte importante de ese saber se construye con el conocimiento experiencial”.

“Entonces, ambos  conocimientos, tienen un componente que tiene que ver con la experiencia. El futuro profesor va razonando de cierta manera, desarrollando su pensamiento, sus competencias, su conocimiento. (...) Se va transformando desde un profesor novato hasta uno con una elevada pericia”, explica Saúl Contreras.

Piensa Saúl Contreras que hay que hacer una revisión importante de la prueba, y  ver cuáles son efectivamente los niveles a los que deben llegar los futuros profesores, pues a su juicio “lo que ahí se plantea es ideal”.  Y pese a las falencias del examen, el académico califica como positiva la evaluación como acto, ya que “tienen que haber mecanismos que permitan asegurar la calidad en la formación de los profesores, sobre todo en el contexto de la educación de calidad”, sentencia.

Contreras sugiere revisar si efectivamente los niveles de desempeño que se proponen en los estándares orientadores, son adecuados para el contexto de formación en Chile. “La mayoría de la experiencia que se recoge es internacional, y nosotros no somos Finlandia. Las necesidades educacionales de las niñas y niños chilenos, son completamente diferente a los de Europa, o Estados Unidos”, afirma el académico de la U. de Santiago.

Y si la prueba estuviera bien- reflexiona Saúl Contreras- “está mal instalada”. Según el experto no le sirve de nada a un maestro recién egresado que le digan que no tiene competencias pedagógicas, cuando ya no hay nada que hacer. “¿Cómo crees que se puede sentir? Fatal y decepcionado de su institución”.

El Proyecto

“Formación Inicial Docente para enseñanza de las ciencias”, es el proyecto Fondecyt que encabeza junto a un grupo de alumnos de pregrado y Magíster en pedagogía, el Dr. Saúl Contreras. Según el académico la iniciativa busca revelar que los estudiantes más que adquirir las competencias pedagógicas, las desarrollan. Aunque estén en un mismo curso- aclara el especialista-, y tengan las mismas asignaturas, no todos desarrollan las capacidades de la misma manera. “Así que ni por muy bien que esté armada la malla, ni por muy bien pensada la trayectoria formativa, durante los cuatro años no todos los estudiantes van a tener los mismos resultados”, sostiene.

Estudiantes de pedagogía en ciencias- matemática, química, física y biología- de distintas universidades, públicas y privadas a lo largo del país, han participado en el proyecto. Si bien lleva un año de aplicación, vislumbra cuatro, pues la idea es seguir todo el proceso formativo, y detectar el momento más adecuado, para aplicar pruebas de medición tales como la Inicia.

Un cuestionario con una escala Likert, y una segunda parte de alternativas, conforman el test experimental. “La primera, etapa trata más bien de cómo piensan los alumnos los aspectos relativos a la enseñanza; la segunda, trata acerca de lo que saben sobre cómo enseñar. Pensamiento y conocimiento, que tienen que ver con el desarrollo de las competencias”, explica el Dr. Contreras mientras agrega que el ejercicio, finalmente, “tiene que ver con aspectos propios de la prueba inicia, o sea con qué y cómo enseñar;  y  como, qué y para donde evaluar”.

Conclusiones del primer año

Según el Dr. Saúl Contreras la iniciativa que comanda, ha servido para que los alumnos de pedagogía le pierdan el miedo a la prueba Inicia. Según el especialista, existe cierto rechazo, de parte de los futuros profesores al proceso de evaluación, puesto que un mal resultado, pueden significar un impedimento para que ingresen los profesores al sistema público de educación.

Cree Saúl Contreras, que si los futuros profesores se familiarizan con este instrumento, y  lo contestan independiente de su resultado, “van a ir perdiendo el miedo a este proceso de evaluación”. Por eso  -señala el académico- “podríamos hacer que un porcentaje importante mucho más alto de lo que hay ahora, participe. Debemos crear un cultura de evaluación y autoevaluación”.

La aplicación  fue voluntaria, y “hubo un muy buen recibimiento”, comenta el Dr. Contreras. “Fue una experiencia bastante agradable porque los estudiantes estaban muy atentos a lo que uno les estaba explicando. Ellos están bastante conscientes de lo que es la prueba Inicia, pese a estar solo en primer año”, comenta.

“Cerramos el primer año de aplicación de manera bastante exitosa”, afirma el Dr. Contreras. El proyecto tuvo amplia acogida y elogios en conferencias internacionales como el International Conference on Education and New Learning Technologies  (EDULEARN), en España.

Finalmente, explica el Dr. Contreras, “en ningún caso el proyecto viene a deslegitimar la prueba Inicia, sino que entregar la información para que su aplicación sea óptima”. Por eso, junto a su equipo ya se encuentra elaborando los informes de los resultados del primer año, que serán entregados a cada institución de educación superior participante. “Poco a poco nosotros vamos a ir entregando, año tras año, un reporte global de los resultados que obtuvimos por carrera, además de los resultados generales del proyecto”, concluye.