Grandes avances en vistas a vacuna contra el cáncer de mama

  • La destacada bioquímica Ximena López, titulada por nuestra Casa de Estudios, es parte del equipo que se dio a la  tarea de desarrollar un proyecto Fondef señero, tendiente a crear  una alternativa capaz de contrarrestar el cáncer de mamas detectado tardíamente. “Nos enfocamos, con el Dr. Claudio Acuña, en  esta enfermedad por su incidencia en la población y la mortalidad asociada”, afirma convencida.

 



Desde la época escolar, Ximena López Lagos siente una especial atracción por la ciencia; hoy, convertida en Bioquímica por la Universidad de Santiago de Chile y candidata a Doctora en  Ciencias Biológicas Mención Ciencias Fisiológicas por la Pontificia Universidad Católica, rememora que al momento de  elegir qué camino proseguir en la educación superior no lo tenía muy claro, pues le gustaba tanto la  química, como la  biología. Pero sería el encuentro con la academia, lo que  marca un antes y un después en esta joven investigadora. “En la universidad me encontré con un mundo apasionante, donde era capaz de darme cuenta que podía entender muchos fenómenos biológicos a nivel microscópico”, explica entusiasmada.

Corría el  año  2006 cuando ingresa a la Universidad de Santiago de  Chile, su segunda opción. No obstante, reconoce que fue una “buena decisión del destino y no creo que haya perdido algo, sino todo lo contrario”.

De sus días como estudiante, recuerda con cariño a los amigos  que hizo y  con quienes aún mantiene contacto, porque si algo caracteriza a la U. de Santiago es el espíritu solidario entre pares. “Acá, en el laboratorio, si alguien necesita algún reactivo o alguna ayuda técnica de cualquier tipo, recurre a otro laboratorio y todos colaboran”, ejemplifica. La bioquímica agrega que gracias a esa comunión, los investigadores pueden continuar abocados a sus  estudios, sin quedarse estancados en problemas extras a la experimentación. “Y eso no sé si se da en todas partes”, enfatiza.

Tiene una buena evaluación de su formación académica, al punto que dice sentirse “muy orgullosa de los contenidos que aprendí,  de los profesores que tuve, pues nos ayudan a madurar profesionalmente”. En la malla curricular de la Carrera de Bioquímica -explica Ximena López-, hay dos unidades de investigación previas a la tesis, que enseñan a plantear y resolver problemas, lo que facilita el diseño de la memoria de título. Por eso, cuando vislumbra su presente como doctoranda en la Pontificia Universidad Católica, es taxativa: “No percibo que tenga desventajas en relación a mis compañeros del doctorado”. No sólo eso -añade-  “estamos muy bien posicionados respecto de ellos”.

A lo largo de su permanencia en el pregrado, se adentró profundamente en temas asociados al cáncer y la inmunología, lo que se vio reflejado en su tesis que tituló “Uso de Polimixina B como herramienta para la depleción de Linfocitos T reguladores, in vivo”. Además de titularse como Bioquímica, y siguiendo las mismas áreas de interés, trabajó tres años como ayudante de investigación del Doctor Claudio Acuña en la Facultad de Química y Biología.De esa prolífica relación, nació la idea de crear una vacuna contra el cáncer de mamas.

Los albores

Hubo un voto de confianza de parte del investigador hacia  Ximena López, pues fue el Doctor Claudio Acuña, quien le propuso que presentaran un proyecto  al Fondo de Fomento  al Desarrollo Científico y Tecnológico (FONDEF), específicamente al Programa de Valorización de la Investigación en la  Universidad (VIU),  para desarrollar una vacuna contra el cáncer de mamas. “Él me ha dicho varias veces que creyó en mí y que es bueno que gente joven comience a liderar estos proyectos”, agrega.

Concursar al FONDEF -reconoce la Bioquímica- si bien demandó una gran cuota de energía fue muy enriquecedor. “Pude aprender muchas cosas. En la Carrera (Bioquímica) tuve un ramo sobre postulación de proyectos relacionados con biotecnología, sin embargo desconocía cosas técnicas como determinar los flujos de caja, por ejemplo”. Y en aquella tarea fue vital el rol de nuestra Universidad, que gestionó la participación de ingenieros especialistas que amoldaron el ambicioso plan a los requerimientos formales que el organismo público estipulaba en su convocatoria.

El cáncer de mamas: ¿De qué estamos hablando?

Esta afección, en síntesis, es un tumor maligno cuyo origen se circunscribe a las células de la mama y que al desarrollar metástasis se distribuye por otros órganos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) es el cáncer más común que sufren las mujeres a nivel mundial. Cifras de la misma entidad, revelan que durante el año 2012 murieron, aproximadamente, 537 mil a nivel  planetario, lo que representa el 15%  de este tipo de enfermedades que afectan al sexo femenino.

El mismo organismo advierte que “el control de factores de riesgo específicos modificables, así como una prevención integrada eficaz de las enfermedades no transmisibles, que promueva los alimentos saludables, la actividad física y el control del consumo de alcohol, el sobrepeso y la obesidad, podrían llegar a tener un efecto de reducción de la incidencia de cáncer de mama a largo plazo”.

La mamografía, es un examen que cumple un rol vital para detectar precozmente el cáncer, pues permite descubrir lesiones que aún no son palpables por la paciente y con ello mejorar las perspectivas del diagnóstico y su tratamiento. Es importante que, desde los 40 años de edad, todas las mujeres se realicen cada año este chequeo.

Respecto de la base científica de la vacuna de nuestros investigadores, ésta se sustentó en  investigaciones que el Doctor Claudio Acuña elaboró antes y durante el trabajo con Ximena López. “Lo que desarrollamos en el laboratorio esperábamos aplicarlo a cualquier tipo de cáncer”, remarca la  doctoranda López. Sin embargo -clarifica- se enfocaron en  el de mama “por la incidencia que tiene en la población y la mortalidad asociada”.  

Cuando una persona tiene un tumor, hay células del sistema inmune que pueden reconocer las tumorales y atacarlas, pero a medida que el tumor se sigue desarrollando ese mecanismo de detección va fallando, lo que genera un gran problema. Entonces -sostiene Ximena López- "lo que pretendíamos era aislar células tumorales porque éstas tienen unas moléculas que pueden ser reconocidas por el sistema inmune. Íbamos a procesar las células y eso, en el fondo, iba a constituir la vacuna”. Como esas células muertas igual poseen aquellas moléculas de reconocimiento del sistema inmune, “la idea era que con ese proceso, el sistema inmune reconociera a este extracto de células que tiene un origen tumoral y reaccionara", añade la bioquímica.

La materia prima utilizada fueron tumores de cáncer de mama, porque la intención era purificar ese tipo de células. A partir de éstas, los investigadores intentaron desarrollar un procesamiento que tendría como producto la vacuna.  “Si bien hay varios subtipos de cáncer de mamas, y algunos tienen terapias bastante buenas, existen otros que no tienen solución hasta el momento. Queríamos enfocarnos en aquellos casos donde la gente queda desahuciada”, explica Ximena López y complementa que para los pacientes que se les detecta tarde la enfermedad “hay terapias paliativas para el dolor”.

Hallazgos

En paralelo, los investigadores realizaron un interesante hallazgo al estudiar los efectos de dos drogas: el antibiótico Polimixina b y el neuclótido ATP. “Descubrimos que cuando tienes un tumor empiezas a generar tolerancia y estas dos sustancias contribuyen a bajar esa resistencia, además de  activar otras células del sistema inmune lo que es un doble beneficio”, explica Ximena López.

En la misma línea, la Bioquímica explica que cuando una persona presenta un tumor, algunas células del sistema inmune lo reconocen e intentan atacarlo, a la vez que surgen otras llamadas linfocitos T reguladores, que frenan este accionar. Aquello “hace que el sistema inmune no pueda eliminar los tumores. Descubrimos, en el laboratorio, que las drogas analizadas matan a los linfocitos T reguladores”.

Sin duda, algo que caracteriza a la Universidad de Santiago de Chile es su rol social y la manifiesta vocación de servicio de cada uno de sus miembros. Si bien el desarrollo de una vacuna contra el cáncer de mamas representa un avance científico relevante, sus gestores aducen, igualmente, una razón de índole  solidaria. “Al momento de planificar este trabajo -explica Ximena López-  teníamos  claro que si creábamos una vacuna, debíamos hacer las gestiones para que entrara al Auge”; esto, porque si bien “las terapias nuevas a veces son bastante buenas,  son muy  costosas”.

“Teníamos la idea de que fuera accesible para todas las personas, en especial para las más vulnerables económicamente; es la parte humana que acompaña a todo esto”, remarca la investigadora.

Resultados del Fondef

A la hora de hacer balances, Ximena López remarca: “Lo que queríamos obtener eran líneas celulares capaces de crecer indefinidamente, y que se pueden mantener en el laboratorio. Si bien a partir de lo que logramos podemos hacer esto, ahora tenemos que ver cómo hacerlo”. En definitiva explica “llegamos al punto en que obtuvimos células en cultivo a base del tumor, pero no conseguimos aislar las células tumorales.”

Justamente, aquello retrasó las proyecciones iniciales que tenían: realizar pruebas clínicas, quedando en la etapa previa, es decir en la de test preclínicos en animales.

¿Qué faltó? En el desarrollo de la investigación, el equipo de científicos de nuestraUniversidad se dio cuenta que necesitaba una infraestructura adecuada en atención a la envergadura de la iniciativa que estaba emprendiendo. En otras palabras, hubo urgencia por buscar un socio estratégico, que se materializó en una alianza con el hospital Barros Luco que “nos facilitó la parte inicial del estudio clínico”, puntualiza Ximena López.   El objetivo de esta asociación aclara, fue “conseguir trozos de tumores para trabajarlos en laboratorio  con el fin de purificar las células tumorales”. Para ello, el equipo de investigadores sostuvo reuniones de trabajo con el doctor Adolfo Cruz, Jefe de la Unidad de Patología Mamaria del Hospital; y con la doctora Sara Mir, médico tratante de pacientes con cáncer mamario del mismo recinto hospitalario.

“Cuando la gente de la Unidad de Patología Mamaria quiso colaborar, tuvimos que someter el proyecto al Comité Ético Científico del Servicio de Salud Metropolitano Sur”, explica nuestra entrevistada. “Para esto hubo que redactar el proyecto, obtener una serie de cartas, documentos y aprobaciones del director del hospital y del Servicio de Salud, entre otras cosas”.  Finalmente,  “lo bueno es que los doctores Cruz y Mir se entusiasmaron mucho con el proyecto, y la idea a futuro es retomar la comunicación para que cuando el tratamiento ostente el nivel de desarrollo adecuado, tengamos nuevamente la colaboración de ellos para que sea probado en pacientes”, concluye.

Ximena López, si bien cree que no se cumplieron todas las expectativas iniciales, manifiesta confianza en el futuro. Por ahora, agrega, “estamos fortaleciendo los estudios preclínicos porque cuando se quiere hacer cualquier cosa para seres humanos, hay que observar cada uno de los protocolos, de allí que hay que tener todo listo”. Además, explica que en el camino “nos dimos cuenta que teníamos que comprobar algunas cosas más y ver qué tan mejorable podían ser también”,  labor que actualmente realiza el profesor Claudio Acuña.

A modo de colofón

Volver a su alma mater y seguir contribuyendo en la construcción del quehacer científico en pro del ser humano,  es lo que proyecta Ximena López Lagos. Notable bioquímica formada en nuestra Casa de Estudios, que se hace camino al andar sin olvidar la raigambre solidaria  que caracteriza a la Universidad de Santiago de Chile.