Experto asegura que las muertes por contaminación no disminuirán sustancialmente en los próximos veinte años

  • El académico del Departamento de Física de la Universidad, Dr. Ernesto Gramsch, explicó que los índices de contaminación han variado marginalmente en el último quinquenio y desestimó que esto cambie de manera relevante en las próximas décadas, por lo que “el número de muertes probablemente se va a mantener”, sostuvo. Mientras el estudio internacional Estado Global del Aire 2017 informó de 5.900 muertes por esmog, el Ministerio de Medio Ambiente cifró los decesos en 3.723. Para el especialista, la diferencia no es estadísticamente significativa.

 

Un informe publicado en Estados Unidos, titulado Estado Global del Aire 2017, arrojó que en 2015 los casos de mortalidad atribuida a la contaminación del aire en Chile fueron 5.900. Sin embargo, el Ministerio de Medio Ambiente discrepó de las cifras, señalando que el antecedente más actual es el de 3.723 decesos por causa cardiopulmonar durante el año antepasado. Con todo, el nuevo Plan de Descontaminación Atmosférica ‘Santiago Respira’ se autoimpone bajar las muertes prematuras por esta causa.

El académico del Departamento de Física de la Universidad, Dr. Ernesto Gramsch, es escéptico respecto a la posibilidad de bajar sustancialmente los decesos por contaminación en el largo plazo.  “La contaminación en los últimos cinco años ha permanecido prácticamente estable. Ha bajado, pero muy lento. En los próximos diez o veinte años, no vamos a tener un cambio demasiado grande, así que el número sobre las muertes probablemente se va a mantener”, sostuvo en conversación con el programa Sin Pretexto de Radio Universidad de Santiago.

De acuerdo al experto, esta variación oscilará en torno al 20%. “No vamos a llegar al cero absoluto en los casos de muerte por contaminación”, agregó, “porque la contaminación no es posible reducirla completamente. Siempre que exista un asentamiento humano, habrá contaminación asociada y eso va a seguir ocurriendo. No vamos a poder llegar a números muy bajos”.

Pese a la proyección, el experto valora el aporte que han realizado los Planes de Descontaminación para enfrentar el problema en el país. “Si uno mira el Plan de Descontaminación en el largo plazo, este ha funcionado, porque en 1989 teníamos 69 microgramos por metro cúbico y hoy solo tenemos 22. Ha habido una mejora, pero se ha estabilizado”, explica.

Además, es optimista respecto a la meta del plan de descontaminación ‘Santiago Respira’, que pretende disminuir la mortalidad prematura por esta causa a 2.229. “Todavía se puede bajar un poco más en términos de contaminación ambiental, porque hace poco se implementó la restricción completa de las estufas a leña en Santiago. Eso contribuirá a bajar la contaminación en la Región Metropolitana y, por lo tanto, bajarán un poco más las muertes”, afirmó.

Sin embargo, es crítico respecto del diseño de otras políticas públicas que, a su juicio, se han desentendido de este problema. “Cuando se pensó el Transantiago, se olvidaron de muchas variables. Una es la mantención de los buses, que no se hace tan rigurosa como debería. Por eso, emiten bastante más de lo que deberían”, ejemplificó.

Las muertes son prácticamente las mismas

Respecto a la controversia entre la cifra de muertos por contaminación entregada por el informe Estado Global del Aire 2017 versus la que maneja el Ministerio de Medio Ambiente, el Dr. Gramsch explica que, en realidad, la cifra es estadísticamente la misma, ya que los resultados del estudio internacional estarían basados en un modelo con variables predefinidas y no en un conteo de cada caso, lo que debiera implicar un margen de error considerable.

“Los números siempre tienen un error asociado, especialmente los que provienen de cálculos estadísticos o con modelo, como sucede en este caso. El cálculo del número de muertos es un modelo, no es que hayan contado cuántas personas murieron en los hospitales. Es el modelo el que les da esta información”, plantea.

En efecto, según la ONG estadounidense Health Effects Institute (HEI), que preparó la estadística, el número de muertes atribuidas a la contaminación se obtiene de un cálculo que comprende los niveles de contaminación, el número de personas expuestas, y la edad y susceptibilidad de la población.

“Para el caso de la contaminación atmosférica”, ejemplifica Gramsch en relación a las mediciones obtenidas en base a modelos, “uno normalmente obtiene errores del orden de un 20%, lo que es muy normal. Ahora, cuando uno trata de calcular los problemas que le ocurren a la gente, los errores son más altos todavía. Cuando se calculan los números de muertes, cantidad de enfermedades y personas que sufren por la contaminación, el porcentaje de error es más alto todavía”.

Por lo tanto, concluye que “los números que calculó el Estado Global del Aire de 2017 y los que maneja el ministerio de Medio Ambiente son prácticamente los mismos. No podemos decir que la discrepancia es tan grande entre uno y otro”.