Estudiantes de Obstetricia atienden parto natural

  • Una experiencia inédita vivieron estudiantes de Obstetricia  que realizan su práctica en el Hospital El Pino, al atender un parto natural o respetado, donde la mujer tiene libertad de movimientos, se respeta su ritmo, sentimientos y deseos. El académico y matrón, Juan Carlos Chirino,  asegura que los padres fueron los protagonistas del nacimiento. “Nosotros sólo actuamos como facilitadores para que el parto se diera en las condiciones que ellos habían soñado”

 

Hasta pasada la mitad del siglo XX, la mayoría de los partos en Chile se realizaba en las casas.  Sin embargo, con el paso del tiempo, esta cifra fue disminuyendo y  fueron los hospitales y las clínicas los escenarios elegidos por las mujeres para dar a luz a sus hijos.

Dejar atrás la atención domiciliaria,  trajo consigo la denominada "privatización del parto", en que los nacimientos fueron  liderados principalmente por médicos o matronas,  quienes acompañaron el proceso con el uso permanente de la tecnología.

Ha pasado mucho tiempo desde que se instaló este modelo, sin embargo, las estudiantes de Obstetricia de nuestra Casa de Estudios,Sindell Zañartu y Francisca Vergara, jamás imaginaron que durante su práctica en el Hospital El Pino, serían testigos de un  momento inolvidable, el que sin duda marcará sus carreras profesionales: la posibilidad de atender un parto natural, tal como se hacía antaño.

Son varios  los años en que la Escuela de Obstetricia  y Puericultura de la Facultad de Ciencias Médicas, promueve en sus aulas el concepto de parto respetado, denominación que ha sido necesario rotular para evitar procedimientos invasivos e innecesarios. Sin embargo, no ha sido fácil aplicar esta prácticar, ni que se den las condiciones de atender un nacimiento de estas características y, mucho menos, en un hospital público.

Pero aquella mañana, todo parecía indicar que  Sindell y Francisca tendrían la posibilidad de poner en práctica todo lo aprendido en clases, ya que Daniela, una mujer de 26 años que estaba a punto de dar a luz, venía con la idea de tener a su hija mediante un parto natural.

Con varios centímetros de dilatación y contracciones cada vez más seguidas, Daniela, de inmediato manifestó que no quería anestesia. En ese momento, el personal de salud que la recibió llamó  al matrón y académico, Juan Carlos Chirino,  para que asistiera el parto. “Me dijeron: este parto es tuyo, lo que para mí fue todo un orgullo, porque además era la instancia para que las estudiantes pudieran experimentar todo lo que hemos conversado en clases”.

Gracias a su formación académica, Sindell y Francisca, sabían cómo debía ser un parto respetado, ése en que la mujer tiene libertad de movimientos, se respeta su ritmo y se escucha lo que siente y quiere,  por lo tanto encontrarse frente a Daniela que estaba convencida de querer un parto natural, fue una muy buena oportunidad. “Nosotras ya conocíamos algunas técnicas,como guateros de semillas, balones kinésicos, evitando el uso farmacológico y permitiendo aliviar el dolor con amor, sin embargo, enfrentarse por primera vez a un parto natural era muy distinto”, señala Francisca.

Juan Carlos Chirino afirma que la madre había tenido una gestación fisiológica, lo que comúnmente se denomina un buen embarazo, por lo que no había ningún inconveniente para un parto natural. “Además estaba muy bien informada, ya que había participado en algunas actividades realizadas por la Escuela de Obstetricia, en el marco de la semana del parto respetado, por lo tanto, ella sabía lo que quería y nosotros sabíamos lo que teníamos que hacer”, afirma el profesional.

Con un colchón en el suelo, luz tenue, música mapuche, tal como lo pidió la madre, Daniela comenzó a buscar la posición más cómoda para parir. Así, y mientras las dos estudiantes se turnaban para hacerle masajes, vino la fase que avisaba que la niña estaba por nacer en las condiciones que sus padres habían soñado para recibirla. “Fue un parto fácil, porque la madre estaba muy tranquila en compañía de su pareja”, señala Francisca.

Las internas le entregaron la recién nacida a su mamá para que acompañada de su pareja, disfrutara de este momento tan importante. “Los tres estuvieron por largo tiempo juntos, la madre con su hija piel con piel… nosotros ni siquiera nos dimos cuenta de cuánto tiempo duró el apego… era su momento”, expresa Juan Carlos Chirino.

El profesional, agradeció la confianza del Hospital El Pino para que él, junto a su equipo,pudieran atender un parto natural, “en el que lo más importante es que la madre en comunión con su pareja, decide cómo quiere vivir este momento,  siendo ellos  dueños absolutos del nacimiento de su hijo o hija,  y en el que nosotros, los matrones (as), sólo somos facilitadores”.