Estudiantes del Plantel aprovechan los beneficios del programa de empleabilidad temprana

  • El programa Beca de Trabajo, del Departamento de Beneficios Estudiantiles, permite hoy a más de 100 estudiantes desempeñarse laboralmente en 53 Unidades de la Universidad, priorizando aquellas que resulten más afines a sus carreras, otorgándoles, además, el gran beneficio de la flexibilidad horaria. Consiste en sesenta horas distribuidas en cada mes, en los periodos abril-julio y septiembre-diciembre.

 





Una de las grandes fortalezas de la Universidad de Santiago de Chile es la inclusión social que permite a sus estudiantes acceder a una educación de excelencia y, en el corto plazo, a diversas oportunidades laborales. En muchos casos, jóvenes que representan la primera generación de sus familias en acceder a la educación superior.

También en muchos casos, esos mismos estudiantes deben compatibilizar sus estudios con alguna actividad laboral, ya sea para cubrir parte de los costos del arancel, aportar recursos en el hogar o simplemente disponer de dinero para necesidades personales.

En ese contexto, desde el Plantel existe una preocupación por brindar un apoyo integral y permanente, tal como ocurre con las oportunidades laborales complementarias a las carreras, como parte del trabajo desarrollado por el Departamento de Beneficios Estudiantiles de la Vicerrectoría de Apoyo al Estudiante.

Se trata del Portal de Empleo y la Bolsa de Trabajo de la Universidad de Santiago, que busca contribuir a la inserción laboral de sus estudiantes, egresados y titulados. Pero más específicamente, las Becas de Trabajo, un programa que permite acceder a actividades remuneradas y compatibles con las obligaciones académicas de los estudiantes, tanto respecto de sus horarios como en cuanto a los contenidos y materias que contempla cada carrera.

Primeras oportunidades laborales

Melissa Valenzuela Alfaro tiene 26 años. Ingresó a la Universidad de Santiago en 2010 al programa de Bachillerato. Dos años después optó por la carrera de Ingeniería Ambiental, de la cual ya está prácticamente egresada. Su primera experiencia con la Beca de Trabajo fue en un laboratorio de Ingeniería en Metalurgia, dedicado al análisis químico. “Ayudaba al encargado del laboratorio con las muestras que se pedían, como por ejemplo, medir la cantidad de metales”, recuerda.

La propia Melissa descubrió que en su Departamento existía un laboratorio aún más a fin a sus estudios. Es así como se incorporó al Laboratorio de Química Ambiental del Departamento de Geografía. “Durante dos años he trabajado como ayudante del encargado del laboratorio, quien está bajo la tutela del profesor que encabeza los proyectos”, explica.

Con 23 años, a Felipe Reyes Muñoz solo le resta realizar la práctica profesional para titularse de publicista. Ingresó al Plantel en 2013, donde se ha desempeñado como ayudante en distintas asignaturas de la carrera. Este semestre participó en la Beca de Trabajo como parte del equipo del Departamento de Comunicaciones de Publicidad.

“Somos seis integrantes, de segundo, tercero y cuarto año, además del profesor Carlos Contreras que es el jefe de la Unidad. Trabajamos sobre la base de los principales hitos que ocurren en la carrera, desde gestar las ideas hasta plasmarlas en piezas gráficas y audiovisuales”, detalla.

Por su parte, Leslie Rivas Uribe terminó el primer año de la carrera de Técnico Universitario en Análisis Químico y Físico. Con 22 años, hace un semestre que participa en la oficina de Registro Curricular de la Facultad de Ingeniería. En su caso, si bien la actividad no se relaciona directamente con la carrera que estudia, igualmente asegura que ha significado una gran experiencia. “No había más cupos para trabajar en algún laboratorio de química, pero el próximo semestre es probable que pueda cambiarme”, anticipa.

Y agrega: “Como parte de mi trabajo reviso títulos y grados, donde he podido constatar a través de los currículum que haber sido ayudante en los laboratorios de la Universidad, mediante esta Beca, sirve mucho para conseguir rápidamente las futuras prácticas y trabajos”, resalta.

Javier Chavarría Catalán, en tanto, ingresó al Plantel en 2013 a la carrera de Ingeniería Química. Sin embargo, tres años después optó por cambiarse a Química y Licenciatura en Química. Hoy, con 23 años, acaba de terminar su primer semestre con la Beca, específicamente en un laboratorio de Físico Química del Centro de Estudios en Ciencia y Tecnología de los Alimentos (Cecta).

“Mi trabajo consiste en ayudar a los académicos, por ejemplo, a preparar soluciones e Introducir las muestras en los agitadores. Soy el único estudiante que trabaja en ese laboratorio. Todos los demás son profesionales”, comenta con orgullo.

Valor agregado a las carreras

Como jefa del Departamento de Beneficios Estudiantiles, Maricel Zúñiga Pardo explica que se trata de un programa que existe desde 1989 y que constituye un beneficio económico de libre disposición que la Universidad entrega a los estudiantes regulares de la Institución, que han acreditado una situación económica vulnerable y que poseen buen rendimiento académico.

“Se generan relaciones interpersonales y lazos de confianza con los estudiantes a partir de una atención integral y acompañamiento permanente, a través de entrevistas de atención social, seguimiento y derivación a otros profesionales, utilizando redes tanto internas como externas”, plantea Maricel Zúñiga. Esto, sumado a la coordinación permanente con los jefes de Unidad y supervisores a cargo.

Actualmente son 53 las Unidades del Plantel en las que se desempeñan los 104 estudiantes que forman parte del programa, de los cuales 64 son mujeres y 40 hombres. Entre las áreas de trabajo destacan laboratorios, bibliotecas, Centro de Salud, Finanzas, registros curriculares, Administración General del Fondo Solidario, Departamento de Beneficios Estudiantiles, Vicerrectorías, imprenta, Bienestar del Personal, Recursos Humanos, Área de Proyectos y Relaciones Estudiantiles, Facultades, Unidad de Vocación Artística,  Segic, Contraloría Universitaria y Recaudación de Matrícula.

En su rol de coordinadora y responsable operativa de la Plataforma Ocupacional, la asistente social Elizabeth Véliz Filipp aclara que “la idea es que los estudiantes trabajen en actividades que les sirvan como valor agregado a lo que ellos estudian, algo que valoran y agradecen”. En consecuencia, una de sus tareas es seleccionar Unidades que se relacionen lo más posible con las áreas de estudio. “En general todos tienen muy buen rendimiento académico, por lo que uno de nuestros desafíos es que no se resienta por el trabajo”, agrega.

Flexibilidad horaria para priorizar estudios

Junto con terminar el periodo de la Beca, Melissa también concluyó su tesis. “Me permitieron realizarla paralelamente durante este año, aprovechando mi trabajo en el laboratorio y sobre la base del proyecto del académico Jaime Pizarro, quien además fue mi profesor guía”, comenta. Su tema se acerca a la química, tal como ocurrió en su anterior experiencia laboral. “La tesis es sobre el desarrollo de un material para absorber sulfatos, del ámbito de los nanomateriales. Mi trabajo en el otro laboratorio me ayudó mucho para esta etapa”, reconoce.

Y si se trata de beneficios, para Felipe esta experiencia “fortalece la posibilidad de trabajar en grupos y también de resolver y llegar a acuerdos con otros. Además, aprender a transmitir los propios conocimientos y entender cómo funciona el ámbito laboral, que en mi caso es la Publicidad”. Esto, como explica, sumado a la generación de contactos para futuras oportunidades laborales.

La Beca de Trabajo consiste en 60 horas mensuales, considerando los periodos entre abril y julio, así como entre septiembre y diciembre, lo que implica un pago de $99.000 pesos mensuales para los estudiantes.

En ese sentido, según Leslie el gran beneficio ha sido la flexibilidad para cumplir con las horas de trabajo requeridas. “No he tenido ningún problema para llegar a acuerdos con mi jefe y poder acomodar los horarios, especialmente en periodos con muchos exámenes, donde necesitaba más tiempo para estudiar”, afirma.

“Lo primero es que he podido acostumbrarme al trabajo que se desarrolla en el laboratorio”, agrega Javier. “A partir de eso, tengo decidido que luego de titularme mi objetivo es seguir trabajando en el área de la investigación”, proyecta, destacando la posibilidad de hacerlo precisamente en los laboratorios del Plantel. “De hecho, ya me han preguntado si tengo interés en seguir”, revela.

Los cuatro estudiantes coinciden en que la prioridad en todo momento, tanto para ellos como para aquellos de quienes dependen laboralmente, son los estudios. Por ello, agradecen la empatía y comprensión de los jefes de Unidad cuando se trata de acomodar los horarios en beneficio de las obligaciones académicas. “Muchos son profesores en las carreras, por lo que también para ellos las prioridades están en nuestros estudios”, advierte Felipe.

Estudiar y trabajar

“Siempre he tenido que trabajar, por la situación económica de mi familia”, plantea Melissa, quien ha podido estudiar gracias a créditos, becas y, ahora último, la gratuidad. “Trabajando un fin de semana, donde me pagaban como máximo $100.000 pesos, dedicándome a eso todo el sábado y todo el domingo, no me quedaba tiempo para estudiar”, recuerda. “Con la Beca de Trabajo se ocupan los tiempos disponibles entre las clases y ya no tengo que trabajar los fines de semana”, resalta.

Para Felipe, el objetivo es costear los gastos personales y acceder a más independencia. “También ayuda a entender cuánto cuesta conseguir el dinero”, añade. “Me permite costear mis propios gastos, como el transporte”, complementa Leslie, quien también ha estudiado gracias a créditos, becas y gratuidad.

Mientras que Javier, si bien comenta que el primer año de carrera fue costeado por su papá, reconoce que luego aparecieron los inconvenientes. “Se presentaron ciertos problemas económicos en mi hogar, por lo que era necesario trabajar para pagar mis estudios. Además de la Beca de Trabajo me dieron el crédito y postulé a la gratuidad para el próximo año”, explica.

En cuanto a propuestas y sugerencias, Felipe plantea la posibilidad de trabajar más horas, por sobre las sesenta actuales, “como una especie de horas extras, lo que permitiría obtener un pago mayor”. Por su parte, Melissa destaca que sería importante que todos los años se reajustara el monto de la Beca, “y también agilizar los trámites para que no se atrasen los pagos”.

Positiva y satisfactoria evaluación

La Bolsa de Trabajo del Plantel también provee a las distintas Unidades de la Universidad de estudiantes con perfiles determinados para apoyar procesos de atención masivos, como por ejemplo en los períodos de matrícula, la Feria del Postulante o el concurso Despega Usach. En estos casos se trata de Becas Autofinanciadas. Asimismo, existe una base de datos de estudiantes interesados en realizar clases particulares, ya sea a sus pares universitarios como también a estudiantes de enseñanza básica y media.

Tal como plantea Maricel Zúñiga, el valor agregado de la Beca de Trabajo, también denominada como programa de empleabilidad temprana, “brinda a los beneficiarios la oportunidad de ejercitar el sentido de la propia responsabilidad, solidaridad, cooperación y, en la mayoría de los casos, igualmente representa la primera aproximación al mundo laboral”.

Además, cabe destacar que al término de cada semestre los estudiantes son evaluados por los jefes de las Unidades donde se hayan desempeñado laboralmente, con el objetivo de determinar la posibilidad de renovar la Beca. “Existe una gran satisfacción con el trabajo que realizan y en general su aporte es muy bien evaluado desde las distintas Unidades”, concluye Elizabeth Véliz.